Contexto
El fracaso del gobierno de Berenguer llevó a que fuera sustituido por el gobierno de Aznar, que prometió convocar elecciones. El resultado, con mayoría republicana en las ciudades importantes, condujo a que Alfonso XIII abandonase el país, pasando el poder al gobierno provisional. En Madrid, los miembros del comité, firmantes del pacto de San Sebastián, toman posesión del gobierno y proclaman la República. Dicho gobierno provisional, compuesto por republicanos de izquierda, dejó fuera a la derecha monárquica.
Se convocan elecciones a Cortes Constituyentes y se inician las reformas encaminadas a la solución de los males del país. Las elecciones se saldaron con mayoría de los republicanos-socialistas, que realizaron la Constitución. La Constitución de 1931 se definió como la república de trabajadores de toda clase. Se da un estado integral. En la Constitución se nombra la división de poderes sobre el gobierno en legislativo, ejecutivo y judicial. Se establecen derechos y libertades: podemos destacar el sufragio universal desde los 23 años y, por primera vez, la mujer podía votar, la separación de la Iglesia-Estado, el reconocimiento del matrimonio y del divorcio…
El gobierno de Azaña y las reformas (1931-1933)
Entre diciembre de 1931 a septiembre de 1933, Azaña presidirá un gobierno formado por republicanos de izquierda y socialistas que llevarán a cabo un proceso reformista plasmado en la Constitución de 1931.
Reformas del ejército
Se pretendía acabar con el excesivo número de soldados y la macrocefalia.
Cuestiones religiosas
Se pretendía limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la vida social. Por la ley de las congregaciones se limitaba la posesión de bienes a las órdenes religiosas.
Reforma agraria
Había desigualdad en la distribución de la propiedad de las tierras. Durante el gobierno provisional se habían promulgado decretos para la reforma agraria. No tuvo los resultados esperados: la situación de déficit presupuestario de la República hizo que se limitara el presupuesto para indemnizaciones, por lo que el número de expropiaciones fue menor al esperado y, con ello, el número de asentamientos. Los campesinos fueron el grupo más afectado y se irán acercando a grupos radicales de izquierda.
Cuestión autonómica
La Constitución establecía el reconocimiento de las autonomías y es en ese momento cuando se comienza a trabajar en esta línea. En Cataluña se firmó el Estatuto de Nuria, en el País Vasco el Estatuto de Estella. En Galicia se retrasó la aprobación de un estatuto. En Andalucía, el andalucismo o regionalismo andaluz comenzó a manifestarse durante el siglo XIX en la Asamblea de Andújar y la Constitución de Antequera. Mucho tuvo que ver en esto Blas Infante. Los primeros pasos hacia la toma de una conciencia regionalista se dieron en los años 80, con el desarrollo de las ideas federalistas. En 1883 se redactó la Constitución Federalista de Andalucía.
El andalucismo se desarrolló entre los años 1910 y 1936. Durante la dictadura primorriverista, el andalucismo decayó, resurgiendo con gran fuerza en la II República: se multiplicaron los centros andaluces… Por desgracia, la Guerra Civil daría al traste con todo ello.
Reformas sociales
Largo Caballero impulsó medidas como la semana laboral de 40 horas.
Reformas educativas
Se promovió una enseñanza liberal, laica y el derecho a la educación.
Estas reformas hicieron que la sociedad se separara. La lentitud en la reforma agraria hizo que se unieran la CNT, PCE o FAI, que aprovechan para hacer huelgas. El gobierno entra en un proceso de desgaste y dimite, y Alcalá Zamora convoca elecciones para noviembre de 1933.
El bienio de derechas (1933-1936)
Las elecciones darán la victoria a grupos de centro-derecha. Da así comienzo el bienio de derechas, articulado a partir de dos fuerzas: el Partido Radical y la CEDA. El objetivo principal de este nuevo gobierno será acabar con el proceso reformista anterior: se paraliza la reforma agraria, las negociaciones con vascos y, por otro lado, se acercan posturas con la Iglesia y los estamentos militares. El nuevo núcleo de oposición estará configurado por las fuerzas del anterior gobierno, así como grupos beneficiados con sus reformas.
El aumento del desorden llevó a que la CEDA exigiera la participación directa en el gobierno. Esto llevó consigo que la entrada de la CEDA fuera considerada por las fuerzas de izquierda como un posible giro de la República hacia el fascismo. Las masas obreras se manifiestan en contra: daba comienzo la Revolución de Octubre de 1934.
A partir de los sucesos de 1934, la influencia de la CEDA en el gobierno no hizo más que aumentar. Las diferencias existentes dentro de la coalición, así como la crisis gubernamental, obligó a Alcalá Zamora a convocar elecciones, que determinaron la victoria del Frente Popular.
El Frente Popular y el camino hacia la Guerra Civil (1936)
Una vez en el poder el Frente Popular, se procede a la reanudación de todo el proceso reformista del primer bienio. Pero la victoria de las fuerzas de izquierda no acabó con los desórdenes: las fuerzas de izquierda llevaron a cabo acciones reivindicativas para acelerar las reformas. Esto hace que se cree un clima de enfrentamiento civil y violencia callejera. Es entonces cuando toma forma la preparación de un golpe, pero no se dará hasta que Mola asuma la organización, cuando la idea adquiere fuerza. El plan consistía en el pronunciamiento simultáneo de todas las guarniciones militares que fuera posible y con ayuda exterior de Alemania e Italia. Aunque Mola fue el organizador del golpe, Sanjurjo era considerado el jefe supremo. Una vez que el golpe triunfara, todas las fuerzas implicadas apoyaban la instauración de una dictadura militar para restablecer el orden.
La tensión iba en aumento, los enfrentamientos llegan a su máximo cuando es asesinado el teniente Castillo, colaborador de grupos de izquierda, y al día siguiente los de izquierda responden con el secuestro y asesinato de Calvo Sotelo. Así, el golpe quedó planificado para el 17 de julio, comenzando en África y extendiéndose por la península. El fracaso del levantamiento en Madrid y Barcelona llevó al desarrollo de una sangrienta Guerra Civil que se prolongó durante 3 años.