La Revolución Rusa
Rusia antes de la Revolución
Rusia a principios del siglo XX era un inmenso imperio plurinacional. Lo único que unía a sus diversas etnias y culturas era la autoridad del emperador, Nicolás II (zar de todas las Rusias desde 1894), y la dinastía Romanov, que gobernaba desde el siglo XVII.
A pesar de su tamaño e influencia, Rusia era un país social y económicamente atrasado en comparación con las potencias de Europa Occidental. La emancipación de los siervos, decretada en 1861, aunque significó un paso hacia la modernización, no logró resolver los problemas de fondo del campo ruso. Si bien los antiguos siervos ahora eran legalmente libres, muchos terminaron trabajando como jornaleros o arrendatarios para los kulaks, terratenientes que poseían grandes extensiones de tierra.
Políticamente, Rusia era una autocracia. El poder residía en la figura del zar, sin ningún tipo de órgano representativo. No existía un parlamento y los partidos políticos estaban prohibidos.
El Ensayo de 1905
La derrota de Rusia ante Japón en 1905, aunada a una profunda crisis económica, desencadenó una ola de protestas y revueltas en todo el imperio. Este evento, conocido como el Ensayo General de 1905, fue un claro presagio de la revolución que se avecinaba. Las demandas principales eran reformas políticas y sociales:
- Reformas políticas: Los manifestantes exigían la creación de una asamblea legislativa con poderes reales.
- Cuestión agraria: Los campesinos, la mayoría de la población, se rebelaron por el reparto desigual de la tierra y la pobreza generalizada.
- Minorías nacionales: Diversos grupos étnicos dentro del imperio aprovecharon la coyuntura para exigir autonomía y respeto a sus derechos.
En respuesta a la presión popular, el Zar Nicolás II prometió la creación de la Duma, una asamblea legislativa electa. Sin embargo, la Duma tenía poderes limitados y no podía desafiar la autoridad del zar ni redactar una constitución. Esta concesión, vista como insuficiente por muchos, no logró aplacar el descontento popular.
Bolcheviques y Mencheviques
En el seno del movimiento socialista ruso, dos facciones se disputaban el liderazgo: los bolcheviques y los mencheviques.
- Bolcheviques: Liderados por Vladimir Lenin, abogaban por un partido disciplinado y centralizado. Creían que la revolución debía ser llevada a cabo por una vanguardia proletaria que tomara el poder por la fuerza.
- Mencheviques: Más moderados, los mencheviques creían en la necesidad de una transición gradual hacia el socialismo. Consideraban que Rusia debía pasar primero por una fase de democracia burguesa antes de estar lista para la revolución socialista.
Conclusiones del Ensayo de 1905
El fracaso de la Revolución de 1905, aunque no logró derrocar al régimen zarista, dejó importantes lecciones para los revolucionarios rusos:
- El potencial revolucionario de la clase obrera: La revolución demostró que la clase obrera rusa, a pesar de ser relativamente pequeña, tenía el potencial de desafiar al régimen zarista.
- La importancia de la organización: La experiencia de 1905 resaltó la necesidad de un partido revolucionario disciplinado y organizado para dirigir la lucha contra el zarismo.
- La necesidad de un programa claro: La revolución puso de manifiesto la importancia de un programa político claro y conciso que respondiera a las demandas de las masas.
La Revolución de 1917
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) sumió a Rusia en una crisis sin precedentes. Las derrotas militares, la escasez de alimentos y el descontento generalizado con el gobierno crearon un caldo de cultivo propicio para la revolución.
La Revolución de Febrero
En febrero de 1917, estallaron protestas en Petrogrado (San Petersburgo), la capital rusa. La chispa que encendió la mecha fue la falta de pan, pero las demandas rápidamente se extendieron a la salida de Rusia de la guerra y la abdicación del zar. La revuelta, espontánea en un principio, fue canalizada por los soviets de obreros y soldados, inspirados en la experiencia de 1905. Incapaz de contener la rebelión, el Zar Nicolás II abdicó el 15 de marzo de 1917, poniendo fin a tres siglos de gobierno Romanov.
Se formó un gobierno provisional liderado por el príncipe Lvov, un liberal, que prometía convocar elecciones para una Asamblea Constituyente. Este gobierno, sin embargo, tenía que compartir el poder con el Soviet de Petrogrado, controlado por los socialistas. Esta situación de doble poder, con dos centros de autoridad paralelos, sería uno de los factores determinantes en el desarrollo de la revolución.
La Revolución de Octubre
En octubre de 1917, los bolcheviques, liderados por Lenin, lanzaron un golpe de estado contra el gobierno provisional. Aprovechando el descontento popular con la continuación de la guerra y la falta de soluciones a los problemas del país, los bolcheviques tomaron el poder en Petrogrado con la consigna de»paz, pan y tierr».
El nuevo gobierno, liderado por Lenin, firmó el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania en marzo de 1918, poniendo fin a la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial. El tratado, aunque humillante en términos territoriales, permitió a los bolcheviques consolidar su poder y concentrarse en la guerra civil que se libraba en el país.
La Organización del Estado Bolchevique
Los bolcheviques establecieron un estado socialista de partido único. Se creó el Consejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkom) como órgano ejecutivo, con Lenin a la cabeza. Entre las primeras medidas del gobierno bolchevique se encuentran:
- Nacionalización de la tierra: La tierra fue confiscada a los terratenientes y distribuida entre los campesinos.
- Control obrero de la industria: Se establecieron comités de fábrica para controlar la producción.
- Nacionalización de la banca: El sistema bancario fue nacionalizado y puesto bajo control estatal.
Los bolcheviques justificaron estas medidas como necesarias para construir una sociedad socialista. Sin embargo, la toma del poder por la fuerza y la supresión de la oposición política sentaron las bases para el régimen totalitario que se establecería en la Unión Soviética.
Conclusión
La Revolución Rusa fue un evento crucial en la historia del siglo XX. La caída del régimen zarista y la llegada al poder de los bolcheviques tuvieron un impacto profundo no solo en Rusia, sino en el mundo entero. La revolución inspiró movimientos revolucionarios en otros países y marcó el comienzo de una nueva era de confrontación ideológica entre el capitalismo y el comunismo.