1. La Segunda Revolución Industrial
Crecimiento Demográfico y Migraciones
La mejora de la dieta y los progresos médicos y sanitarios hicieron que la población europea se duplicase de 1800 a 1900. Los descubrimientos en medicina frenaron la mortalidad y aumentaron la esperanza de vida, a la vez que la natalidad se mantenía elevada. El desequilibrio en la distribución de la riqueza provocó desplazamientos masivos de la población hacia fuera de Europa. En la primera mitad del siglo XIX, la migración a ultramar se componía de británicos e irlandeses que se dirigían a Estados Unidos, Canadá y Australia; a finales del siglo, la mayoría eran italianos y eslavos, que se repartieron en las dos Américas, y españoles, que se dirigieron a América Latina.
Las Nuevas Fuentes de Energía
Dos nuevas fuentes de energía superaron al carbón: el petróleo y la electricidad, por su limpieza y flexibilidad para adaptarse a las necesidades de producción; y por su fácil y eficiente conversión en luz, calor o movimiento. El uso de la electricidad tuvo numerosas aplicaciones: en las comunicaciones, en el transporte, en la iluminación, en las empresas y en el ocio. El petróleo se utilizaba inicialmente para la iluminación, pero los avances en su destilación hicieron posible ampliar su uso. Pero la aplicación más importante fue como combustible de automóviles, barcos y aviones.
Los Nuevos Medios de Transporte
En los decenios centrales del siglo se construyeron las principales redes ferroviarias en Europa, y la electricidad permitió innovar en el transporte urbano, gracias a los tranvías y a los ferrocarriles metropolitanos. A partir de los años setenta, se difundieron las mejoras técnicas en la construcción de buques, y la navegación acortó la duración de los viajes transoceánicos, favoreciendo las migraciones europeas. La apertura de nuevos canales acortó distancias y estimuló el comercio marítimo. La invención del pedal y del neumático hicieron posible la aparición de la bicicleta. El automóvil revolucionó el transporte, al combinar el motor de explosión, el neumático y la utilización del petróleo como combustible. También hubo un gran desarrollo de la aviación, el primer vuelo lo realizaron los hermanos Wright en 1903, y a partir de 1909 la aviación se convirtió en un fenómeno industrial y militar.
Nuevos Inventos, Nuevas Industrias
El empuje industrial de finales de siglo estuvo ligado a la innovación tecnológica, que se desarrolló gracias a unas relaciones más estrechas entre la empresa y la investigación. El avance tecnológico pasó a ser el resultado de la cooperación de un número elevado de especialistas, agrupados en laboratorios de investigación y coordinados por ejecutivos que buscaban nuevas aplicaciones prácticas de los descubrimientos científicos. Como resultado de esto se descubrieron nuevos productos o aplicaciones de otros poco utilizados hasta entonces, como el vidrio, las fibras artificiales o el caucho. La industria siderúrgica tuvo una gran expansión gracias a la producción masiva de acero y aluminio, al igual que la industria metalúrgica lo hizo con los automóviles y los aparatos eléctricos. La industria eléctrica encontró infinitas aplicaciones en el alumbrado. El sector químico tuvo gran impulso con la creación de nuevos productos y el desarrollo de la industria farmacéutica.
La Nueva Organización del Capital y del Trabajo
Sólo las grandes empresas eran capaces de hacer frente a la guerra de precios, a la competencia y a la renovación constante, imprescindibles para conquistar nuevos mercados. Mediante fusiones de pequeñas empresas fueron apareciendo verdaderos gigantes empresariales que acabaron controlando el mercado e imponiendo los precios. La mayor competencia entre los países industrializados dio lugar a nuevas formas de organización del trabajo para mejorar la productividad y mantener las posiciones conquistadas. El taylorismo es un método de organización industrial, cuyo fin es aumentar la productividad, a base de eliminar los movimientos inútiles del obrero y optimizar el tiempo empleado, para así reducir costes. La producción se organiza en serie a través de una cadena de montaje, una cinta continua por la que se desplazan los productos en fase de fabricación. La aplicación más innovadora del taylorismo vino de la mano de Henry Ford. Su intención era fabricar un gran número de automóviles a bajo coste. Pagaba elevados salarios a numerosos trabajadores cualificados, para convertirlos en consumidores.
