La Transición Española: De la Dictadura a la Democracia (1975-1978)

La Transición Española (1975-1978)

En 1975, con la muerte de Franco, se inicia la Transición democrática en España. Este proceso, basado en el pacto, la tolerancia y la reconciliación, comenzó el 22 de noviembre de 1975 con la proclamación de Juan Carlos I como rey, restaurando la monarquía borbónica. Culminó con la aprobación de la Constitución el 6 de diciembre de 1978. Algunos historiadores extienden la Transición hasta 1982, año en que el PSOE llega al poder. La Constitución de 1978 dotó a España de un sistema democrático con la monarquía parlamentaria como forma de gobierno, integrándola al conjunto de las democracias occidentales. Se inauguraba así uno de los periodos de libertad y democracia más largos e intensos de la historia contemporánea española. El papel de Juan Carlos I fue fundamental. La Transición tuvo las siguientes características:

  • Evolución controlada del franquismo hacia la democracia: Se produjo un cambio político sustancial, pero sin reemplazar a quienes ostentaban el poder en la legalidad franquista. La evolución fue relativamente pacífica y no conllevó reformas económicas y sociales profundas.
  • Fruto de un acuerdo: Se pactó entre algunos dirigentes y políticos del antiguo estado franquista y la oposición.
  • Presión y movilización popular: La Transición mantuvo un equilibrio entre la habilidad de grandes personalidades y la presión de las masas.

1. Restauración de la Monarquía y Gobierno de Arias Navarro (1975-1976)

Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, las alternativas eran: inmovilismo (representado por «El Búnker»), reformismo (acercamiento a las formas democráticas) o ruptura frontal. El 22 de noviembre, Juan Carlos I asumió la Jefatura del Estado, mostrando su voluntad de instaurar un sistema democrático. Debió aceptar el último gobierno franquista, presidido por Arias Navarro (diciembre 1975-julio 1976), que significaba la vigencia del régimen, aunque se incorporaron ministros reformistas como José María Areilza y Manuel Fraga. El rey nombró a Torcuato Fernández al frente de las Cortes. La oposición formó la Coordinación Democrática (Platajunta), que impedía la liquidación inmediata del aparato franquista, exigiendo amnistía, legalización de partidos y sindicatos, y elecciones libres. Se sucedieron manifestaciones y huelgas, problemas de orden público, una oleada de huelgas en un contexto de crisis económica y atentados terroristas de ETA y GRAPO. Debilitado, Arias Navarro dimitió en julio de 1976, presionado por el rey. Juan Carlos I designó entonces a Adolfo Suárez como presidente del gobierno.

2. El Gobierno Reformista de Adolfo Suárez (1976-1977)

A pesar de la desconfianza de los sectores reformistas y la oposición, el gobierno de Adolfo Suárez llevó a cabo reformas que desmantelaron el régimen franquista y abrieron el camino a la democracia. Se negoció con la oposición para legalizar los sindicatos, se toleró a los partidos políticos, se permitió la libertad de prensa y se decretó una amnistía, ganándose el apoyo de la oposición. El paso definitivo fue la Ley para la Reforma Política, redactada principalmente por Torcuato Fernández, que permitía el paso de la dictadura a la democracia legal. Presentada al Consejo Nacional del Movimiento el 8 de octubre de 1976, fue aprobada mayoritariamente. El 18 de noviembre de 1976, las Cortes franquistas la aceptaron (425 votos a favor, 59 en contra). El 15 de diciembre de 1976, se aprobó en referéndum con un 94% de votos afirmativos. Recogía aspectos fundamentales como la soberanía popular, la inviolabilidad de los derechos y la creación de Cortes bicamerales. Implicó la abolición del Tribunal de Orden Público, la derogación del sistema político franquista, la supresión del Movimiento Nacional, la convocatoria de elecciones democráticas, la legalización de partidos (incluido el PCE) y sindicatos, el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la URSS y México, y la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes en junio de 1977. La aprobación coincidió con el congreso del PSOE en Madrid, fortaleciendo a Felipe González. Durante los primeros meses de 1977 se produjeron atentados, como el de Atocha contra abogados laboralistas. La extrema derecha intentó un golpe de estado (Operación Galaxia). Organizaciones de extrema izquierda como GRAPO, ETA, FRAP y Terra Lliure también perpetraron atentados. En Semana Santa de 1977 se legalizó el PCE. Se formaron partidos como UCD (Adolfo Suárez) y AP (Manuel Fraga).

3. Elecciones a Cortes Constituyentes (1977)

Las primeras elecciones democráticas desde la Guerra Civil se celebraron el 15 de junio de 1977. UCD resultó vencedora (34% de los votos, 165 escaños). El PSOE se convirtió en el segundo partido y principal fuerza de la oposición (118 diputados). PCE y AP también obtuvieron representación. El parlamento quedó dividido en dos bloques ideológicos equilibrados. Triunfaron los partidos moderados. El pueblo español premió a Adolfo Suárez. La extrema derecha no obtuvo escaños.

4. El Proceso Constituyente (1977-1979)

Tras las elecciones, UCD intentó gobernar en solitario, estableciendo pactos. La elaboración de la Constitución centró la vida política hasta su aprobación el 6 de diciembre de 1978. Se abordaron otros asuntos:

  1. Reforma territorial: Se establecieron preautonomías (catalana, vasca y gallega) y un régimen preautonómico en 13 regiones.
  2. Pactos de la Moncloa (octubre de 1977): Los partidos firmaron un gran acuerdo económico para afrontar la crisis. Se defendía una política de ajuste con compensaciones a los trabajadores. Incluía medidas presupuestarias, devaluación de la peseta, racionalización del consumo energético, moderación salarial, control de la liquidez bancaria, flexibilización del mercado laboral (contratación temporal), reforma fiscal y reforma de la Seguridad Social. Los Pactos de la Moncloa lograron mejoras, pero su aplicación se vio limitada por la segunda crisis del petróleo (1979).
  3. Nueva amnistía: A pesar de ella, los atentados terroristas continuaron.

5. La Constitución de 1978

La Constitución de 1978 define la forma de Estado y recoge los derechos y libertades de los españoles. Fruto del consenso y la negociación entre los principales partidos políticos, se convirtió en un gran pacto nacional. Sus «padres» fueron Gabriel Cisneros (UCD), José Pedro Pérez Llorca (UCD), Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón (UCD), Miquel Roca i Junyent (Pacte Democràtic per Catalunya), Manuel Fraga (AP), Gregorio Peces-Barba (PSOE) y Jordi Solé Tura (PCE). El anteproyecto se discutió en comisión y en el Congreso. Aprobada por las Cortes el 31 de octubre de 1978 con amplio respaldo (el PNV se abstuvo), fue ratificada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, fecha convertida en fiesta nacional. La Constitución proclama su voluntad de establecer una sociedad democrática avanzada, propugna la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. Sus principios fundamentales son el Estado social y democrático de derecho, la monarquía parlamentaria y el Estado autonómico.

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