La Caída del Muro de Berlín y la Disolución de las Democracias Populares
El proceso reformista se orientó, en el terreno político, a conseguir formas de gobierno parlamentarias y democráticas, y, en el económico, a introducir un sistema de propiedad individual y de relaciones de mercado.
El inicio de estos cambios, sin precedentes desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar en Polonia. Allí, la oposición al régimen comunista, organizada alrededor del sindicato Solidaridad y de su líder Lech Walesa, aprovechó la nueva coyuntura para forzar al gobierno comunista a introducir un conjunto de nuevas medidas políticas y económicas como la amnistía política, la autorización para instalar empresas privadas y la legalización del sindicato.
Los cambios más espectaculares se produjeron en la República Democrática Alemana, donde el gobierno comunista se resistía a las reformas. Las manifestaciones de oposición aumentaban día a día y los ciudadanos que se refugiaban en embajadas para huir del país se contaban por miles. Ante la presión popular, el 9 de noviembre de 1989 se tomó la decisión de abrir el Muro de Berlín, permitiendo el libre tránsito de ciudadanos. Los resultados electorales dieron la victoria a las fuerzas conservadoras vinculadas al canciller federal Helmut Kohl, que defendía la rápida reunificación de las dos Alemanias.
En Hungría, un nuevo secretario general del partido comunista favoreció una serie de leyes que legalizaban los partidos políticos independientes y reconocían los derechos de expresión y manifestación. En Checoslovaquia, los cambios se iniciaron también en 1989 y los dirigentes pactaron un proceso de reformas con la oposición, encabezada por Václav Havel, quien fue nombrado primer ministro.
Los casos de Rumanía y Bulgaria fueron más complejos. En el primero, una insurrección popular derrocó al líder Ceausescu. En el segundo, los dirigentes más inmovilistas fueron destituidos y se convocaron elecciones que dieron lugar al establecimiento de un nuevo gobierno democrático. La década de 1990 vio también el fin de regímenes socialistas independientes de la URSS, como los de Yugoslavia y Albania.
El Movimiento Europeísta
Los Orígenes del Europeísmo
El europeísmo tuvo un notable auge desde finales del siglo XIX. Hubo progresos importantes en el terreno de un derecho internacional aceptado por todos los países europeos. A ello contribuyeron de manera muy destacada los Congresos Universales por la Paz, celebrados a partir de 1849, y las Conferencias de La Haya de 1899 y 1907. Estas reuniones impulsaron el avance de normas legales aceptadas por los países europeos y reforzaron el convencimiento de que era necesario mejorar la cooperación entre Estados.
La relación del movimiento europeísta con la paz tuvo un gran avance con motivo del fin de la Primera Guerra Mundial, que evidenció la necesidad de caminar hacia una unión supranacional que evitara la repetición de un enfrentamiento bélico. A este convencimiento se sumaron dirigentes políticos de Francia y Reino Unido, pero también de Alemania, la gran vencida en la guerra que acababa de concluir.
Además, el conflicto hizo evidente que la influencia mundial de Estados Unidos, resultado de su importancia económica y financiera, era muy superior a la de cualquier país del viejo continente. Los gobiernos europeos tomaron conciencia de que la Europa del futuro exigía avanzar hacia algún tipo de colaboración entre Estados. De este modo, numerosos empresarios y financieros apoyaron la creación del movimiento Unión Paneuropea, fundado en Viena a principios de 1920.
La Creación de la CECA
El movimiento europeísta renació con fuerza tras la Segunda Guerra Mundial. Un nuevo congreso de La Haya, celebrado en mayo de 1948, reunió a los partidarios de la unificación del continente y propuso la creación del Consejo de Europa (enero de 1949). Esta primera institución quedó integrada por diez países (Bélgica, Francia, Luxemburgo, Países Bajos, Reino Unido, Irlanda, Italia, Dinamarca, Noruega y Suecia) y su objetivo ha sido, desde entonces, salvaguardar los principios que constituyen el patrimonio común europeo, favorecer el progreso económico y social y promover los derechos humanos y las libertades fundamentales.
La Guerra de Vietnam
Una vez finalizada la guerra de independencia de Indochina, los franceses evacuaron la región. Tras la Conferencia de Ginebra en 1954, el dirigente comunista de Vietnam del Norte anunció su decisión de enviar tropas para conquistar Vietnam del Sur. En 1960, los comunistas de Vietnam del Sur fundaron el Frente de Liberación Nacional. Vietnam se convirtió en un escenario de guerra caliente, ya que Vietnam del Sur contó con el apoyo de Estados Unidos y Vietnam del Norte con el de la URSS. Este fue el origen de una larga guerra que duró casi 20 años.
Los estadounidenses, amparados en un acuerdo de ayuda mutua con el gobierno de Vietnam del Sur, le suministraron tropas y armamento. Estados Unidos tuvo que enfrentarse a una población organizada en guerrillas que no se rendía con facilidad. Con el paso del tiempo se hicieron evidentes el desgaste de una guerra interminable y la dificultad de obtener una victoria militar. Estos factores condujeron a la apertura de negociaciones en enero de 1968. Al año siguiente, el presidente Nixon defendió la retirada progresiva de tropas extranjeras para limitar el enfrentamiento a una guerra civil entre vietnamitas. En enero de 1973, las conversaciones concluyeron con la firma de los Acuerdos de París, que concretaron un alto el fuego. En 1975 se completó la retirada estadounidense.