La Revolución Rusa, la Primera Guerra Mundial, el Fascismo y la Segunda Guerra Mundial: Un análisis histórico

Revolución Rusa (1917)

Fases de la Revolución

La Revolución Rusa se desarrolló en dos fases: febrero y octubre de 1917.

Fase de Febrero: El descontento popular contra el Zar Nicolás II provocó manifestaciones, huelgas y motines, culminando con su abdicación en marzo de 1917. Se formaron gobiernos provisionales de mayoría liberal que intentaron, sin éxito, elaborar una Constitución. Concedieron libertades y sufragio universal. Simultáneamente, surgieron los Sóviets como poderes alternativos.

Los Sóviets: Consejos populares que demandaban pan, paz, tierras, autonomías y mejoras laborales. Dentro de los Sóviets, las corrientes bolchevique y menchevique competían por el control, con los bolcheviques, liderados por Lenin, finalmente imponiéndose.

Fase de Octubre: Los Sóviets, bajo control bolchevique, establecieron un nuevo orden político. Se formó el primer gobierno revolucionario presidido por Lenin, con la colaboración de Trotsky y Stalin. Este gobierno enfrentó la oposición interna y la necesidad de cumplir con las demandas populares.

La influencia socialista, dejando atrás la utopía, se convirtió en una alternativa real, culminando con el triunfo de la Revolución en Rusia durante la Primera Guerra Mundial.

Primera Guerra Mundial (1914-1918)

La Primera Guerra Mundial, un conflicto de una duración sin precedentes, fue una guerra de gran capacidad destructiva en mar, aire y tierra. Marcó el inicio de las guerras químicas con el uso del gas mostaza. Millones perecieron, resultaron heridos o mutilados, y otros millones fueron desplazados. Esta guerra generó críticas al liberalismo y la democracia, con un resurgimiento de valores tradicionales como la Iglesia y la Monarquía. La sociedad, anhelando orden y autoridad, demandó reformas al sistema de derechos y libertades.

Tras la guerra, los gobiernos se alejaron de los Parlamentos, gobernando mediante decretos. El socialismo y la Revolución Rusa ganaron mayor atención.

El Fascismo y la Crisis

El fascismo, un movimiento totalitario y nacionalista, se basa en un Estado todopoderoso controlado por un solo partido. El Estado fascista ejerce su autoridad mediante la violencia y la represión.

El fascismo se propagó, especialmente en Alemania tras su derrota en la Primera Guerra Mundial. Hitler, en un discurso, vinculó la democracia con la crisis y el fascismo con el progreso, prometiendo soluciones a problemas como el desempleo, la escasez y el hambre. La posguerra trajo una crisis del liberalismo, agravada por la Gran Depresión de 1929, que requirió la intervención económica de los estados.

El fascismo se caracterizó por líderes carismáticos con equipos fieles y disciplinados. Estos líderes prometían soluciones, fomentaban la unión y señalaban chivos expiatorios como judíos, eslavos y franceses. El Estado controlaba la política, falseaba elecciones y controlaba la economía y la sociedad mediante el miedo y la propaganda.

La agresividad fascista se manifestó internamente contra representantes obreros y minorías, y externamente contra el orden internacional posterior a la Primera Guerra Mundial.

Leyes de Nuremberg (1935)

  • Ley para la Protección de la Sangre y el Honor Alemán
  • Ley de la Ciudadanía del Reich

Estas leyes buscaban la pureza de la sangre alemana, otorgando privilegios a quienes la demostraran. A otros se les consideraba alemanes de segunda clase, prohibiéndoles el matrimonio y las relaciones con alemanes “puros”, así como el uso de los colores del Reich. También se les negaba el empleo.

Eugenesia: Se buscaba la perfección de la raza, clasificando a las mujeres en aptas para procrear y sujetas a esterilización.

Segunda Guerra Mundial (1939-1945)

La creciente tensión internacional, alimentada por la política agresiva de Japón, Italia y Alemania, culminó en la Segunda Guerra Mundial.

Japón, con apoyo del ejército y empresas fascistas, presionó e invadió China. Italia controló la costa albanesa, buscó bases en el Mediterráneo y África, e invadió Etiopía.

Alemania, con su política expansionista, invadió y anexó Austria. Las potencias occidentales respondieron de forma conciliadora por motivos políticos y económicos.

La invasión de Alemania a Polonia, gracias a su poderoso ejército y aliados, contrastó con la indecisión de las potencias occidentales.

La Segunda Guerra Mundial fue más cruenta y destructiva que la Primera, con más frentes, armamento más potente y mayor número de víctimas civiles.

Europa quedó devastada, con pérdidas en infraestructura, comunicaciones y patrimonio. La crisis de conciencia generada por el conflicto dio lugar al Holocausto, el intento de exterminio de la población judía europea mediante asesinatos, gas venenoso, balas, horcas y hambre.

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