La Descomposición Política y las Elecciones de 1936
La Segunda República Española se vio inmersa en una crisis marcada por escándalos económico-políticos y la enemistad entre Alcalá Zamora y Lerroux. La corrupción, destapada por el escándalo del «estraperlo», minó al Partido Radical. En este contexto, el presidente de la República, Alcalá Zamora, se negó a entregar la jefatura del gobierno a la CEDA y encargó, en diciembre de 1935, la formación de un nuevo gobierno a Manuel Portela Valladares, con el objetivo de convocar nuevas elecciones.
Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
Las elecciones de febrero de 1936 estuvieron precedidas por una tensa campaña electoral. La izquierda se unió en el Frente Popular (republicanos, socialistas y comunistas, con el apoyo de los anarquistas), mientras que la derecha se presentó desunida. Esta división favoreció la victoria del Frente Popular, que obtuvo el 59% de los escaños. La CEDA, por su parte, obtuvo 88 diputados.
El Gobierno del Frente Popular y la «Primavera Trágica»
Azaña formó gobierno con republicanos de izquierda y centro. Entre sus decisiones más importantes destacan: la amnistía y excarcelación de presos de octubre de 1934; la restitución del Estatuto de Autonomía a Cataluña; la tramitación de los Estatutos de Autonomía del País Vasco y Galicia; la declaración de ilegalidad de Falange; la aceleración de la Reforma Agraria; y la construcción de nuevas escuelas.
Sin embargo, el alto desempleo, los desórdenes públicos, los atentados y la creciente violencia política dieron lugar a la llamada «Primavera Trágica» de 1936. La destitución de Alcalá Zamora y su sustitución por Manuel Azaña, junto con el nombramiento de Santiago Casares Quiroga como jefe de gobierno, agravaron la situación.
Los Antecedentes de la Guerra Civil
Tras la victoria del Frente Popular, los planes para derribar la República se intensificaron. La izquierda creó un ambiente revolucionario, mientras que la derecha, liderada por Falange Española y el Bloque Nacional de Calvo Sotelo, buscó el apoyo del ejército. El gobierno trasladó a varios generales sospechosos, como Manuel Goded, Francisco Franco y Emilio Mola, lo que resultó ser un error estratégico.
Los enfrentamientos callejeros y los asesinatos de militantes de distintas tendencias, como el del teniente José del Castillo y el de Calvo Sotelo, aceleraron la intervención militar. El 17 de julio, las tropas de Melilla se sublevaron, dando inicio a la Guerra Civil (1936-1939).
La Cultura Española de la Edad de Plata
El primer tercio del siglo XX es conocido como la Edad de Plata de la cultura española. La Institución Libre de Enseñanza, la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas y la Residencia de Estudiantes jugaron un papel fundamental en esta eclosión cultural.
La Generación del 98
Los escritores del 98 (Unamuno, Azorín, Baroja, Maeztu, Valle Inclán, Antonio Machado) fueron figuras clave de la literatura española durante la Edad de Plata. Compartían la inquietud por la situación de España y la sensibilidad regeneracionista de la época. También destacaron arquitectos como Antonio Gaudí, pintores como Ignacio Zuloaga, músicos como Manuel de Falla y científicos como Santiago Ramón y Cajal.
La Generación de 1914
Intelectuales y escritores que alcanzaron su madurez al comienzo de la I Guerra Mundial, como los filósofos José Ortega y Gasset y Eugenio d´Ors. Sus reflexiones se centraron en la modernización de España y su integración en Europa. En literatura destacaron Juan Ramón Jiménez y Ramón Gómez de la Serna. Otros autores importantes fueron Gregorio Marañón, Pablo Picasso, Julio Rey Pastor y Juan Negrín.
Las Generaciones de los Años Veinte
Se caracterizaron por una voluntad de renovación, especialmente en la literatura con la Generación del 27 (García Lorca, Alberti, Salinas, Aleixandre), y en otras disciplinas como la pintura (Dalí), el cine (Buñuel) y la música (Joaquín Rodrigo). Las vanguardias de los años veinte representaron la superación del espíritu del 98 y reflejaron la modernidad europea.
La Vida Cultural de la II República
Los intelectuales tuvieron un papel destacado en la instauración y vida social de la II República. Sin embargo, los años treinta fueron también los años de la politización de los intelectuales, con figuras como Antonio Machado y Alberti orientándose hacia la izquierda, y Ramiro de Maeztu y Eugenio d´Ors hacia la derecha.
Finalmente, la Generación del 36, marcada por la Guerra Civil, cerró la Edad de Plata. Sus integrantes se vieron obligados a elegir entre la fidelidad a la República o el apoyo al bando sublevado.