La Revolución Francesa: Causas, Desarrollo y Radicalización

Las Causas de la Revolución Francesa

A finales del siglo XVIII, Francia experimentaba profundas tensiones sociales y económicas que culminaron en la Revolución Francesa. La burguesía, a pesar de su creciente poderío económico, se veía limitada por las regulaciones del antiguo régimen que obstaculizaban el libre comercio y la producción. Influenciados por las ideas ilustradas, los burgueses demandaban reformas políticas que pusieran fin al absolutismo, los privilegios de la aristocracia y la intervención del estado en la economía.

Por otro lado, la aristocracia, aferrada a sus privilegios feudales, veía con recelo el ascenso de la burguesía. La inflación, provocada en parte por la subida de precios, afectaba a quienes dependían de rentas fijas, como era el caso de muchos nobles. Esta situación los impulsó a resistir cualquier intento de cambio y a aferrarse aún más a sus privilegios.

La crisis económica que atravesaba Francia agravó las tensiones sociales. El campesinado, sometido a fuertes cargas feudales, vio empeorar sus condiciones de vida debido a las malas cosechas de la década de 1780. Las protestas campesinas se multiplicaron, aumentando la presión sobre el gobierno. A esto se sumaba la crítica situación de las finanzas reales, lastrada por la exención de impuestos de la nobleza y el clero, lo que dejaba al tercer estado cargando con el peso de la Hacienda pública.

La Convocatoria de los Estados Generales

Ante la negativa de la nobleza a aceptar nuevas cargas fiscales, argumentando que solo los Estados Generales podían aprobarlas, el rey Luis XVI se vio obligado a convocarlos en 1789. La decisión desató una intensa agitación política en todo el país. Se celebraron elecciones para elegir a los representantes de cada estamento y se elaboraron los “cuadernos de quejas”, donde se recogían las demandas al rey.

En este contexto, la burguesía ilustrada logró una primera victoria: obtener el mismo número de representantes en los Estados Generales que la nobleza y el clero juntos. Este hecho marcó el inicio de su ascenso al poder.

La Ruptura de Julio de 1789

Los Estados Generales se inauguraron en Versalles el 5 de mayo de 1789. La nobleza y el clero confiaban en imponer su voluntad, pero los representantes del tercer estado exigieron la votación por persona y no por estamento, lo que les permitiría hacer valer su mayoría numérica.

El 20 de junio, en un desafío directo a Luis XVI, los diputados del tercer estado se reunieron en el Jeu de Paume y se constituyeron en Asamblea Nacional, jurando no disolverse hasta dotar a Francia de una Constitución. La presión popular obligó al monarca a ceder, y el 9 de julio los Estados Generales se transformaron en Asamblea Nacional Constituyente.

La Asamblea llamó a la movilización popular, que culminó el 14 de julio con la toma de la Bastilla, símbolo del absolutismo. Se formaron milicias ciudadanas, la Guardia Nacional, para defender la revolución. Las noticias de los acontecimientos en París se propagaron rápidamente por el país, desencadenando una oleada de revueltas campesinas contra la nobleza.

La Asamblea Nacional Constituyente: Hacia una Monarquía Constitucional

La Asamblea Nacional Constituyente emprendió una serie de reformas radicales que transformaron Francia:

  • Abolición del feudalismo: Se eliminaron los privilegios feudales, la servidumbre, los diezmos y la justicia señorial. Los campesinos, sin embargo, tuvieron que pagar una indemnización a los antiguos señores.
  • Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: Este documento fundamental proclamó la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, así como los derechos naturales, políticos y de propiedad.
  • Monarquía constitucional: Se estableció una monarquía constitucional basada en la división de poderes: el ejecutivo, en manos del rey; el legislativo, en la Asamblea; y el judicial, independiente y ejercido por jueces electos.
  • Reformas administrativas y económicas: Se realizó una nueva división territorial, se abolieron las aduanas interiores, se proclamó la libertad de comercio, se estableció la igualdad fiscal y se liberalizó la economía.
  • Constitución Civil del Clero: Esta medida, que buscaba someter a la Iglesia al Estado, provocó una profunda división entre el clero, que se dividió entre refractarios y constitucionalistas.

La Radicalización de la Revolución: La Caída de la Monarquía

La Revolución Francesa se radicalizó a partir de 1791. Los nobles emigrados y el clero refractario conspiraban desde el extranjero para restaurar el antiguo régimen, buscando el apoyo de las monarquías europeas, especialmente Austria.

En Francia, el frente revolucionario comenzó a dividirse. Los monárquicos constitucionales y la burguesía moderada intentaban frenar tanto las conspiraciones absolutistas como las demandas más radicales. Sin embargo, un sector de la burguesía, junto con las clases populares, exigía una mayor democratización y reformas económicas más profundas.

La situación se agravó en junio de 1791, cuando la familia real intentó huir de Francia para unirse a las tropas austriacas. La fuga fracasó, y la familia real fue detenida en Varennes y obligada a regresar a París. Este hecho minó la poca confianza que quedaba en el rey y radicalizó aún más la revolución.

En 1792, la Asamblea declaró la guerra a Austria, considerada el centro de la contrarrevolución. Las primeras derrotas militares francesas, la creciente inflación y la sospecha de traición por parte del rey, desencadenaron la insurrección del 10 de agosto de 1792. Las masas asaltaron el Palacio de las Tullerías, donde se refugiaba la familia real, que fue arrestada. Este hecho marcó el fin de la monarquía y el inicio de una nueva fase de la revolución.

La Convención Nacional: Una República Democrática

La Convención Girondina

Tras la caída de la monarquía, se convocó la Convención Nacional, elegida por sufragio universal masculino. Inicialmente, el poder recayó en los girondinos, un grupo político moderado. Sin embargo, su posición se vio debilitada por las presiones de los montañeses, un grupo más radical que representaba a las clases populares.

La cuestión del destino de Luis XVI dividió a la Convención. Los girondinos eran partidarios de juzgarlo por traición, pero temían que su ejecución radicalizara la revolución. Los montañeses, por el contrario, abogaban por su ejecución inmediata. Finalmente, Luis XVI fue juzgado y condenado a muerte en enero de 1793. Su ejecución acentuó las divisiones internas y provocó la formación de una coalición europea antirrevolucionaria.

La situación se complicó aún más con el estallido de la guerra de la Vendée, una insurrección campesina en el oeste de Francia. La guerra, motivada por la oposición a las levas y a la Constitución Civil del Clero, fue alentada por la nobleza y el clero refractarios.

La Convención Jacobina: El Terror

En junio de 1793, con el apoyo de los sans-culottes, los jacobinos, liderados por Robespierre, tomaron el poder. Para hacer frente a las amenazas internas y externas, instauraron un régimen de terror. Se crearon tribunales revolucionarios para juzgar a los sospechosos de contrarrevolución, y se llevaron a cabo miles de ejecuciones. La etapa del Terror, aunque breve, marcó un periodo oscuro y violento de la Revolución Francesa.

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