Las Grandes Potencias Europeas a Principios del Siglo XX
Gran Bretaña
La Gran Bretaña era una monarquía liberal forjada en la llamada era victoriana, correspondiente al largo reinado de Victoria I. Durante este periodo, Gran Bretaña fue el país más poderoso, desarrollado y próspero, y el que tuvo más influencia en el conjunto de las primeras potencias europeas. El sistema político se basaba en la alternancia de dos grandes partidos en el poder: los tories (conservadores) y los whigs (liberales). Los whigs cedieron terreno al Partido Laborista, que cambió el panorama político inglés a comienzos del siglo XX. El proceso de modernización del sistema inglés se basó en leyes de reforma sucesivas que ampliaron el sistema electoral. La última gran reforma electoral se hizo en 1885, donde el voto englobó el sufragio universal masculino.
Francia
Tras la derrota francesa frente a Prusia en Sedán y la caída del Imperio de Napoleón III, Francia se convirtió en la única de las grandes potencias europeas en que el régimen político era una república. La Tercera República Francesa tenía dos cámaras legislativas: la Asamblea y el Senado, y un presidente electo con pocos poderes. En este periodo se impulsó la democratización política: se restauraron las libertades públicas, se instauró el sufragio universal y se impulsó un proceso de laicización del Estado y la escuela obligatoria laica y gratuita. En 1905 se fundó la sección francesa de la Internacional Obrera, que tuvo una gran influencia entre las clases trabajadoras. Más adelante, el asunto internacional provocó una división de la opinión pública y muchos conflictos a raíz del contencioso de Alsacia y Lorena, territorios que pasaron a Alemania durante la guerra franco-prusiana.
El Segundo Reich Alemán
En 1870, Alemania inició la construcción del nuevo Estado germánico y se convirtió en una gran potencia industrial. La Alemania del Segundo Reich se forjó bajo la impronta del canciller Bismarck y del káiser Guillermo I, que organizó un gobierno con mano de hierro para imponer la razón de Estado.
La estructura territorial del Reich era federal, pero su régimen político se basaba en un fuerte componente autoritario. El gobierno no era responsable de todas sus acciones ante el parlamento y tampoco tenía un sistema de sufragio igual para todos los ciudadanos. Había dos cámaras: el Bundesrat (Consejo) y el Reichstag (diputados electos). El káiser podía nombrar a los ministros con independencia del parlamento y estos no eran responsables ante la cámara, sino solo ante el emperador. Así, el pangermanismo alcanzó protagonismo muy deprisa, y en 1891 se fundó la Liga Pangermanista. El nuevo káiser Guillermo II, que accedió al poder en 1888, declaró la voluntad de hacer una política mundial en el desarrollo de la marina y en la creación de una gran flota de guerra.
Causas de la Guerra: Formación de Alianzas
A comienzos del siglo XX, la mayoría de los países europeos formaban parte de un complejo sistema de alianzas entre Estados que se había ido formando desde finales del siglo XIX. Estas alianzas condujeron a la Primera Guerra Mundial. Entre 1870 y 1890, Bismarck promovió un sistema de alianzas internacionales que obedecían a estos principios: lograr el predominio alemán en la política continental europea, crear un bloque de potencias con centro en el Imperio Alemán y contener a los enemigos de Alemania. Con estos objetivos, el canciller Bismarck negoció la Liga de los Tres Emperadores entre los tres grandes imperios conservadores. A continuación, en 1879, Alemania y Austria firmaron la Doble Alianza. Finalmente, en 1882, se firmó la Triple Alianza entre Alemania, Austria-Hungría e Italia, que fue el eje de la política internacional hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial. El Imperio Ruso, amenazado por el aislamiento, reorientó su política exterior hacia la alianza defensiva con Francia. Después de mucha insistencia diplomática, se llegó a un acuerdo franco-ruso en el año 1892, en el cual se establecían cláusulas de ayuda mutua en caso de amenaza militar.
Gran Bretaña y Francia superaron las rivalidades coloniales y llegaron a un acuerdo en abril de 1904, que recibió el nombre de Entente Cordiale. La vieja Triple Alianza entre Alemania, Austria-Hungría e Italia se enfrentó a la Triple Entente entre Gran Bretaña, Francia y Rusia.
Los Enfrentamientos Coloniales
La Conferencia de Berlín de 1885 había intentado establecer medidas de acuerdo y arbitraje entre los imperios, pero a principios del siglo XX los conflictos volvieron a estallar. Las hostilidades entre imperialismos rivales tuvieron entonces como escenario el norte de África. La primera crisis marroquí tuvo lugar en 1905. El gobierno alemán ofreció apoyo al sultán de Marruecos para que pudiera resistir las presiones de los franceses, que querían establecer un protectorado en la zona. El mismo káiser Guillermo II llegó a desembarcar en Tánger. Para resolver el conflicto se convocó la Conferencia de Algeciras. Alemania no se resignó a quedar excluida y en 1911 protagonizó una segunda crisis marroquí.
Las Crisis Balcánicas
Otro punto de tensión importante anterior a la Primera Guerra Mundial se encontraba en la misma Europa, en los Balcanes, una zona de conflicto durante una buena parte del siglo XIX. En este contexto, estallaron tres crisis sucesivas en los Balcanes. El primer foco de tensión surgió cuando Austria-Hungría se anexó Bosnia y Herzegovina, un territorio que ya administraba. Ello provocó la ira de Rusia, que originó las guerras balcánicas:
- 1ª Guerra Balcánica (1912): Estalló para no perder el papel protagonista. El Imperio Ruso apoyó la creación de una Liga Balcánica que agrupaba a cuatro países que atacaron a Turquía y la obligaron a abandonar sus últimos territorios europeos.
- 2ª Guerra Balcánica (1913): Enfrentó a los serbios, que tenían el apoyo de otros estados de la zona, con los búlgaros. La Paz de Bucarest confirmó a Bulgaria como la gran perdedora.