La vulnerabilidad del Modelo Agroexportador:
Los dirigentes de la Argentina no percibieron que la riqueza proporcionada dependía de factores externos, lo que la tornaba muy vulnerable. Durante la presidencia de Juárez Celman (1886–1890) las autoridades lanzaron un agresivo plan de endeudamiento externo, unido a una desmedida emisión monetaria. La emisión se fundaba en la Ley de Bancos Nacionales Garantidos de 1887, que permitía a los bancos la emisión de billetes con el respaldo de títulos públicos del Estado nacional.
El auge se detuvo cuando ante la disminución de los empréstitos extranjeros a partir de 1888, la balanza de pagos de nuestro país entró en crisis y en 1889 cayeron los precios internacionales del trigo. La pesada carga exterior, pudo aliviarse con el alza de los precios de los productos primarios. Superada esta crisis, se demuestra la excesiva dependencia de los capitales provenientes. La Crisis del Modelo Agroexportador:
se debió a que la población crecía rápidamente, debido a la masiva inmigración desde Europa y el amplio territorio prácticamente despoblado del país recibía este constante aporte humano que contribuía con el crecimiento la joven nación. Argentina prometía a sus habitantes un futuro de grandeza. Con esta imponente realidad se encontraron los millones de inmigrantes que, atraídos por la riqueza de este rico país, cruzaron el Océano Atlántico en procura de una mejor calidad de vida, en paz y con posibilidades de progreso y ascenso socioeconómico, que estas tierras les ofrecían en ese entonces. Si bien la gran mayoría de ellos, en poco tiempo, se fueron integrando al tejido social y conformaron la base del importante estrato social medio argentino, otro grupo conformó la incipiente fuerza obrera compuesta por trescientos mil trabajadores. Esta nueva realidad de la sociedad provocó el aumento de conflictos sociales.
El Orden Conservador ó Régimen Conservador ó República Conservadora(1880-1916)
es el período comprendido entre los años 1880 y 1916, durante el cual la República Argentina disfrutó de un rápido crecimiento económico, poblacional y cultural.
En lo económico, se estableció firmemente una economía de tipo periférica agroexportadora. El país disfrutó de un gran crecimiento económico, impulsado por la expansión de las fronteras agrícolas, la extensión de las comunicaciones y transportes, y una cierta tecnificación ganadera y agrícola. A raíz de ese crecimiento económico se produjo también un notable aumento de la población, empujado por la inmigración de origen europeo y la mejora de las condiciones sanitarias. En lo cultural, la Generación del 80, nombre que se aplica también a la élite política y empresarial del período, manifestó su adhesión a las corrientes literarias y artísticas europeas; si bien la producción literaria y artística se multiplicó exponencialmente; no se alcanzó a desarrollar una expresión cultural específicamente argentina. La cultura popular estuvo signada por dos fenómenos de efecto contrapuesto: mientras el aporte inmigratorio aportaba diversidad pero diluía el principio de nacionalidad, el avance de la escolarización tendía a la unificación cultural de la población. En lo político, el período estuvo signado por el control político de los gobiernos provinciales y nacional por un conglomerado político conocido como Partido Autonomista Nacional, de ideología liberal, aunque gradualmente devenida conservadora. El Partido Autonomista tenía el control completo del gobierno nacional, y controlaba casi por completo a los provinciales. La característica dominante de la acción política del período fue el control de las elecciones por el grupo dominante a través del fraude electoral, el clientelismo y los acuerdos de cúpulas políticas. La figura política más relevante del período fue el general Julio Argentino Roca que asumió la presidencia bajo el lema «paz y administración» y presidió el país durante doce años y dominó el partido en el gobierno al menos otros doce, extendiendo su liderazgo indiscutido durante dos tercios de los 36 años que duró el período conservador.
