La Segunda República: el bienio radical-cedista. La Revolución de 1934. Las elecciones de 1936 y el Frente Popular.


14.4 1933, circunstancias como las maniobras políticas del Partido Radical de Lerroux con el presidente de la República, Alcalá Zamora, para echar a los socialistas del Gobierno y la pérdida de prestigio, obligaron a Azaña a dimitir, disolvíó las Cortes y convocó una nueva consulta electoral. En estas elecciones los anarquistas propusieron la abstención, los socialistas se presentaron por separado de los republicanos de izquierda, y las derechas se agruparon en torno al partido Radical y la recién creada CEDA. Las mujeres votaron por primera vez, según lo establecido en la Constitución de 1931, duplicándose el censo. /En los resultados influyeron tanto la abstención de los anarquistas y el desencanto de ciertos sectores populares, que restó votos a la izquierda, como la agrupación de la derecha, que evitó la dispersión de sus votos. El partido que obtuvo más escaños fue la CEDA de Gil Robles, seguida del Partido Radical de Lerroux. En la izquierda, el PSOE seguía siendo el partido con más escaños, aunque reducidos a la mitad. Tras el triunfo de la derecha, los anarquistas tuvieron levantamientos durante el mes de Diciembre en toda la Península./Ante la reacción popular tras los resultados de las elecciones, y aunque el partido con más escaños era la CEDA, los dos primeros Gobiernos estaban presididos e integrados por miembros del Partido Radical. Se intentó aplicar una política restauradora, lo que provocó la radicalización de posiciones de la izquierda popular./Se apoyó la Ley de Amnistía, de la que se beneficiaron los implicados en la sublevación contra la República encabezada por Sanjurjo en 1932; se emprendíó la contrarreforma agraria; se presentó un proyecto de reforma constitucional (1935) que modificaba aspectos sociales como religión o enseñanza, aunque no tuvieron lugar los cambios que habrían supuesto un giro radical en la orientación de la Constitución de 1931/La Revolución de Asturias (Octubre 1934).
Los socialistas se plantearn una revolución popular no secundada por los anarquistas salvo en Asturias. La situación del fascismo en Europa era un adelanto de de la situación española. El detonante de la revolución fue la formación, en 1934, de un nuevo Gobierno más reaccionario en el que se incorporaron 3 ministros de la CEDA. La UGT convocó la huelga general nacional, aunque la sublevación fue un fracaso en la mayor parte del país excepto en Madrid, Vizcaya, Barcelona y Asturias./En Barcelona se proclamó el Estado catalán dentro de la República Federal española, suprimida y siendo suspendido el Gobierno autonómico. El único lugar donde triunfó la insurrecición fue Asturias, donde se firmó un pacto de alianza regional, la Alianza Obrera, entre socialistas, anarquistas y comunistas. Los obreros consiguieron ocupar por las armas toda Asturias y proclamaron la Revolución Socialista de los Consejos Obreros./El Gobierno envió tropas procedentes de Marruecos, al mando del general Franco, para sofocar la rebelión, con varios miles de muertos, producíéndose un giro más conservador de la política gubernamental. Se indultó a los máximos responsables y se ejecutó a los dirigentes secundarios. La autonomía de Cataluña quedó suspendida temporalmente y su restablecimiento fue gradual./La polarización política se dió tras la revolución de Octubre. En la derecha, Calvo Sotelo fundo el Bloque Nacional en Diciembre de 1934, como alternativa a la República que consistía en una monarquía tradicional basada en una autoridad fuerte. Aspiraba a contar con el apoyo activo del Ejército. Dentro del propio Ejército se creo la Uníón Militar Española que se propónía acabar con la República. Por parte de la izquierda, la concentración de fuerzas desembocó en el Frente Popular, a lo que contribuyó el avance del fascismo europeo y la recomendación de la Internacional Comunista de frenarlo, formando frentes antifascistas integrados por todas las fuerzas de izquierdas. A finales de 1935 se abríó una profunda crisis política en el Gobierno cuya única salida era la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. Se produjo tras el hundimiento del Partido Radical de Lerrous, como consecuencia de los escándalos, como el de estraperlo, y la corrupción económica contra varios Gobiernos radicales.

El triunfo del Frente Popular (1936)


Tras el Bienio Conservador, la izquierda uníó sus fuerzas y configuró el Frente Popular, que agrupaba desde los republicanos de Azaña hasta los comunistas, con apoyo de los anarquistas. La derecha se presentó unida y la CEDA confiaba en ganar de nuevo las elecciones. La participación electoral fue la más alta de todas. Aunque los votos sumados de la derecha y el centro superaban al Frente Popular, se vio beneficiado por el reparto de escaños. Sin embargo, el primer Gobierno que se formó estaba compuesto por republicanos (Izda. Repub y Uníón Repub.) sin la participación de socialistas ni comunistas.

Se decretó la amnistía para los represaliados de la revolución de 1934 y el reingreso a sus puestos de trabajo. Se dio la restauración del Estatuto de autonomía para Cataluña, Companys volvíó a ocupar la presidencia de la Generalitat; se retomó la expropiación y adjudicación de tierras a los campesinos, al amparo de la reforma agraria de 1932.

El Congreso destituyó al presidente de la República, Alcalá Zamora, y fue elegido Manuel Azaña, que tuvo que disolver el Gobierno hasta entonces. Azaña pretendía que el Gobierno lo formara el socialista
Indalevo Prieto, pero se negó el grupo parlamentario socialista, constituyéndose un segundo Gobierno de republicanos. El PSOE, encabezado por Largo Caballero, se decantaba por la revolución socialista.

Durante la primavera de 1936, se vivíó un clima de radicalización social y política, que se manifestó en violentos enfrentamientos entre la derecha y la izquierda.

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