Es un texto histórico – literario, de naturaleza política con planteamientos económicos y sociales. En él se hace referencia a una etapa concreta de la Historia de España, exactamente al primer periodo de la II República, el Bienio Republicanismo-Socialista, cuando el Gobierno llevó a cabo una serie de reformas, entre ellas, la Reforma Agraria.
Se trata de un fragmento extraído de la obra de «Causas de la guerra de España¨, publicado en París en 1939, y su autor es Manuel Azaña, excepcional orador, gran escritor y uno de los políticos más relevantes de la historia de España, intervino en el Pacto de San Sebastian y, proclamaba la II Republica, fue miembro del Gobierno Provisional. Presidente del Gobierno durante el Bienio Republicano.-Socialista (1931-1933) su gobierno se caracterizó por las reformas en todos los ámbitos, siendo la Reforma Agraria la de mayor envergadura y complejidad. Fue acusado por la ¨Derecha´¨ , que se oponía a sus reformas, y por la «Extrema Izquierda¨ que las quería más rapidas. Fundó el Partido de ¨Izquierda Republicana¨ y fue uno de los artífices del ¨Frente Popular¨ que ganaría las elecciones en febrero de 1936, siendo entonces nombrado Presidente de la República. Desde este cargo fue testigo de la España rota en dos por la Guerra Civil. Al final de ésta, y para evitar la represión franquista, se exilió en Francia en 1939, donde publicó esta obra a la que pertenece el texto, y allí murió en 1940. Está destinado a la difusión pública, pues se trata de una obra literaria.
Al analizar el texto vemos como el autor comienza haciendo una reflexión sobre la situación en la que se encontraba España al proclamarse la II República , en abril de 1931. Ante todo resalta la forma en que se llegó a esta nueva forma de gobierno, con alegría, sin causar daños ni victimas , pero también destaca los fuertes contrastes que mostraba la sociedad española.
No hay que olvidar que la República se instauró en el contexto de depresión económica de principios de los años treinta y también hemos de tener en cuenta el enorme paso que la agricultura tenía en la economía española y el desigual reparto de la propiedad del campo. El problema del latifundismo era especialmente grave en Andalucía y Extremadura, donde grandes extensiones de tierra eran propiedad de unos pocos señores terratenientes. La desigual explotación de la tierra incidía en los bajos rendimientos agrícolas y dificultaba el desarrollo técnico. Por ello, Azaña quiso llevar adelante la Reforma Agraria, con una clara preocupación modernizadora que intentaba acabar con el atraso agrario.
Los problemas principales de la agricultura nacional seguían siendo el latifundismo y el elevado número de jornaleros sin tierras y sin trabajo fijo.
Los 3 objetivos de la Reforma Agraria fueron:
- Objetivo social: Entregar tierras a los campesinos a fin de obtener su apoyo para afianzar el recién nacido Régimen Republicano y, al mismo tiempo, evitar conflictos y revueltas sociales en las zonas rurales.
- Objetivo político: Eliminar el poder económico de los grandes terratenientes, en su mayoría monárquicos y enemigos de la República.
- Objetivo económico : Incrementa la producción total del sector agrario y elevar el nivel de renta el campesinado, que aumentaría sus niveles de consumo y estimularía así el desarrollo de las actividades industriales y comerciales.
En 1932 se aprobó en el Parlamento la Reforma Agraria, tras largas, lentas e intensas discusiones y debates. El contenido de esta ley se centra básicamente en:
- Las tierras pertenecientes a la extinguida «Grandeza de España´´ quedaban expropiadas sin indemnización.
- Todos los latifundios sistemáticamente arrendados y tierras sin cultivar o abandonadas se declararon «expropiables´´ a cambo de una indemnización del Estado.
- Las tierras expropiadas, cuyo nuevo propietario pasaba a ser el Estado, se destinarían al asentamiento de campesinos sin tierra que explotarían las fincas.
La Reforma Agraria tenía como objetivo, redistribuir la propiedad y crear una clase de medianos propietarios. Las tierras expropiadas pasaban a ser propiedad del Instituto de Reforma Agraria (IRA), que las entregaba a las Juntas Provinciales para distribuirlas entre los campesinos. Sin embargo, la aplicación de esta Ley y el ritmo de puesta en marcha de la Reforma Agraria fueron excesivamente lentos, debido a la complejidad de la ley y a la lentitud de su ejecución. Se expropiaron pocos terrenos y fueron relativamente pocos (unos 8.000) los campesinos que se pudieron asentar en las nuevas fincas. En consecuencia, los jornaleros quedaron decepcionados con la República y se inclinaron hacia las revueltas propuestas por los Anarquistas. Las huelgas, las insurrecciones y las ocupaciones de tierras fueron en aumento progresivo con la consecuente represión por parte del gobierno.
A lo largo de 1933 se fue haciendo cada vez más evidente el desgaste del gobierno que entró en una profunda crisis. En estas condiciones, Azaña dimitió y el Presidente de la República convocó elecciones generales para noviembre de 1933. En estas elecciones triunfaron los partidos de Centro-derecha, que se habían presentado a las elecciones unidos y organizados, iniciándose el Bienio Derechista (1934-36), también conocido como el «Bienio Negro´´, durante el cual se puso en marcha una autentica «Contrarreforma Agraria´´, que significó el bloqueo del proceso iniciado por el gobierno anterior.