La segunda revolucion industrial
En la segunda mitad del siglo 19 especialmente entre 1870 y 1914 tuvo lugar una segunda fase de desarrollo económico. Esta etapa se caracterizó por un proceso de concentración empresarial y de desarrollo del capitalismo financiero.
La segunda revolucion industrial
La segunda revolucion industrial se caracterizó por la aparición de dos nuevas fuentes de energía que comenzaron a desplazar lentamente al carbón y al vapor. La electricidad no pasaba de ser una mera curiosidad científica. Muy pronto se comprobaron las múltiples aplicaciones de la electricidad: el alumbrado público. Una segunda fuente de energía, el petróleo, fue cobrando progresiva importancia, si bien el carbón siguió siendo la fuente de energía más utilizada. El petróleo empezó a usarse como materia prima para la obtención de subproductos y materiales plásticos, con los que se originó la industria petroquímica. Sin embargo, el gran salto de la industria petrolífera estuvo ligado al desarrollo del motor de explosión o de combustión interna que utilizaba derivados del petróleo como combustible. Este motor se usó en los automóviles.
Hacia 1870
Se hallaban en pleno funcionamiento las grandes redes ferroviarias continentales que unificaron los mercados nacionales tanto en Europa como en Estados Unidos. En el transporte marítimo a partir de 1865 los buques de vapor acabaron imponiéndose a los barcos de vela a causa de las innovaciones técnicas. Por otra parte la apertura de los canales de Suez y de Panama acortó las distancias y redujo las tarifas. El nacimiento del automóvil está ligado al desarrollo de dos inventos: el motor de explosión movido por gasolina y el neumático. También en esta época la aviación dio sus primeros pasos con la invención del aeroplano por los hermanos Wright a comienzos del siglo 20. Su desarrollo no llegó hasta la primera guerra mundial que estimuló el progreso de la aeronáutica por razones militares. Con la aparición de los tranvías y los ferrocarriles eléctricos subterráneos a finales del siglo 19 mejoró notablemente el transporte interior y se modificó la fisonomía de las ciudades. Los progresos en las comunicaciones también fueron notables y tuvieron un gran impacto tanto social como económico. El teléfono y la telegrafía sin hilos permitieron una transmisión casi instantánea de las noticias y no tardaron en ser utilizados en las grandes empresas y firmas comerciales, en la banca y en la bolsa. Las innovaciones técnicas en la prensa y las artes gráficas abrieron paso a la prensa de masas. Surgió la radio como medio informativo.
En esta etapa
La economía empezó a funcionar a escala mundial. Las nuevas formas de organización de las empresas, la libertad de los movimientos de capital y de los intercambios y la implantación del patrón oro fueron las claves de la mundialización de la economía. Las pequeñas empresas carecían de los medios económicos necesarios para invertir en las innovaciones técnicas y abrir nuevos mercados. Para lograr más financiación muchas se convirtieron en sociedades anónimas. Se produjo un proceso general de concentración empresarial con mayor intensidad en Alemania, Estados Unidos y Japón. Esto supuso una gran amenaza para la libre competencia, principio básico del liberalismo económico. La unión del capital industrial y del capital bancario abrió paso al denominado capital financiero. El desarrollo de un sistema bancario especializado y de las instituciones financieras posibilitó un gran movimiento de capitales y de inversiones a escala mundial. Las exportaciones de capital procedieron de Europa occidental, principalmente de Reino Unido. Londres fue el centro financiero mundial hasta 1914. En el siglo 19 y comienzos del 20 el comercio internacional experimentó un notable incremento. Entre los factores que favorecieron el desarrollo del comercio destacan: el descenso de los precios de los productos, la revolución de los transportes y la reducción del precio del transporte, el desarrollo de un sistema monetario internacional.
El imperialismo europeo
En el siglo 19 se desarrolló un nuevo modelo de imperialismo diferente al colonialismo europeo de la edad moderna, que había estado basado en el modelo mercantilista de explotación de metales preciosos, sedas y especias y en el comercio de esclavos. Sus protagonistas fueron primero Francia y Reino Unido y más tarde el resto de países industrializados. Este imperialismo se sustentó en un nuevo escenario económico: la expansión de la industrialización.
Hasta la década de 1870
La expansión territorial de los países europeos fue reducida. El auge del librecambio permitió que las potencias vendieran su producción industrial en otros países. Pero a raíz de depresión comercial de 1873 se acentuó el nacionalismo económico y la mayoría de los grandes países industrializados adoptaron políticas proteccionistas. Los Gobiernos de las grandes potencias coloniales mostraron un interés permanente por el control y el dominio de rutas cuya importancia estratégica era esencial tanto desde el punto de vista comercial como militar, como los canales de Suez y Panama. Paralelamente al auge del nacionalismo se expandió una mística imperialismo lista, mezcla de exaltación de los valores que representaba cada nación por lo que se añadieron connotaciones racistas. Había una ideología derivada de la aceptación del darwinismo social, sobre que afirmaban la superioridad de la raza blanca. Los viajes de exploración y el descubrimiento de zonas inexploradas del interior de África mediante el reconocimiento de sus grandes ríos como vías de penetración prepararon el camino para la colonización.
