La Revolución Rusa y la Dictadura de Stalin

La Revolución de 1905

  1. La revolución de 1905

La agitación social y política de Rusia en los primeros años del siglo XX conmocionaron el régimen de los zares. El descontento del campesinado ruso, empobrecido y defraudado por la reforma agraria, se materializó en agitaciones y atentados. Las condiciones de los obreros, concentrados en San Petersburgo, Moscú y otros islotes industriales, se deterioraron. Además, las derrotas sufridas en 1905 en la guerra entre Rusia y Japón provocaron un fuerte rechazo al zar.

El descontento de los obreros se expresó en una serie de huelgas en San Petersburgo. Pero en enero de 1905 una manifestación de obreros ante el Palacio de Invierno terminó trágicamente. Los manifestantes querían presentar al zar una serie de reivindicaciones reclamando que se pusiese fin a los abusos, se reconociesen derechos y libertades, se sentasen las bases para una democracia representativa. La guardia zarista abrió fuego contra ellos y causó cientos de muertos y heridos, por eso se conoce este día como Domingo Sangriento.

La dureza de la represión provocó la condena internacional y fue el detonante para que se produjera un movimiento revolucionario en Rusia. La agitación social y política se generalizó en una oleada de huelgas, levantamientos y motines.

  • Los campesinos exigieron el fin de los abusos de los terratenientes.
  • Los obreros organizaron comités de huelga y formaron espontáneamente los primeros consejos obreros o soviets. El más activo fue el soviet de San Petersburgo, presidido por Liev Davídovich Trotski.
  • Además, los partidos políticos clandestinos desataron una activa oposición contra la guerra y coincidieron en su objetivo de derrocar el régimen autocrático zarista.
  • También el descontento afloró en el seno del ejército: el suceso más destacado fue el motín del acorazado Potemkin, cuya tripulación se rebeló cuando regresaba desde el Extremo Oriente.

Finalmente, el zar anunció en el manifiesto de octubre una serie de medidas de carácter liberal:

  • Se concedían un conjunto de libertades civiles (libertad de conciencia, de expresión, de reunión, de asociación).
  • Se creaba un régimen representativo, con un Parlamento, la Duma, elegida por amplio sufragio y con poderes legislativos.

Este manifiesto calmó a la oposición liberal y permitió a Nicolás II reprimir la revuelta, arrestando a los dirigentes del soviet de San Petersburgo y del soviet de Moscú.

El fracaso de las reformas

  1. El fracaso de las reformas

La revolución de 1905 creó grandes expectativas de profundas reformas. Los liberales aspiraban a establecer un régimen político democrático; los campesinos confiaban en que la Duma llevaría a cabo una auténtica reforma agraria; y los obreros esperaban mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

Pero las reformas fueron muy limitadas y el poder absoluto del zar disminuyó poco. La Duma tenía un poder legislativo muy recortado, ya que el zar se atribuyó el derecho a vetar cualquier ley. El Parlamento pasó por cuatro etapas hasta su desaparición en 1917.

La Revolución de Febrero de 1917

Una vez más, la guerra fue el detonante de la revolución. Las derrotas militares de Rusia en la Primera Guerra Mundial en las campañas sucesivas de 1914, 1915 y 1916 y las elevadas pérdidas humanas y territoriales (Polonia, Lituania y parte de Bielorrusia cayeron en manos de los alemanes) generaron enormes dificultades económicas y un profundo malestar social. La desmoralización y las deserciones en el ejército ruso alcanzaron su punto álgido en 1917.

La revolución de febrero y la caída del zarismo

  • La revolución de febrero y la caída del zarismo

El 23 de febrero de 1917 (marzo, según el calendario occidental) el estallido de una huelga en la fábrica de armamentos Putilov inició una revolución espontánea en Petrogrado (nuevo nombre de San Petersburgo desde 1914).

Las huelgas y manifestaciones contra la guerra y las pésimas condiciones de vida se sucedieron y se extendieron a otras ciudades como Moscú. El 26 de febrero se produjo una sangrienta represión por parte del ejército, pero al día siguiente las tropas de la guarnición de Petrogrado, enviadas a reprimir las manifestaciones, se unieron a los huelguistas.

Los obreros volvieron a organizarse en soviets, controlados por mencheviques y socialistas revolucionarios. En un principio, consideraron la posibilidad de conquistar el poder, aunque después decidieron que debían limitarse a exigir reformas democráticas y el fin de la guerra.