Del período se establece en 1916, año en que llegó al poder la Unión Cívica Radical, que desplazaría a los conservadores del poder por largo tiempo, gracias a la implementación de la ley de sufragio obligatorio y secreto. El Centenario Argentino se celebró el 25 de mayo de 1910, centésimo aniversario de la Revolución de Mayo, cuando el virreyespañolBaltasar Hidalgo de Cisneros fue destituido de su cargo y reemplazado por la Primera Junta, el primer gobierno patrio argentino. El año de 1910 fue considerado muy positivo para la Argentina, observando el último siglo en retrospectiva. El modelo agroexportador estaba en pleno apogeo, la Guerra Civil argentina había terminado décadas atrás, los límites nacionales habían sido demarcados definitivamente, y ya se habían organizado y consolidado el Estado nacional e instituciones como el ejército, el servicio de correo o el sistema educativo. En la celebración de El Centenario de la Revolución de Mayo las élites mostraron al mundo una imagen de progreso, prosperidad y grandeza del país. La elección de Roque Sáenz Peña, hombre del ala reformista del conservadorPartido Autonomista Nacional –PAN-, como presidente de la República, significó el interés de los sectores gobernantes por la mejora de la democracia y esto se vio plasmado en la sanción de la Ley Sáenz Peña, dos años después. Esta ley, que lleva su nombre, posibilitó el ejercicio del sufragio universal a todos los varones mayores de dieciocho años, en ejemplares elecciones. La Ley Sáenz Peña o Ley 8.871: fue sancionada por el Congreso de la Nación Argentina el 10 de febrero de 1912, estableció el voto universal, secreto y obligatorio para los ciudadanos argentinos varones, nativos o naturalizados, mayores de 18 años de edad, habitantes de la nación y que estuvieran inscriptos en el padrón electoral. Esta ley debe su nombre a su impulsor, el Presidente Roque Sáenz Peña, miembro del ala modernista del Partido Autonomista Nacional. En la ley el derecho al voto no fue establecido universalmente. En principio, excluyó de plano: a las mujeres (el voto femenino sería aprobado más de 30 años después, en 1947) y a los habitantes de los territorios nacionales. Otras personas que se consideraban incapaces de ejercer el derecho fueron los dementes declarados en juicio y los sordomudos que no podían expresarse por escrito. Por su estado y condición se hallaban imposibilitados de votar, los religiosos, los soldados y los detenidos por juez competente. Por causas de indignidad, no podían sufragar los reincidentes condenados por delitos contra la propiedad, durante cinco años después de cumplida la condena, los penados por falso testimonio y por delitos electorales, por el lapso de cinco años. Las juntas escrutadoras de votos eran las encargadas del recuento de las votaciones, reuniéndose en la Cámara de Diputados de la Nación o en la Legislatura, constituyéndose dichas juntas en cada capital de provincia, integrada por el Presidente de la Cámara Federal de Apelaciones, el Juez Federal y el Presidente del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia. En la capital de la república la integró el Presidente de la Cámara Civil. La primera aplicación de la ley fue en abril de 1912, en Santa Fe y Buenos Aires. Las primeras elecciones presidenciales realizadas bajo el sistema de la ley ocurrieron en 1916, cuatro años después de su sanción, y resultaron el triunfo del candidato por la Unión Cívica Radical, Hipólito Yrigoyen, la principal fuerza opositora al Partido Autonomista Nacional y que hasta entonces no había accedido al poder.
Los dirigentes de la Argentina no percibieron que la riqueza proporcionada dependía de factores externos, lo que la tornaba muy vulnerable. Durante la presidencia de Juárez Celman (1886–1890) las autoridades lanzaron un agresivo plan de endeudamiento externo, unido a una desmedida emisión monetaria. La emisión se fundaba en la Ley de Bancos Nacionales Garantidos de 1887, que permitía a los bancos la emisión de billetes con el respaldo de títulos públicos del Estado nacional.
El auge se detuvo cuando ante la disminución de los empréstitos extranjeros a partir de 1888, la balanza de pagos de nuestro país entró en crisis y en 1889 cayeron los precios internacionales del trigo. La pesada carga exterior, pudo aliviarse con el alza de los precios de los productos primarios. Superada esta crisis, se demuestra la excesiva dependencia de los capitales provenientes. La Crisis del Modelo Agroexportador:
se debió a que la población crecía rápidamente, debido a la masiva inmigración desde Europa y el amplio territorio prácticamente despoblado del país recibía este constante aporte humano que contribuía con el crecimiento la joven nación. Argentina prometía a sus habitantes un futuro de grandeza. Con esta imponente realidad se encontraron los millones de inmigrantes que, atraídos por la riqueza de este rico país, cruzaron el Océano Atlántico en procura de una mejor calidad de vida, en paz y con posibilidades de progreso y ascenso socioeconómico, que estas tierras les ofrecían en ese entonces. Si bien la gran mayoría de ellos, en poco tiempo, se fueron integrando al tejido social y conformaron la base del importante estrato social medio argentino, otro grupo conformó la incipiente fuerza obrera compuesta por trescientos mil trabajadores. Esta nueva realidad de la sociedad provocó el aumento de conflictos sociales.
El Orden Conservador ó Régimen Conservador ó República Conservadora(1880-1916)
es el período comprendido entre los años 1880 y 1916, durante el cual la República Argentina disfrutó de un rápido crecimiento económico, poblacional y cultural.