Hubo sistemas de control colonial muy variados
Las colonias eran aquellos territorios en los que la población indígena estaba totalmente sometida a la potencia colonial, este sistema predominó en África y en parte de Asia. Los dominios eran específicos del imperio británico. Se trataba de colonias de poblamiento a las que se aplicó un sistema de autogobierno. Los protectorados eran territorios coloniales donde ya existía un Estado soberano con su propia estructura política y cultural. En las concesiones un Estado cedía de forma temporal territorios a una potencia colonial que los controlaba económicamente pero sin desplazar a ellos ni funcionarios ni militares. Como en China.
Francia y Reino Unido comenzaron el proceso de colonización en África
En el África mediterránea, Francia inició en 1830 la ocupación de Argelia y en 1848 la proclamó oficialmente territorio francés. En 1881 los franceses establecieron un protectorado sobre Túnez. Reino Unido estaba interesado en el control de Egipto para asegurar su ruta hacia la India. En 1882 a raíz del estallido de una rebelión nacionalista se produjo la ocupación militar británica de Egipto, fue convertido protectorado británico. Durante la mitad del siglo 19 se produjeron un gran número de viajes de descubrimiento. Destacaron las exploraciones de David Livingstone que remontó el río Zambeze y llegó a las cataratas Victoria. De Henry M. Stanley que descubrió las fuentes del río Congo y se puso al servicio del rey Leopoldo II de Bélgica y de Savorgnan de Brazza que exploró la margen derecha del río Congo.
Conferencia de Berlín
Las rivalidades entre Francia y Bélgica por el Congo y el creciente interés de los comerciantes alemanes por África central impulsaron al canciller alemán Bismarck a celebrar una Conferencia Internacional en Berlín entre 1884 y 1885. En ella se adoptaron una serie de acuerdos que debían regular la ocupación del territorio africano: la libertad de comercio y de navegación por los ríos Níger y Congo, la prohibición de la esclavitud. A finales del siglo 19 nuevas potencias se incorporaron al reparto de África. Italia se apoderó de Somalia y Eritrea. Alemania estableció colonias en la costa oriental, en la costa occidental, Togo y Camerún y en el área desértica del suroeste de África.
Rusia había ocupado Asia septentrional en el siglo 17
Y se dirigió a mediados del 19 hacia las fértiles tierras del Turquestán. Los avances rusos incrementaron la hostilidad con el Reino Unido. La penetración rusa en Manchuria originó el choque con Japón que desembocó en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905 en la que Rusia fue derrotada. La India constituyó el objeto preferente del colonialismo británico en Asia. Para ello disponía de un ejército de soldados indios encuadrados en el ejército británico: los cipayos. Pero en 1857-1858 se sublevaron. La Compañía fue suprimida y la India pasó a depender directamente de la Corona y a ser gobernada por un virrey. La conquista francesa de Indochina se inició con la ocupación del delta del río Mekong y la firma de un tratado con el rey de Annam que cedió a Francia las tres provincias orientales de Cochinchina. En 1887 se constituyó la Unión General de Indochina. Ese mismo año se acordó la neutralidad de Siam.
El caso de China
La prohibición del Gobierno chino a la entrada del opio indio que se intercambiaba por té y seda originó las llamadas guerras del Opio. Tras estas guerras Reino Unido y Francia obligaron a los chinos a negociar: China cedió Hong Kong a Reino Unido. Se otorgaron derechos a comerciantes extranjeros permitían establecer colonias propias. Sin embargo fue la década de 1880 la que marcó el comienzo del reparto del territorio chino en cinco zonas de influencia. Ante la pasividad con la que China se doblegó a las exigencias extranjeras, surgieron movimientos ultranacionalistas radicales, como la revuelta de los boxers. La situación siguió siendo inestable y en 1911 una revolución desembocó en la proclamación de la república en China. que puso fin a la dinastía manchu.
El Imperialismo no europeo
El Japón Meiji experimentó un rápido crecimiento económico y aplicó medidas personalizadas siguiendo el modelo occidental. Esta política vino acompañada por un agresivo afán expansionista cuyo objetivo era hacerse con el dominio de Corea y China. Pero Japón atacó a Rusia en 1904, sin previa declaración de guerra y aniquiló a la flota rusa anclada en Port Arthut. Japón obtuvo el sur de la isla de Sajalín y el protectorado sobre Corea que se anexionó en 1910 y consolidó su dominio sobre Manchuria.
La doctrina Monroe
Precisaba que el continente americano era el área de influencia de Estados Unidos. La doctrina del destino manifiesto defendía que el pueblo estadounidense podía apropiarse de cualquier territorio que estuviese destinado a formar parte de Estados Unidos. Consolidaron un fuerte sentimiento nacionalista. Las concepciones geopolíticas defendidas por el almirante Alfres T Mahan tuvieron un amplio seguimiento. En 1898 el presidente McKinley intervino en la guerra que mantenía España con sus colonias de Cuba y Filipinas. Tras aniquilar al débil potencial naval de España.