La disolución de la cuarta Duma por el zar empujó también a los liberales (cadetes) a oponerse al zar, que se quedó prácticamente sin apoyos. El 2 de marzo Nicolás II abdicó y al día siguiente se formó un gobierno provisional, presidido por el príncipe Lvov, y cuyos miembros procedían en su mayoría del partido de los cadetes. En él también participó Kerenski, un socialista revolucionario, como ministro de justicia.

De marzo a octubre: el gobierno provisional

  • De marzo a octubre: el gobierno provisional

Entre marzo y octubre hubo en Rusia dos poderes paralelos, el del gobierno provisional y el de los soviets, particularmente el de Petrogrado (dominado por mencheviques y socialistas revolucionarios). Solo los bolcheviques se oponían a toda colaboración con el gobierno provisional.

El gobierno provisional adoptó una serie de reformas:

  • Declaró una amnistía.
  • Reconoció las libertades civiles y disolvió la odiada policía zarista (okhrana).
  • Prometió entregar las tierras de los terratenientes a los campesinos.
  • Comenzó a preparar la elección por sufragio universal de una Asamblea Constituyente como paso previo a una república parlamentaria.
  • Reconoció el derecho a la independencia de Finlandia y Polonia.

Sin embargo, el gobierno provisional mantuvo sus compromisos en la guerra y pospuso las reformas básicas, como la agraria, hasta el final del conflicto. El gobierno, débil, carente de un aparato policial, con un ejército en el que los soldados cuestionaban la autoridad de sus oficiales y acuciado por los problemas de la guerra, atravesó por sucesivas crisis.

El mantenimiento de Rusia en la guerra le enfrentó con los mencheviques, socialistas revolucionarios y bolcheviques, partidarios de una paz inmediata.

La URSS bajo la dictadura de Stalin

Hacia 1929, Stalin había eliminado a todos los posibles competidores por el poder. Primero se libró de Trotski, Zinoviev y Kamenev y después de Bujarín, director del diario oficial soviético Pravda, y la única persona que podía hacerle sombra en el politburó en ese momento. De esta manera, el secretario general logró el dominio absoluto del Partido Comunista y, a través de él, del Estado soviético, imponiendo una dictadura totalitaria basada en un terror y una coacción sin precedentes.

La dictadura estalinista

La dictadura de Stalin se caracterizó por:

  • El culto a la personalidad del líder, que era considerado infalible y gozaba de poder absoluto.
  • La represión y eliminación de toda disidencia. Stalin acabó con cualquier oposición en el seno del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) y colocó en la dirección del partido a aquellas personas que consideró fieles a él y, aun así, las mantuvo bajo férrea vigilancia.

En 1936 se adoptó una constitución que de hecho legalizaba la dictadura. La URSS quedó integrada por once repúblicas y veinte regiones autónomas. Aunque en teoría reconocía el sufragio universal a los hombres y mujeres mayores de 18 años, solo los miembros del Partido Comunista podían ser candidatos y jamás se celebraron unas elecciones libres.

Progresivamente los cargos del Partido Comunista fueron formando una burocracia privilegiada, la nomenklatura, que gozaba de un nivel de vida y un poder muy superiores a los del resto de la población.

El terror

Lo más notorio de la política estalinista fue la práctica del terror para lograr la sumisión de la sociedad. En 1934 Stalin creó una nueva policía política, la NKVD (Comité del Pueblo para Asuntos Internos), que fue el instrumento ejecutor de la represión.

La política del terror se aplicó por medio de los programas de purgas que alcanzaron al PCUS, al ejército y al conjunto de la sociedad. El punto más álgido de las purgas tuvo lugar entre 1936 y 1939 con los procesos de Moscú. Sin ninguna contemplación se eliminó a los opositores de izquierda y de derecha. Hasta los antiguos rivales de Stalin, que ya casi no tenían poder en el partido, como Kamenev, Zinoviev, Bujarín y otros miembros de la vieja guardia bolchevique, fueron condenados a muerte y ejecutados. En el ejército el caso más destacado fue la ejecución del héroe de la guerra civil, el mariscal Tujachevski. Según las cifras oficiales, entre 1937 y 1938 fueron ejecutadas unas 700.000 personas.

Pero no solo los diferentes aparatos de poder sufrieron la represión: se calcula que unos ocho millones de personas fueron enviadas a los campos de trabajo forzados, conocidos como los gulags, con unas condiciones de vida atroces. Muchos murieron allí.

A partir de 1939 la violencia de las purgas disminuyó, aunque la represión continuó durante todo el período de gobierno de Stalin. El sistema del terror generó una dinámica de delación y miedo en el seno de la sociedad soviética. Millones de personas sufrieron la persecución policial por falsas denuncias, muy a menudo provocadas por rivalidades personales.

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