Las Desamortizaciones en España: Un Largo Proceso Histórico

Las Desamortizaciones en España: Un Largo Proceso Histórico

Las desamortizaciones fueron un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVII y concluido muy entrado el siglo XX, concretamente el 16 de diciembre de 1924 con la dictadura de Primo de Rivera, donde se firmó el decreto para suspenderla. Consistió en poner en el mercado, mediante subasta pública, la tierra y bienes no productivos en poder de las llamadas manos muertas de la Iglesia Católica, órdenes religiosas y territorio nobiliario, que se habían acumulado con donaciones y testamentos. En otros países se dieron fenómenos similares.

Finalidad de las Desamortizaciones

La finalidad de las desamortizaciones fue incrementar la riqueza nacional y crear una burguesía de labradores y propietarios. Además, el Estado obtenía un ingreso muy elevado. Las desamortizaciones se convirtieron en la principal arma política de los liberales, que modificaron el régimen de propiedad del antiguo régimen para implantar un Estado burgués.

Contexto Histórico

Durante el siglo XIX, el largo proceso de revolución liberal había empezado en España en 1808. La principal norma legal giraba alrededor del nudo del derecho de propiedad. El régimen liberal no pudo entenderse sin el concepto de propiedad privada, pues este era considerado sagrado e inviolable, y relacionado con el individuo, que es capaz de disponer libremente de dicha propiedad.

Propiedad y Libertad

Según la doctrina liberal, los individuos tienen como principal derecho el de una existencia feliz, pero para alcanzarla es preciso tener propiedades de bienes, ya que es la manera de asegurar no solo el presente, sino el futuro. De esta manera, la propiedad queda incorporada a una existencia feliz porque necesariamente es un medio imprescindible. Por otra parte, puesto que el individuo desea lograr la felicidad, la propiedad da sentido al interés de cada uno por su trabajo, se convirtió en elemento motriz de la sociedad.

Para que los individuos puedan desarrollarse es preciso que tengan libertad y cuenten con una igualdad de oportunidades, puesto que todos, por naturaleza, están buscando lo mismo: la felicidad. La libertad se convirtió en algo necesario para que cada uno lucha por lograr la máxima felicidad.

El Papel del Estado

La labor del Estado respecto a la propiedad tiene que ser la de garante. El Estado debe garantizar la propiedad y proporcionar la libertad precisa; debe intervenir lo menos posible. Limitar este derecho se establece así una relación entre propiedad y libertad.

Medidas Previas a las Desamortizaciones

De acuerdo con estos principios, ya desde Carlos IV y Godoy se iniciaron medidas para convertir en libre la propiedad del Antiguo Régimen. Las principales tareas fueron:

  • Desvincular bienes de la nobleza.
  • Desamortizar bienes eclesiásticos y municipales.

Ambas acciones pretendían desvincular a los bienes seglares y desamortizar a los eclesiásticos, proporcionar las condiciones necesarias para aumentar las propiedades particulares y, con su trabajo, crecieran su felicidad personal y, con ella, la riqueza nacional.

Desvinculación y Abolición de los Señoríos

La desvinculación supuso la abolición de los señoríos, lo que significaba, por un lado, acabar con la relación de dominio que los señores habían tenido debido a los privilegios concedidos por los reyes sobre los habitantes de un determinado derecho y, por otro, convertir la propiedad particular en libre.

Supresión de los Mayorazgos

La supresión de los mayorazgos, también se inició en Cádiz, pero la primera ley se escribió en el Trienio Liberal con Fernando VII. La resistencia de la nobleza la retrasaría. El mayorazgo había sido la fórmula por la que la nobleza, en el siglo anterior, había podido mantener una gran parte de sus propiedades. El primogénito recibía por herencia todos los bienes, que nunca debería vender, teniendo el deber de transmitirlo a un heredero. La abolición de los mayorazgos supuso que estos bienes fueran declarados libres.

Desamortización de Bienes Eclesiásticos

La desamortización de los bienes eclesiásticos fue la medida práctica de mayor trascendencia tomada por los gobiernos liberales. Suponía dos nombres bien diferenciados:

  1. Incautación: por parte del Estado de los bienes, dejaban de ser mano muerta para convertirse en Bienes Nacionales.
  2. Puesta en marcha: mediante subasta pública de los productos obtenidos, lo que se aplicaría al Estado en sus necesidades.

Antecedentes de la Desamortización

El proceso desamortizador, aunque era considerada una medida liberal, había empezado a ser aplicada por algunos intelectuales de la Ilustración. Este último, en el informe sobre la Ley Agraria, el cual explica la necesidad de reformar las propiedades de la tierra.

