Las Revoluciones del Siglo XIX: Nacionalismo, Unificación y Segunda Revolución Industrial

Las Revoluciones del Siglo XIX

Oleadas Revolucionarias

En 1830 y 1848, Europa experimentó oleadas revolucionarias impulsadas por liberales, nacionalistas y demócratas. Los liberales aspiraban a promulgar constituciones, mientras que los nacionalistas buscaban unificar territorios en Estados nacionales. La oleada de 1848, conocida como la Primavera de los Pueblos, tuvo un carácter democrático y social, reclamando derechos políticos y justicia social.

Nacionalismo

El nacionalismo, basado en la idea de nación, se convirtió en una fuerza política importante. Evolucionó en dos posturas: el nacionalismo liberal, que enfatizaba la ciudadanía y la soberanía nacional, y el nacionalismo conservador, que valoraba la tradición y la legitimidad de los Estados basados en la historia y la cultura comunes.

Unificación Italiana

La unificación italiana enfrentó la oposición de Austria, el Papa y los Borbones. El proceso se desarrolló en etapas, incluyendo la anexión de Lombardía, la conquista de Nápoles y la incorporación del Véneto. Roma se convirtió en la capital de Italia en 1870.

Unificación Alemana

Otto von Bismarck fue el principal promotor de la unificación alemana. A través de tres conflictos bélicos (Guerra de los Ducados, Guerra contra Austria y Guerra Franco-Prusiana), Prusia logró unificar los estados alemanes bajo su liderazgo.

Segunda Revolución Industrial

Nuevas Fuentes de Energía

La electricidad y el petróleo se convirtieron en nuevas fuentes de energía, impulsando el desarrollo industrial.

Nuevas Tecnologías

La metalurgia, la industria química y las nuevas fórmulas de producción (taylorismo y fordismo) mejoraron la calidad y la productividad.

Capitalismo Industrial

Las grandes corporaciones y el capitalismo financiero dominaron la producción industrial. Las sociedades anónimas, las concentraciones empresariales y las prácticas monopolísticas (carteles, trusts y holdings) surgieron para captar capital y controlar los mercados.

Era Victoriana

El reinado de Victoria I marcó el apogeo del Reino Unido. El parlamentarismo británico amplió los derechos de los ciudadanos y la participación electoral. La cuestión irlandesa, un movimiento nacionalista en la isla de mayoría católica, fue un desafío para el gobierno británico.

Imperio Británico

El Reino Unido consolidó su liderazgo económico mundial. Londres se convirtió en el centro financiero internacional y la libra esterlina en la divisa de referencia. El imperio británico dominó los ferrocarriles en América Latina, estableció colonias en África y controló la India en Asia.

Ciudad Industrial

Las capitales se convirtieron en metrópolis, con arquitectura de hierro, estaciones ferroviarias e iluminación de calles. La estructura de las ciudades se organizó en anillos concéntricos, con barrios burgueses, de clases medias y obreros.

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