1. La Proclamación de la República
Tras la abdicación y exilio de Alfonso XIII, un Gobierno Provisional asumió el poder con la tarea de convocar Cortes Constituyentes. En este gobierno estaban representadas casi todas las tendencias políticas, desde la derecha republicana hasta la izquierda:
- Socialistas: Partido mayoritario de la izquierda con tres ministerios (Fernando de los Ríos, Indalecio Prieto y Largo Caballero).
- Republicanos radicales: De centro-derecha populista con dos ministerios (Lerroux y Martínez Barrio).
- Republicanos radicalsocialistas: De centro-izquierda con un ministerio (Marcelino Domingo).
- Acción Republicana: De la misma tendencia, con un ministerio (Manuel Azaña).
- Nacionalistas catalanes (Nicolau d’Olwer) y gallegos (Casares Quiroga).
Fuera del gobierno quedaron la derecha monárquica, el Partido Comunista de España (PCE), de reciente creación y con escasa influencia, y las organizaciones anarquistas apolíticas, que definieron la República como una «república burguesa».
La República se proclamó en una difícil situación económica internacional (crisis del 29 y depresión de los años 30). En España, los efectos de la crisis se manifestaron en la caída de la producción industrial y una alta tasa de paro, especialmente en la agricultura (45,5% de la población activa), con 400.000 parados. En la industria, 200.000 trabajadores sufrían salarios muy bajos. Esta situación generó altas exigencias al gobierno republicano por parte de los sindicatos UGT y CNT, mientras que las clases propietarias reaccionarias, monárquicas y antirrepublicanas bloqueaban muchas reformas.
El contexto internacional se radicalizaba con el ascenso de los movimientos fascistas: los fascistas italianos (Mussolini) gobernaban desde 1922 y los nazis (Hitler) alcanzarían el poder en 1933.
Las elecciones de junio de 1931 dieron la mayoría a la izquierda (coalición republicano-socialista). Los comunistas obtuvieron un escaño y la derecha quedó en minoría. Se inicia así la primera etapa de la República: la izquierda en el poder.
2. La Coalición Republicano-Socialista (1931-1933)
Esta alianza elaboró la Constitución e inició reformas urgentes para dotar al régimen de una amplia base social entre las clases medias y trabajadoras.
a) La Constitución de 1931
Inspirada en la Constitución alemana de Weimar, fue la más progresista de Europa en su momento. Definía España como una «república de trabajadores de todas las clases».
- El poder legislativo (Cortes) estaba compuesto por una sola cámara: el Congreso de Diputados.
- El gobierno era responsable ante el Congreso.
- Creaba el Tribunal Supremo y el Tribunal de Garantías Constitucionales.
- Concedía a las mujeres el derecho al voto (art. 34).
- Definía a España como un Estado laico, separando la Iglesia del Estado.
- Establecía la libertad de culto sin restricciones.
- Aprobaba el divorcio y el matrimonio civil.
La jefatura del Estado estaba representada por el Presidente de la República, elegido por el Congreso, con derecho de veto y de disolución de la cámara. La Constitución fue aprobada por amplia mayoría; solo votó en contra la extrema derecha.
b) Las Reformas del Gobierno de Coalición
B1) La Enseñanza
Para el republicanismo español y la izquierda, la modernización de España pasaba por la educación y el acceso de las masas a la formación y la cultura. En 1930, había un millón de niños sin escolarizar, un 44% de analfabetos en el conjunto de la población, y pocos maestros, mal pagados.
Las reformas del gobierno consistieron en multiplicar por ocho el presupuesto de educación para crear una red de enseñanza pública. Se construyeron 7.000 escuelas y se aumentó el sueldo a los maestros. En la enseñanza secundaria, los institutos se multiplicaron por dos para disputarle a la Iglesia el monopolio en la educación de los jóvenes. Esta política provocó el primer enfrentamiento serio con la Iglesia española y el Vaticano.
B2) El Enfrentamiento con la Iglesia
El enfrentamiento se agravó cuando el gobierno comenzó a aplicar el laicismo del Estado. Las nuevas leyes transformaron las relaciones entre la Iglesia y el Estado en España. La Iglesia española, que desde el Concordato de 1851 había unido su suerte a la de las clases conservadoras y había rehecho su patrimonio, no aceptó la Constitución republicana.
La aprobación del divorcio, del matrimonio civil, la suspensión de la enseñanza obligatoria del catecismo en las escuelas, la desaparición de los símbolos religiosos y la prohibición de impartir enseñanza a las órdenes religiosas rompieron cualquier posibilidad de acuerdo. La quema de iglesias y conventos en once ciudades españolas (suceso no aclarado) deterioró las relaciones entre el gobierno y el Vaticano. Católicos con cargos públicos en el Estado republicano dimitieron (Antonio Maura, ministro). La Iglesia se alió con la derecha española e inició una política de conspiración antirrepublicana.