A modo de introducción, cabe decir que estamos ante un fragmento del convenio de Vergara, firmado el 31 de Agosto de 1839 por el ejército liberal, Don Baldomero Espartero, y Maroto, principal líder carlista.
Este documento puso fin a la primera Guerra Carlista. En cuanto a su clasificación, podemos decir que nos encontramos ante un texto político circunstancial ya que se enmarca dentro de un contexto histórico concreto y es, además, expresión de una realidad especifica. Se trata de una fuente primaria directa. El destino del documento es político, ya que pretende informar al reino, al gobierno, a las Cortes y a toda la población en general del acuerdo llevado a cabo entre los generales de las facciones opuestas para poner fin a la guerra civil. Los autores son el General Espartero, y también conocido como Duque de la Victoria, al mando del ejército liberal; y el General Maroto, al frente de los partidarios del absolutismo representado en la figura de Carlos Mª. Isidro. Para llegar a una mejor comprensión del texto, cabe decir que se enmarca al final de la Primera Guerra Carlista. Como hemos visto, el rey
Fernando VII llego al trono español en 1814, gracias a un acuerdo con Napoleón, y reinó hasta su muerte en 1833. Su gobierno estuvo marcado por las tendencias liberales y absolutistas que se daban en la caótica España de la época. De este modo, el rey acabo optando por un reformismo moderado que produjo la oposición de los liberales más exaltados y de los ultrarealistas, quienes se identificaban con el hermano del rey: Carlos Mª. Isidoro. Don Carlos parecía el sucesor de Fernando VII, al no tener éste descendencia. No obstante, los acontecimientos dieron un giro en 1830, nacíó la princesa y heredera Isabel de Borbón. Antes de que la niña naciera, el rey aprobó la Pragmática Sanción, que abolía la ley Sálica implantada en 1713 por los Borbones y que impedía reinar a las mujeres. Así, Carlos Mª. Isidro quedaba apartado del trono definitivamente. La tensión crecía y en Septiembre de 1833, tras anunciarse la muerte del rey Fernando VII, comenzó la Primera Guerra Carlista que duraría siete largos años. A la muerte del rey, Isabel tan solo tenía tres años, por lo que será su madre, la reina María Cristina, quien gobierne en su lugar hasta su mayoría de edad, iniciándose una regencia. Durante la regencia, un grupo del liberalismo más moderado se hizo cargo del gobierno, esperando contentar a los liberales. Su principal preocupación, en esos momentos, era recaudar dinero para ganar la guerra carlista, en pleno desarrollo. Para ello impulso la desamortización de los bienes eclesiásticos, obteniendo un éxito relativo en 1836: la tierra paso a manos de los ricos propietarios y se gano la oposición de la Iglesia y los campesinos, perjudicados por el nuevo arrendamiento. Todo esto provoco que Mendizábal acabara siendo destituido y se produjeran los sucesos del Palacio de la Granja en el verano de 1836: un grupo de sargentos forzó a la reina a aceptar un gobierno más radical, Mendizábal fue repuesto y se elaboro la Constitución de 1837, que no resulto tan liberal como se esperaba. Durante la regencia de Mª Cristina se desarrolló la Primera Guerra Carlista en la que se enfrentaron el bando isabelino y el carlista. El primero estaba formado por liberales y las altas monarquías del ejército, la Iglesia y el Estado, que veían en la niña el triunfo de sus ideales. Por ello, Mª Cristina busco apoyos en el liberalismo, pero no aceptaba totalmente las presiones más progresistas. El bando carlista formado por nobles rurales, derechos tradicionales y se vieron identificados en la figura de Carlos Mª Isidro. Los carlistas defendían el absolutismo bajo el lema “Dios, Patria, Fueros, Rey.” Durante el conflicto, el bando liberal recibíó el apoyo de Francia y Reino Unido; mientras que el bando carlista recibía el “apoyo moral” de las potencias de la Santa Alianza. En el desarrollo de la guerra cabe destacar las figuras importantes al carlista Zumala Cárregui y al liberal Espartero. Tras unos primeros años de éxitos carlistas, a partir de 1837 las derrotas de los mismos fueron continuas y Carlos Mª Isidro acabó huyendo a Francia. Así terminaba el conflicto en 1839, con el abrazo o Convenio de Vergara, el documento que estamos analizando.Una vez que conocemos el contexto donde enmarca el texto podemos pasar al análisis mismo. Comienza explicando que el convenio se celebra entre los generales Don Baldomero, Espartero y Don Rafael Maroto, liberal y carlista, como indicaba al principio del comentario.
