Pronunciamiento de Topete en 1868. Una coalición de progresistas, demócratas y unionistas firmaron en 1866 el pacto de Ostende.
Esto, junto a la inestable situación política, y la crisis agrícola, industrial y financiera, dio paso a un movimiento revolucionario, La Gloriosa, que fue resultado de una alianza entre progresistas y unionistas, junto con demócratas, con presencia civil, burguesa y media, a fin de derrocar a la reina. Fue rápida, y dio lugar a un amplio programa de reformas.
Ideario Revolucionario
El verdadero ideario revolucionario lo daban los demócratas. Apoyaban el sufragio universal, la supresión de impuestos y la defensa de las clases medias y bajas.
Poder organizado por políticos y militares, para bloquear al parlamento que impedía a los progresistas gobernar, y hacer frente a la situación económica. Juntas revolucionarias y los movimientos de base popular amparados por demócratas fueron perseguidos. El fin de la revolución era una sociedad burguesa, un sistema capitalista eficaz, con el hombre de negocios con poder político.
Desarrollo de la Revolución
El gobierno de González Bravo dimitió y fue sustituido por un militar. Batalla del puente de Alcolea, tropas de Serrano (sublevados) vs. fieles a la reina, las últimas perdieron y la reina huyó a Francia.
Se entregó el poder a la junta revolucionaria que reguló la revolución. El programa revolucionario consistía en establecer libertades políticas y civiles, secularización del Estado, reforma de Hacienda, libertad económica y rechazo a los Borbones.
La junta encomienda a Serrano el gobierno provisional, que se constituyó tras la llegada de Prim. Se disolvieron las juntas, compensando a sus miembros con puestos de ayuntamientos, etc.
El gobierno provisional, formado por 5 ministros progresistas y 4 unionistas, sin demócratas. Las primeras medidas fueron para controlar la revolución: disolvieron las juntas, reorganizaron la Milicia Nacional, desarmaron los Voluntarios de la Libertad y restituyeron la disciplina en el ejército. Sagasta ordenó a los gobiernos mantener el orden a toda costa. Tras esto, atendió las peticiones populares. Promesas de la proclama del 19 de septiembre:
- Supresión del impuesto de consumos
- Emancipación de los hijos de esclavos nacidos tras la revolución
- Decreto de libertad de enseñanza y reforma de la segunda enseñanza
- Decreto de libertad de imprenta
El gobierno mostraba sus reformas, sufragio universal y libertades religiosa, de enseñanza, imprenta, asociación y reunión, en un manifiesto. Sumaron medidas económicas (creación de la peseta, ley de minas y arancel libercambista). Esto definía un orden social conservador aburguesado, en el que los poderosos moldearon la revolución.
Este distanciamiento entre los que apoyaban al gobierno provisional y los que querían reformas más avanzadas, radicalizó a los republicanos del partido demócrata (república federal) y el sector moderado (monarquía (cimbrios)).
El gobierno convocó elecciones municipales, triunfaron los republicanos en 20 capitales de provincia. En 1869 se celebraron las elecciones a Cortes con mayoría de unionistas y progresistas. Centrándose en elaborar una constitución.
Desoían las reivindicaciones de las clases populares y rurales. Revuelta popular en Cádiz en 1868. Dirección central de sociedades obreras en Barcelona en 1868.
La Constitución de 1869
El gobierno provisional crea una constitución en 1869.
- Forma de estado: monarquía constitucional con soberanía nacional de base popular y sufragio universal.
- Sistema bicameral: Senado y Congreso, elegidos por sufragio universal.
- División de poderes: ejecutivo (doble confianza corona-gobierno), legislativo (Cortes) y judicial (tribunales de justicia y juicios por jurado, independiente).
- Derechos: «Habeas Corpus» (Art. 3), «Derecho de asociación y reunión» (Art.17), la aconfesionalidad del estado (Art. 21), derecho de residencia, de enseñanza, de expresión o de inviolabilidad del domicilio.
Regencia de Serrano y Búsqueda de un Rey
Forma de gobierno: Monarquía. La oposición de los republicanos hizo necesario nombrar a Serrano regente y a Prim como jefe del gobierno. Se le sumaron las dificultades que tuvo el poder ejecutivo (guerra de Cuba, oposición de carlistas y alfonsinos, acoso de republicanos, y descontento de sectores populares).
La Regencia de Prim fue una época llena de alzamientos y revoluciones, burguesas y populares, y se sumó a esto el anuncio de la tercera guerra carlista, y la inestabilidad producida por la guerra de Cuba.
En este momento, se firmó el “Pacto Federal de Tortosa”, que reclamaba la república democrática federal y autonomía en municipios y provincias. Prim reprimió los levantamientos y tuvo que afrontar el bandolerismo, aplicando la “ley de fugas”, lo que creó un debate parlamentario.
A todo esto se sumaba el problema de la elección de un rey no borbónico. De los candidatos Fernando de Coburgo, Duque de Montpensier, Leopoldo de Hohenzollern, Espartero y Amadeo de Aosta se eligió a este último como rey de España, por el empeño de Prim para evitar así la proclamación de la república.
Reinado de Amadeo I y Crisis Final
El mismo día que Amadeo desembarcó en España murió su principal apoyo, Prim. Amadeo era menospreciado por los altos mandos militares y los aristócratas. Durante su reinado se le opusieron la alta burguesía y los obreros por su política económica, los campesinos y obreros por los impuestos de consumo, como las quintas, y políticamente se oponían los carlistas con la II Guerra Carlista comprendida de 1872 hasta 1876, los demócratas y el partido moderado liberal. Mientras que lo apoyaban la Unión Liberal y los Progresistas. El rey encargó la formación de gobierno a Serrano. A los problemas del rey se le sumó la división interna de los unionistas y progresistas, los partidos que le apoyaban, por culpa del personalismo y el bipartidismo. Dentro del progresismo hubo una división, por una parte los más conservadores encabezada por Sagasta, llamados constitucionalistas; y otra más reformista, que apoyaba la monarquía y los partidarios de la república, dirigida por Ruiz Zorrilla, a los que se unieron los cimbrios. Estas dos facciones se enfrentaron lo que condujo a la crisis de 1871. El rey encargó el gobierno a Zorrilla, que decretó una amnistía y logró un préstamo para sanear la Hacienda. Más tarde fue sustituido por un militar cercano a Sagasta.
Sagasta terminó por presidir el gobierno y buscó alianzas con unionistas o demócratas. El desprestigio del gobierno obligó a Amadeo a sustituir a Sagasta por Serrano, pero este duró poco tiempo, ya que la firma del Convenio de Amorebieta (indulto a los carlistas), indignó a radicales y militares. Serrano fue sustituido por Zorrilla.
El malestar político y social, junto con la II Guerra Carlista y la Guerra de los Diez Años obligó a Amadeo a renunciar a la corona el 10 de febrero.