La Revolución del Transporte en el Siglo XIX: Puertos, Carreteras y Ferrocarriles en España

Comunicaciones e Integración del Mercado

Los Nuevos Puertos

La liberación de América está unida a la transformación del tráfico comercial en España. La ruptura con las colonias contribuyó a que el tráfico, antes concentrado en pocos puertos, se diversificara. El uso de grandes flotas en puertos limitados dio paso a una mayor cantidad de barcos con base en puertos cada vez más diversos. El calado de los nuevos barcos implicó la adecuación de los puertos, alentando las obras públicas: construcción de muelles y dragado para aumentar la profundidad.

Los puertos experimentaron una gran transformación:

  • El transporte marítimo y el ferrocarril se convirtieron en medios complementarios, creciendo a la par con la expansión de la red ferroviaria hasta los puertos.
  • Los armadores, con barcos cada vez más costosos, buscaban reducir el tiempo de estancia en puerto, impulsando la mecanización de las operaciones con grúas, cargadores y descargadores.
  • El aumento del tamaño de los barcos requirió muelles más amplios y largos, así como almacenes y zonas de descarga más espaciosas. Los nuevos barcos del siglo XIX, con mayor calado, obligaron a dragados más profundos.
  • La creciente cantidad y tamaño de los barcos impulsó la ampliación de las infraestructuras de antepuerto para protegerlos del oleaje. Se emplearon grandes bloques de hormigón para construir muelles y diques, y el hierro colado y el acero sustituyeron a la madera, cambiando la fisonomía de los puertos.

La Carretera

Tanto la Guerra de la Independencia como la Guerra Carlista causaron daños en las carreteras, incluyendo la destrucción de puentes, muchos de los cuales eran de hierro. El transporte por carretera se basaba en el uso de bueyes, mulas y caballos. Los vehículos tirados por animales podían ser sustituidos en las postas. Quienes no podían permitirse un coche, a menudo poseían un animal como medio de locomoción.

La circulación de automóviles requería nuevas características. En 1899, primer año de matriculaciones y del reglamento del servicio del automóvil, solo se matricularon tres coches. A comienzos del siglo XIX no existían servicios regulares, salvo el servicio de postas. La diligencia, como medio de transporte público de viajeros, se introdujo a partir de 1816.

El Ferrocarril

El primer ferrocarril español se inauguró en Cuba en 1837, y en la península en 1848. La configuración de la red imitó el modelo radial de carreteras, completándose con ramales para conectar las provincias. Las dificultades orográficas y el escaso desarrollo económico encarecían la construcción, por lo que se buscaron fórmulas para atraer inversiones.

A partir de 1855, una nueva ley facilitó la inversión en ferrocarriles con subvenciones e incentivos a la importación. Esto impulsó la construcción con capital extranjero, principalmente francés, dando lugar a grandes compañías ferroviarias. Sin embargo, la construcción del ferrocarril en España no impulsó la industria nacional, frenando la siderurgia.

El ferrocarril trajo consigo un cambio revolucionario:

  • Conectó puertos y carreteras, creando nudos de comunicación que beneficiaron a las ciudades emergentes.
  • Su uso creciente tuvo mayor importancia económica que su extensión.
  • Generó un ahorro considerable de recursos, evitando el transporte con caballos, cuyo alimento requería grandes cantidades de trigo.
  • Permitió la movilización de mercancías pesadas o perecederas, antes poco explotadas.
  • Multiplicó el volumen de correspondencia y el transporte de periódicos, favoreciendo la integración social y cultural.
  • Creó nuevos mercados, integró la economía y fomentó la exportación.
  • Aumentó la movilidad de la población.
  • Incrementó la velocidad de 8-10 km/h a 34 km/h y la capacidad de transporte de una docena a un centenar de personas.
  • Redujo los precios del transporte.

A pesar de estos avances, el número de viajeros seguía siendo limitado.

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