Las formas de ocupacion del territorio y su influencia en la estructura de la propiedad

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Las formas de ocupación del territorio v su influencia en la estructura de la propiedad. Modelos de repoblación v organización social.

La repoblación fue el proceso de ocupación de un territorio ganado a los musulmanes y que fue paralelo a la reconquista. Los colonos (nobles, clero, hombres libres y órdenes militares) y los modelos de repoblación fueron diferentes según las zonas y las etapas.

S. VIII-X Presura (Castilla) y Aprisio (Aragón), formula jurídica que otorga el derecho de propiedad de primera ocupación. Inicio de feudalización. Se organizaron en concejos, comunidades de villa y tierra.
S. XI-XII-XIII.
Cartas Pueblas, documento en el que el Rey o noble especificaba los privilegios que debían regir a los pobladores del lugar ( origen de los burgos).
Fueros, privilegios aplicados a la repoblación de frontera o concejil para atraer a los cristianos a zonas de riesgo, por ser de frontera o de mucha población musulmana (Toledo, Zaragoza).
Capitulaciones, pactos de respeto con la población sometida (musulmanes, judíos) a cambio de contribuciones, vivían en barrios propios (morerías y juderías).
Repartimientos, reparto de las tierras de los musulmanes entre las órdenes militares en Levante y el Guadalquivir, origen de los grandes latifundios ganaderos.
La sociedad de los reinos cristianos era rural, atrasada y feudalizada a los dos estamentos privilegiados (nobles y clero).Con el resurgimiento urbano nació la burguesía apoyada por los reyes para someter a la nobleza.
4.4

Diversidad cultural: Cristianos, musulmanes v judíos


Uno de los elementos más representativos de esta sociedad es la pluralidad étnico-religiosa, dentro de una convivencia bastante tolerante, aunque en ocasiones se hayan destacado más los conflictos que el clima general de entendimiento. Tal vez, en muchos momentos la tolerancia fue más fruto de intereses económicos (cobro de tributos, provisión de mano de obra, permanencia de artesanos o de capitales…) que de una convicción profunda de aceptación del diferente; pero no cabe duda de que la sociedad medieval en la Península representa -junto a periodos de tremendos enfrentamientos bajo el espíritu deyihad o de cruzada- uno de los ejemplos más llamativos y fecundos de pluralidad cultural.
Entre los grupos sociales más significativos hay que destacar:

1) los hispanocristianos:

base fundamental poblacional, procedente de la anterior etapa de unificación visigoda;

2) los musulmanes:

bloque inicial que se hace con el control militar de la Península (árabes, beréberes…)
3) los conversos, tanto muladíes como moriscos: representan estos dos grupos, la presencia en territorios de mayoría islámica o cristiana de personas convertidas desde su anterior religión, pero que arrastran consigo una historia anterior diferente;
4) los no conversos, mozárabes y mudéjares: tal vez, el ejemplo más claro de ese espíritu de tolerancia y de convivencia fecunda (cristianos integrados en la sociedad musulmana y mahometanos afincados en los territorios cristianos;

5) los judíos:

minoría importante debido a su gran dinamismo comercial y profesional.
Aspectos muy importantes de esta pluralidad y colaboración pueden ser: las escuelas de traductores de Toledo, creada por iniciativa de AlfonsoX, en la que representantes de las tres culturas tradujeron obras literarias al castellano cobrando éste un gran impulso. Por otra parte, las influencias culturales europeas (estilo románico) se difundirían a lo largo del Camino de Santiago.

5.1

Organización política. Las instituciones


Los cambios acaecidos durante la Baja Edad Media tuvieron repercusiones importantes en las instituciones políticas._La lucha entre los diversos grupos sociales provocó que los mismos reyes tuvieran que adaptar las instituciones para ir consolidando el Estado e impulsar una monarquía que ejerciera como árbitro entre los diversos grupos sociales. La monarquía medieval, básicamente guerrera, se había apoyado en la corte, curia regia o consejo privado para mantener el gobierno del reino.
La nueva situación irá potenciando instituciones como las Cortes (representación de los tres estamentos medievales) y favoreciendo una cierta unificación de las leyes (frente a unas jurisdicciones muy localistas y parceladas). En este camino hacia la unificación legal hay que destacar en el reino de Castilla el intento de Alfonso X con el Libro de las leyes o Partidas, muy mal recibido en su momento, pero posteriormente recogido por Alfonso XI en el Ordenamiento de Alcalá (1348).
La administración central se irá estructurando en tomo a un rey más autoritario, ayudado por el Consejo Real, la Corte, la Audiencia o Chancillería y diversos cargos auxiliares (mayordomo, canciller, condestable, almirante…’) En la administración territorial se irán afianzando los concejos, los regimientos y los corregidores.
La unificación legal en la corona de Aragón recibirá un fuerte impulso con Jaime I con los Fueros de Aragón o la validación de los Usatges (costumbres) en Cataluña.
En los territorios de esta Corona el autoritarismo real tuvo más resistencia entre la nobleza, lo cual obligó en ocasiones a ceder patrimonio, privilegios y derechos a los grandes señores y a hacer todo tipo de concesiones a las Cortes (pactismo). En Aragón, por ejemplo, los reyes se vieron obligados a reconocer la autoridad del Justicia Mayor, en Cataluña se creó la Diputación del General o Generalitat (desde 1359, una comisión permanente de las Cortes catalanas encargada de supervisar el cumplimiento de los acuerdos en periodos en que no estaban convocadas). Algo similar se impuso en Valencia con la Generalitat. La administración territorial se dividía en virreinatos


 


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