En lo económico, se estableció firmemente una economía de tipo periférica agroexportadora. El país disfrutó de un gran crecimiento económico, impulsado por la expansión de las fronteras agrícolas, la extensión de las comunicaciones y transportes, y una cierta tecnificación ganadera y agrícola. A raíz de ese crecimiento económico se produjo también un notable aumento de la población, empujado por la inmigración de origen europeo y la mejora de las condiciones sanitarias. En lo cultural, la Generación del 80, nombre que se aplica también a la élite política y empresarial del período, manifestó su adhesión a las corrientes literarias y artísticas europeas; si bien la producción literaria y artística se multiplicó exponencialmente; no se alcanzó a desarrollar una expresión cultural específicamente argentina. La cultura popular estuvo signada por dos fenómenos de efecto contrapuesto: mientras el aporte inmigratorio aportaba diversidad pero diluía el principio de nacionalidad, el avance de la escolarización tendía a la unificación cultural de la población. En lo político, el período estuvo signado por el control político de los gobiernos provinciales y nacional por un conglomerado político conocido como Partido Autonomista Nacional, de ideología liberal, aunque gradualmente devenida conservadora. El Partido Autonomista tenía el control completo del gobierno nacional, y controlaba casi por completo a los provinciales. La característica dominante de la acción política del período fue el control de las elecciones por el grupo dominante a través del fraude electoral, el clientelismo y los acuerdos de cúpulas políticas. La figura política más relevante del período fue el general Julio Argentino Roca que asumió la presidencia bajo el lema «paz y administración» y presidió el país durante doce años y dominó el partido en el gobierno al menos otros doce, extendiendo su liderazgo indiscutido durante dos tercios de los 36 años que duró el período conservador.
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El comienzo del período se establece en el año 1880, año en que se produjo el último hecho de armas de las guerras civiles que azotaron al país durante dos tercios del siglo XIX, se solucionó la «cuestión capital» que dividía a la capital de las provincias interiores con la federalización de Buenos Aires y asumió su primera presidencia el general Roca. El final (crisis)Del período se establece en 1916, año en que llegó al poder la Unión Cívica Radical, que desplazaría a los conservadores del poder por largo tiempo, gracias a la implementación de la ley de sufragio obligatorio y secreto. El Centenario Argentino se celebró el 25 de mayo de 1910, centésimo aniversario de la Revolución de Mayo, cuando el virreyespañolBaltasar Hidalgo de Cisneros fue destituido de su cargo y reemplazado por la Primera Junta, el primer gobierno patrio argentino. El año de 1910 fue considerado muy positivo para la Argentina, observando el último siglo en retrospectiva. El modelo agroexportador estaba en pleno apogeo, la Guerra Civil argentina había terminado décadas atrás, los límites nacionales habían sido demarcados definitivamente, y ya se habían organizado y consolidado el Estado nacional e instituciones como el ejército, el servicio de correo o el sistema educativo. En la celebración de El Centenario de la Revolución de Mayo las élites mostraron al mundo una imagen de progreso, prosperidad y grandeza del país. La elección de Roque Sáenz Peña, hombre del ala reformista del conservadorPartido Autonomista Nacional –PAN-, como presidente de la República, significó el interés de los sectores gobernantes por la mejora de la democracia y esto se vio plasmado en la sanción de la Ley Sáenz Peña, dos años después. Esta ley, que lleva su nombre, posibilitó el ejercicio del sufragio universal a todos los varones mayores de dieciocho años, en ejemplares elecciones. La Ley Sáenz Peña o Ley 8.871: fue sancionada por el Congreso de la Nación Argentina el 10 de febrero de 1912, estableció el voto universal, secreto y obligatorio para los ciudadanos argentinos varones, nativos o naturalizados, mayores de 18 años de edad, habitantes de la nación y que estuvieran inscriptos en el padrón electoral. Esta ley debe su nombre a su impulsor, el Presidente Roque Sáenz Peña, miembro del ala modernista del Partido Autonomista Nacional. En la ley el derecho al voto no fue establecido universalmente. En principio, excluyó de plano: a las mujeres (el voto femenino sería aprobado más de 30 años después, en 1947) y a los habitantes de los territorios nacionales. Otras personas que se consideraban incapaces de ejercer el derecho fueron los dementes declarados en juicio y los sordomudos que no podían expresarse por escrito. Por su estado y condición se hallaban imposibilitados de votar, los religiosos, los soldados y los detenidos por juez competente. Por causas de indignidad, no podían sufragar los reincidentes condenados por delitos contra la propiedad, durante cinco años después de cumplida la condena, los penados por falso testimonio y por delitos electorales, por el lapso de cinco años. Las juntas escrutadoras de votos eran las encargadas del recuento de las votaciones, reuniéndose en la Cámara de Diputados de la Nación o en la Legislatura, constituyéndose dichas juntas en cada capital de provincia, integrada por el Presidente de la Cámara Federal de Apelaciones, el Juez Federal y el Presidente del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia. En la capital de la república la integró el Presidente de la Cámara Civil. La primera aplicación de la ley fue en abril de 1912, en Santa Fe y Buenos Aires. Las primeras elecciones presidenciales realizadas bajo el sistema de la ley ocurrieron en 1916, cuatro años después de su sanción, y resultaron el triunfo del candidato por la Unión Cívica Radical, Hipólito Yrigoyen, la principal fuerza opositora al Partido Autonomista Nacional y que hasta entonces no había accedido al poder.