Cronología de las Desamortizaciones

Las desamortizaciones liberales y progresistas en el siglo XVIII, ya que se ponían en venta los bienes de los jesuitas expulsados por Carlos III en 1767, y duró hasta el siglo XX con el ministro Calvo Sotelo. Este dilatado proceso de venta no fue continuo, sino el resultado de varias desamortizaciones:

  • La de Godoy con Carlos IV.
  • La de las Cortes de Cádiz en 1812.
  • La de José I Bonaparte.
  • La del Trienio Liberal con Fernando VII.
  • La de Mendizábal durante la emergencia de María Cristina en 1836.
  • Durante la regencia de Espartero en 1840.
  • La de Pascual Madoz en 1855 durante la regencia de Espartero con el reinado de Isabel II.

La primera fue realizada siendo ministro Godoy, fue llevado a cabo por Cayetano Soler. El rey Carlos IV tuvo el permiso de la Santa Sede para expropiar los bienes de los jesuitas. La segunda fue con las Cortes de Cádiz en 1812, que produce la disminución de señoríos de mayorazgo. La tercera fue durante el breve reinado de José I Bonaparte, se realizó una pequeña desamortización de propiedades, que más bien fue una confiscación de bienes para el abastecimiento y gastos de la guerra y que después devolverían a su dueño. La cuarta, durante el Trienio Liberal con Fernando VII, duró muy poco y fue muy escasa. La quinta fue la desamortización de Mendizábal, durante la regencia de María Cristina en 1836, es la más importante de la historia de España y es la desamortización por antonomasia.

En 1835, Juan de Dios Álvarez Méndez, conocido como Mendizábal, llegó a Londres para presidir el gobierno. Le preocupaba garantizar el trono para Isabel y ganar la guerra carlista, no la situación de Hacienda. Mendizábal juzgó que había que recurrir a nueva fuente de financiación, y esta no era otra que los bienes eclesiásticos. El decreto desamortizador publicado en 1836 puso en venta todos los bienes del clero regular. Estos quedaron en manos del Estado y se subastaron.

Los lotes de tierra, propiedad de la Iglesia, se encomendaron a comisiones municipales, y estas aprovecharon su poder para hacer manipulaciones y configurar grandes lotes y hacerlos inaccesibles a los pequeños propietarios, pero pagables para la gente con dinero. Los pequeños labradores no pudieron entrar en las pujas y las tierras fueron compradas por nobles y burgueses adinerados. La tierra desamortizada fue mayoritariamente eclesiástica, principalmente aquella que había caído en desuso, más no manos muertas. La Iglesia decidió que a los compradores de tierra, lo que hizo que muchos no la compraran directamente, sino a través de testaferros.

La sexta desamortización tuvo lugar durante la regencia de Espartero (1840), que tuvo lugar la desamortización de los bienes del clero secular. Esta ley duraría tres años. En 1845, durante la década moderada con Isabel II, el gobierno restableció las relaciones con la Iglesia con el Concordato de 1851, llevada a cabo por Bravo Murillo.

La séptima se llevó a cabo con Pascual Madoz, el 1 de mayo de 1855, durante el bienio progresista, siendo jefe de Gobierno Espartero en el reino de Isabel II. Se llevó a cabo por el ministro de Hacienda Pascual Madoz. La segunda gran desamortización, cuya ley fue la Ley de Desamortización General, se declararon en venta toda la propiedad del Estado, del clero, de la orden de militares, cofradías, etcétera, exceptuando la Orden de San Juan de Dios. Fue la que alcanzó mayor volumen de venta, pues todos los partidos reconocieron la importancia de acabar con las manos muertas, aunque se la han jugado con la de Mendizábal. En esta desamortización, su importancia reside en su duración y el gran volumen de bienes desamortizados para la sociedad. Después de haber sido objeto de enfrentamiento entre progresistas y moderados, las ventas no cesaron a pesar de los diferentes cambios de gobierno. El Estado impulsó recaudar el doble de lo obtenido con Mendizábal, y el dinero se dedicó a minimizar. Según los conservadores, 30 millones de reales anuales para preparar alguna iglesia. Se le conoce como desamortización civil.

Consecuencias de las Desamortizaciones

El resultado de las desamortizaciones no cambió de forma radical la propiedad en España. Los recursos menores se subastaron, fueron comprados por los habitantes de los municipios, mientras que los de mayor tamaño los adquirieron personajes ricos que vivían en las ciudades importantes. Todos no podían ocuparse de las tierras. En la zona sur no existían pequeños agricultores que tuvieran recursos económicos para pujar en la subasta, se reforzó el latifundismo.

Consecuencias Económicas

  • Las desamortizaciones sanearon la Hacienda Pública.
  • Aumentó la superficie cultivada con mayor productividad.
  • En Andalucía, por ejemplo, se extendió considerablemente el olivar y la vid.
  • Influyeron negativamente con el aumento de la deforestación.

Consecuencias Culturales

muchos cuadros y libros de monasterio fueron vendidos a precios bajos y acabaron otros países o pasaron los al fondo de biblioteca universitaria olvidadas consecuencias políticas ideológicas en el aspecto urbanístico lo desembotización de los conventos contribuyó a la modernización de la ciudad la desamortización supuso el paso a manos privadas de hectáreas de Montes que acabaron siendo tarados causando un inmenso daño al patrimonio natural español que hoy día sigue perceptible

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