Este documento puso fin a la primera Guerra Carlista. En cuanto a su clasificación, podemos decir que nos encontramos ante un texto político circunstancial ya que se enmarca dentro de un contexto histórico concreto y es, además, expresión de una realidad especifica. Se trata de una fuente primaria directa. El destino del documento es político, ya que pretende informar al reino, al gobierno, a las Cortes y a toda la población en general del acuerdo llevado a cabo entre los generales de las facciones opuestas para poner fin a la guerra civil. Los autores son el General Espartero, y también conocido como Duque de la Victoria, al mando del ejército liberal; y el General Maroto, al frente de los partidarios del absolutismo representado en la figura de Carlos Mª. Isidro. Para llegar a una mejor comprensión del texto, cabe decir que se enmarca al final de la Primera Guerra Carlista. Como hemos visto, el rey
Fernando VII llego al trono español en 1814, gracias a un acuerdo con Napoleón, y reinó hasta su muerte en 1833. Su gobierno estuvo marcado por las tendencias liberales y absolutistas que se daban en la caótica España de la época. De este modo, el rey acabo optando por un reformismo moderado que produjo la oposición de los liberales más exaltados y de los ultrarealistas, quienes se identificaban con el hermano del rey: Carlos Mª. Isidoro. Don Carlos parecía el sucesor de Fernando VII, al no tener éste descendencia. No obstante, los acontecimientos dieron un giro en 1830, nacíó la princesa y heredera Isabel de Borbón. Antes de que la niña naciera, el rey aprobó la Pragmática Sanción, que abolía la ley Sálica implantada en 1713 por los Borbones y que impedía reinar a las mujeres. Así, Carlos Mª. Isidro quedaba apartado del trono definitivamente. La tensión crecía y en Septiembre de 1833, tras anunciarse la muerte del rey Fernando VII, comenzó la Primera Guerra Carlista que duraría siete largos años. A la muerte del rey, Isabel tan solo tenía tres años, por lo que será su madre, la reina María Cristina, quien gobierne en su lugar hasta su mayoría de edad, iniciándose una regencia. Durante la regencia, un grupo del liberalismo más moderado se hizo cargo del gobierno, esperando contentar a los liberales. Su principal preocupación, en esos momentos, era recaudar dinero para ganar la guerra carlista, en pleno desarrollo. Para ello impulso la desamortización de los bienes eclesiásticos, obteniendo un éxito relativo en 1836: la tierra paso a manos de los ricos propietarios y se gano la oposición de la Iglesia y los campesinos, perjudicados por el nuevo arrendamiento. Todo esto provoco que Mendizábal acabara siendo destituido y se produjeran los sucesos del Palacio de la Granja en el verano de 1836: un grupo de sargentos forzó a la reina a aceptar un gobierno más radical, Mendizábal fue repuesto y se elaboro la Constitución de 1837, que no resulto tan liberal como se esperaba. Durante la regencia de Mª Cristina se desarrolló la Primera Guerra Carlista en la que se enfrentaron el bando isabelino y el carlista. El primero estaba formado por liberales y las altas monarquías del ejército, la Iglesia y el Estado, que veían en la niña el triunfo de sus ideales. Por ello, Mª Cristina busco apoyos en el liberalismo, pero no aceptaba totalmente las presiones más progresistas. El bando carlista formado por nobles rurales, derechos tradicionales y se vieron identificados en la figura de Carlos Mª Isidro. Los carlistas defendían el absolutismo bajo el lema “Dios, Patria, Fueros, Rey.” Durante el conflicto, el bando liberal recibíó el apoyo de Francia y Reino Unido; mientras que el bando carlista recibía el “apoyo moral” de las potencias de la Santa Alianza. En el desarrollo de la guerra cabe destacar las figuras importantes al carlista Zumala Cárregui y al liberal Espartero. Tras unos primeros años de éxitos carlistas, a partir de 1837 las derrotas de los mismos fueron continuas y Carlos Mª Isidro acabó huyendo a Francia. Así terminaba el conflicto en 1839, con el abrazo o Convenio de Vergara, el documento que estamos analizando.Una vez que conocemos el contexto donde enmarca el texto podemos pasar al análisis mismo. Comienza explicando que el convenio se celebra entre los generales Don Baldomero, Espartero y Don Rafael Maroto, liberal y carlista, como indicaba al principio del comentario.