El Aumento de la Competencia
La producción industrial británica pasó de representar un tercio de la mundial (1870) a un 14% en 1914. El principal competidor en Europa era Alemania, que a finales de siglo se convirtió en una potencia, con un mayor tamaño medio de las empresas. El aumento de la competencia hizo necesario generar más consumidores, así aparecieron los grandes almacenes, que acabarían conquistando el mercado. Eran grandes superficies comerciales polivalentes que ofrecían una gran cantidad de productos a precios más bajos que en las tiendas tradicionales. El aumento de los salarios y la difusión de nuevos sistemas de venta abrieron el camino a la era del consumo de masas. El comercio internacional también conoció un gran crecimiento y su volumen se multiplicó por siete entre 1850 y 1914, gracias a los progresos del transporte, la expansión del librecambio y la producción masiva de bienes.
2. Las Causas del Imperialismo
La Europa Dominante
El avance de la industrialización a lo largo del siglo XIX significó la fragmentación del mundo en dos grandes polos: los países industrializados y los no industrializados. Europa impuso su modelo económico, sus ideales y su cultura a buena parte del planeta.
Las Causas Económicas
Las explicaciones económicas vinculan la expansión del imperialismo contemporáneo a las necesidades de la industria de los países desarrollados. En el último tercio del siglo XIX, los europeos buscaron nuevos espacios económicos para establecer mercados donde exportar su sobreproducción; conseguir materias primas y energéticas en abundancia y a bajo coste; y utilizar mano de obra no cualificada, con bajos salarios, para reducir los costes de extracción de las materias primas. Los capitalistas buscaron otros lugares donde sus inversiones fueran más rentables.
Los Factores Políticos y Demográficos
La expansión de las potencias industriales estuvo también provocada por el deseo de aumentar su poder político a escala internacional mediante la hegemonía colonial. Asimismo, los líderes políticos europeos consideraron las colonias como un factor estratégico para incrementar su poder militar en todos los rincones del mundo. El enorme crecimiento natural que conoció la población de Europa en ese periodo, la llamada explosión blanca, generó un importante flujo migratorio, y la posibilidad de contar con territorios coloniales donde establecer a esa población contribuyó a desarrollar las políticas de expansión imperialista.
Las Causas Ideológicas
A lo largo del siglo XIX se constituyeron sociedades científicas que organizaron expediciones geográficas y antropológicas para adentrarse en África y Asia. Las causas profundas del imperialismo estaban basadas en concepciones racistas que defendían la superioridad de la raza blanca. Esta concepción racista vino acompañada de la exaltación nacionalista de los grandes Estados coloniales. El colonialismo se disfrazó de un paternalismo que sostenía que la «responsabilidad del hombre blanco» era civilizar a los pueblos considerados inferiores mediante la instrucción y la educación.
3. El Reparto del Mundo: Del Colonialismo al Imperialismo
El imperialismo es la culminación del colonialismo iniciado en el siglo XVI. Mientras las antiguas colonias habían sido fundamentalmente de asentamiento y los emigrantes habían creado sociedades similares a las europeas, las nuevas serán, sobre todo, territorio de ocupación, donde una pequeña minoría de europeos ejercerá el control político y económico. Las posesiones coloniales de la etapa precedente dieron lugar a escasos conflictos, mientras que el imperialismo presentó un carácter belicoso, con frecuentes guerras.
El Desmembramiento de África
A principios del siglo XIX, los europeos solo disponían en África de factorías costeras o de pequeñas colonias. A partir de 1870, las expediciones aumentaron y las potencias europeas se lanzaron a conquistar y colonizar el continente. El proyecto británico trató de conectar el norte y el sur de África con el ferrocarril El Cairo-El Cabo. El proyecto francés pretendía ejercer el dominio de una franja que se extendía en sentido este-oeste. Esto provocaría numerosos conflictos. Ante esta situación, en 1885, el canciller Bismarck convocó una conferencia internacional en Berlín, en la que se elaboró un acta que estipulaba algunas condiciones para la expansión colonial en África. En los años posteriores, otros estados europeos penetraron en África, y esto dio lugar a numerosos conflictos. El primer conflicto fue la guerra de los bóers, en la que se enfrentaron los británicos y los holandeses. Los británicos acabaron por conquistar los territorios. Un segundo conflicto enfrentó a Francia y a Gran Bretaña, ambos ejércitos coincidieron para conquistar la zona, y finalmente los franceses cedieron.