Las Desamortizaciones del Siglo XIX en España

Las Desamortizaciones

En la primera mitad del siglo XIX los gobiernos liberales, especialmente los progresistas, impulsaron importantes medidas económicas que modificaron la propiedad de la tierra. Estas medidas son las desamortizaciones y las desvinculaciones.

La Economía del Antiguo Régimen

La economía del Antiguo Régimen era de base agraria, de aquí la importancia de la tierra. Su propiedad se repartía especialmente entre la nobleza, la Iglesia y los municipios.

La Nobleza

Obtuvieron sus tierras gracias a las donaciones de la Corona durante la Reconquista. No podían venderlas ni tampoco dividirlas, sino que debían transmitirlas íntegras al hijo primogénito, institución conocida como mayorazgo. De esta forma, la propiedad quedaba inmovilizada (vinculada) para que la nobleza no perdiera su poder económico y su influencia social.

La Iglesia

Poseía grandes extensiones de tierra gracias a los legados de los fieles recibidos durante siglos. Estas tierras estaban en manos muertas, es decir, no disponían de ellas libremente, esta situación jurídica era conocida como amortizaciones.

Los Municipios

Eran propietarios de las tierras procedentes de las donaciones reales. Al igual que las anteriores estaban amortizadas para garantizar unos ingresos fijos a los ayuntamientos.

Necesidad de Cambio

A este marco legal de la propiedad se sumó el atraso tecnológico dando lugar a una baja producción y a una escasa productividad. El primer paso para modernizar la agricultura española era desamortizar (expropiar, nacionalizar y subastar al mejor postor los bienes eclesiásticos y municipales) y desvincular (la nobleza dispondría libremente de sus bienes).

Primeras Propuestas Desamortizadoras

La primera medida desamortizadora fue propuesta por Jovellanos con la Ley de Reforma Agraria (1795) pero no se aplicó porque ponía en peligro el Antiguo Régimen. En ella se defendía la desvinculación y la desaparición de las manos muertas para mejorar la producción de la agricultura y la modernización de la economía del país.

A partir de 1798, Godoy desamortizó algunos bienes eclesiásticos para pagar la enorme deuda pública generada por las constantes guerras, pero jamás se cuestionó el tipo de propiedad.

Las propuestas desamortizadoras citadas hasta este momento se produjeron dentro del Antiguo Régimen. Sin embargo, no conocerían un impulso definitivo hasta la revolución liberal, iniciada por las Cortes de Cádiz en 1810. Durante estos años, Las Cortes decretaron la expropiación de los bienes de los afrancesados, eclesiásticos y municipales y su venta para pagar la gigantesca deuda pública pero jamás se aplicó por la situación de guerra vivida en el país y la vuelta al Antiguo Régimen tras el regreso de Fernando VII.

Durante el Trienio Liberal, se reanudaron las desamortizaciones, se suprimieron algunos mayorazgos y se pusieron a la venta parte de los bienes municipales. El proceso se volvió a interrumpir por la vuelta al absolutismo con la invasión francesa de 1823.

Las Grandes Desamortizaciones: Mendizábal y Madoz

Desamortización de Mendizábal (1836)

Tras la revolución de 1835, Mendizábal, ministro liberal progresista, impulsó definitivamente las desamortizaciones con el Real Decreto de 1836. Las desamortizaciones perseguían varios objetivos:

  • Financiar la Primera Guerra Carlista.
  • Pagar la colosal deuda pública.
  • Incrementar la producción agraria.
  • Conseguir respaldo social al régimen liberal.

Los bienes inmuebles (tierras, conventos, monasterios) de la Iglesia eran los más afectados y sus compradores fueron la nobleza, la burguesía y los labradores ricos mientras que entre los más perjudicados se encontraban no solo el clero sino también muchos pequeños campesinos y jornaleros.

Desamortización de Madoz (1855)

La reconciliación con la Iglesia y debilitar socialmente al carlismo fueron las principales razones de los liberales moderados para paralizar las desamortizaciones durante el periodo comprendido entre 1844 y 1854. La revolución de este último año llevó al poder nuevamente a los progresistas que volvieron a retomar el proceso desamortizador. La Ley de Desamortización General de 1855 de Madoz venía a completar la obra de Mendizábal al afectar sobre todo a los bienes municipales y del clero secular. Los recursos obtenidos con ella se destinarían a sufragar la deuda del Estado y financiar obras públicas como la construcción de caminos y el ferrocarril.

Consecuencias de las Desamortizaciones

Económicas:

  • Se amplió la superficie de tierras cultivables aumentando la producción pero no la productividad.
  • Se consolidaron los latifundios en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha.
  • Llegada del capitalismo al campo español por la introducción de la propiedad privada.

Sociales:

  • Se consolida una oligarquía agraria compuesta por la antigua nobleza y la alta burguesía.
  • Malestar social en el campo por el empobrecimiento de muchos pequeños campesinos.

Políticas:

  • Ruptura de las relaciones Iglesia-Estado.
  • Fortalecimiento del liberalismo por el respaldo de los compradores de los bienes desamortizados.

Culturales:

  • Una parte del patrimonio cultural (bibliotecas y archivos) y artístico (esculturas, pinturas, orfebrería) se perdieron o malvendieron, otras fueron a formar parte de los museos como el de Bellas Artes de Sevilla.
  • Igualmente relevante fue el impacto en la trama urbana con la construcción de nuevos edificios (mercados, teatros) en los solares de los antiguos edificios religiosos, además de la apertura de calles, plazas y jardines. La ciudad-convento de la Edad Moderna deja paso a una ciudad más secularizada.

Conclusión

En resumen, las desamortizaciones fueron el gran cambio económico del siglo XIX por el trasvase de enormes cantidades de tierras de los antiguos propietarios (clero, municipios) a los nuevos propietarios como la burguesía.

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