La Unión Soviética y las Democracias Populares de la Europa del Este (1945-1970)

La Unión Soviética: Una Gran Potencia Tras la Segunda Guerra Mundial

Salió de la Segunda Guerra Mundial (2GM) destrozada materialmente, pero reforzada políticamente como líder del bloque comunista.

El Modelo Soviético de Reconstrucción Económica

En cuatro años, la Unión Soviética (URSS) reconstruyó su economía y alcanzó el nivel de producción anterior a la guerra. Esta reconstrucción se realizó mediante la movilización social, con recursos destinados al progreso tecnológico y científico, al desarrollo de regiones y a la incorporación de las mujeres al mundo laboral. Se dio prioridad a la industria pesada, el armamento y las comunicaciones. El objetivo era convertirse en una gran potencia industrial alternativa a Estados Unidos (EEUU).

En agricultura, se subordinaron las necesidades del sector a las de la industria. Se implementaron las colectivizaciones (koljoses) y se desarrolló la mecanización, se construyeron grandes infraestructuras y se crearon industrias alimenticias. A pesar del crecimiento económico, el modelo era desequilibrado.

La excesiva importancia de la industria pesada produjo debilidad en la industria de consumo y carencia de productos, se mantuvo el racionamiento de alimentos y se sufrió la existencia de graves déficits de viviendas.

A partir de 1956, la población mejoró paulatinamente su nivel de vida. Se implementó la seguridad social para los ciudadanos, con pensiones, vacaciones pagadas, vivienda, educación y derecho al trabajo.

La Desestalinización de la URSS

Tras la muerte de Stalin en 1953, se inició un periodo de cambios en la URSS. El Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en 1956 inició la desestalinización, reconociendo los graves errores del periodo anterior.

Nikita Kruschev impuso un programa novedoso: desarrollo de la industria, reformas agrícolas para mejorar el nivel de vida de los campesinos, más libertad de expresión, tolerancia y crítica al poder de Stalin. En política exterior, promovió la coexistencia pacífica entre bloques y planteó la aceptación de diferentes vías hacia la construcción del socialismo.

Las reformas de Kruschev fueron paralizadas en 1964. La nueva dirección, encabezada por Leonidas Breznev, secretario general (1966-1982), le sucedió. A Breznev le siguió Andropov, quien lideró la URSS hasta 1984, cuando fue sustituido por Chernenko.

Las Democracias Populares de la Europa del Este

La Formación de Gobiernos de “Frente Nacional”

En 1945, siete países (Polonia, Rumanía, Hungría, Bulgaria, Checoslovaquia, Yugoslavia y Albania), más la zona Oriental de Alemania, quedaron bajo la influencia soviética, como se pactó en Yalta, tras ser liberados por el Ejército Rojo. Se confirmaron regímenes de democracia popular, una fórmula intermedia entre el capitalismo y el socialismo, cuyas primeras tareas fueron la reconstrucción.

La Europa Oriental afrontaba graves problemas derivados de la guerra y de un pasado de atraso económico. Excepto Checoslovaquia y Alemania Oriental, las economías eran muy débiles, con un gran peso del sector agrario sin industrializar. Las tareas prioritarias fueron la reforma agraria y la industrialización.

Se repartieron las grandes propiedades agrícolas entre los campesinos. Hasta 1949, la propiedad familiar fue mayoritaria en la agricultura. Se nacionalizaron las grandes empresas y la banca, y se introdujo la planificación económica. Se implementaron planes de reconstrucción de las zonas devastadas y se puso en marcha la industria pesada.

La Imposición del Modelo Soviético

En 1947, la presión de EEUU, ejercida en Europa mediante el Plan Marshall, inquietó a los soviéticos. La URSS forzó a los comunistas de las democracias populares a imponerse sobre los partidos de las coaliciones frentistas, a defender la vía socialista y a alinearse con la política exterior soviética.

Yugoslavia, liderada por el comunista mariscal Tito, inició una vía propia para la construcción del socialismo, alejada de las directrices e intereses de Moscú.

La formación del área económica occidental fue respondida en los territorios bajo control soviético con la creación del COMECON: un mercado común que integró a la mayoría de los países socialistas. Sus objetivos eran la colaboración e intercambios comerciales, la paridad de las monedas, la orientación común de las políticas económicas y la realización de préstamos.

La creación de la OTAN provocó la respuesta de la URSS y todos los países socialistas europeos (excepto Yugoslavia) firmaron el tratado de “amistad, cooperación y asistencia mutua”, conocido como Pacto de Varsovia, en 1955. Este pacto integró los ejércitos de estos países bajo el mando soviético.

La Contestación en el Bloque Comunista

Tras la muerte de Stalin, en los países de Europa del Este surgieron movimientos que buscaban construir un modelo propio hacia el socialismo o criticaban la vía soviética.

En Hungría en 1956, un movimiento sindical y estudiantil demandó reformas económicas, libertad de prensa y opinión. El dirigente comunista Nagy, primer ministro, formó un gobierno con liberales y socialdemócratas, declaró la neutralidad de Hungría en política exterior y abandonó el Pacto de Varsovia. Los países del Este, con la URSS a la cabeza, condenaron a Hungría y aprobaron la intervención de las tropas de los países socialistas (Ejército Rojo), que acabó con la experiencia húngara.

En Checoslovaquia en 1968, el partido comunista liderado por Alexander Dubcek intentó una experiencia propia de construcción del socialismo. La Primavera de Praga fue un proceso de apertura, reforma y democratización del régimen. La radicalización del proceso provocó la intervención del ejército soviético y el fin de la experiencia.

A pesar de estos problemas, a finales de la década de los 70, la URSS mantenía intacto todo su poder.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *