Línea de tiempo de la baja Edad Media del los siglos xi al xv

A|INTRODUCCIÓN

La Península Ibérica a finales del Siglo XIII estaba formada por: la Corona de Castilla, Aragón, el Reino de Navarra, el de Portugal y el de Granada. A lo largo de los Siglo XIV y XV se produjo un periodo de transformación y crisis que agitó las estructuras políticas, económico-sociales y culturales. La inestabilidad climática, la escasez de alimentos, las hambrunas, etc., debilitaron los organismos y favorecieron las epidemias. La incidencia de la Peste Negra diezmó de modo importante la población, eliminando las posibilidades del avance reconquistador. A lo largo del Siglo XV se produjo una lenta recuperación, a la vez que se fueron consolidando las instituciones de gobierno en la Corona de Castilla y en la Corona de Aragón, realidades en las que centraremos el estudio y análisis de este tema. Asimismo abordaremos aspectos relacionados con las crisis epidémicas y la expansión llevada a cabo por los diversos reinos.

B|DESARROLLO

Iniciamos el tratamiento de este contenido deteniéndonos en la organización política de los dos principales reinos, la corona de Castilla y la corona de Aragón, para conocer sus instituciones de gobierno, señalando que la defensa de la autonomía de cada uno de ellos, la disputa entre la versión autoritaria y la pactista del ejercicio del poder y la renovación de las instituciones, caracterizan este proceso.

Por lo que se refiere a la CORONA DE Castilla, el reino más importante de la Península, constituido porCastilla y León, Galicia, territorios vascos y antiguos territorios musulmanes situados en la zona occidental, nacía en 1230 con Fernando III «el Santo».

Desde el Siglo XIII, venciendo la resistencia de la nobleza, los reyes, cabeza de cada reino y señor natural de todos los habitantes, fueron acumulando poder, imponiendo la visión autoritaria frente a la versión pactista o contractual (defendida por nobles y grandes ciudades). Para ello, recurrieron al afianzamiento de instituciones de gobierno y la creación de un favorable sistema fiscal, actuaciones que se concretaron en la creación del Consejo Real, en el que confluían la alta nobleza, el alto clero y los juristas, especializándose en las diversas ramas del gobierno y administración. En este sentido, los secretarios reales fueron ampliando sus funciones político-administrativas. Por otra parte, la redacción de leyes que favorecían la preeminencia de la monarquía frente a la nobleza, tales como las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá de Alfonso XI, reforzaron el poder del rey sobre la base del derecho romano. A ello contribuyeron la creación de la Hacienda y de la Cancillería y de un ejército semipermanente, fiel a la corona, favorecíó este proceso. A nivel municipal, el gobierno evoluciónó hacia tendencias oligárquicas, con el control por parte de la monarquía con el nombramiento de alcaldes mayores y menores, y, posteriormente con la figura del Corregidor.

En Castilla, las cortes nacieron a partir de la Curia Regia extraordinaria, llegando a su madurez en la segunda mitad del Siglo XIII. La Corona no tenía obligación legal de convocarlas cada cierto tiempo. Con funciones fiscales y consultivas carecían de poder legislativo, con lo que fueron perdiendo poder y representatividad al no ser convocadas por el Rey.

Siglo XIV comienza con la inestabilidad por la minoría de edad de los monarcas (Fernando IV y Alfonso XI) y las luchas nobiliarias por el poder, queriendo limitar la soberanía de la monarquía. Tras la mayoría de edad ambos reafirmaron su autoridad atrayendo a los nobles mediante la concesión de beneficios. Las malas cosechas y las epidemias hundieron la producción, originando un alza de precios y con ello un aumento de la presión fiscal de la nobleza sobre los campesinos, lo que provocó también movimientos antiseñoriales. La población sufríó un importante descenso como consecuencia de la extensión de la Peste Negra, con una mayor incidencia entre 1348 y 1351. A mediados del XIV gobierna Pedro I, en un periodo caracterizado por la crisis económica y demográfica, con una política de afirmación real frente a los nobles, que se aliaron y se opusieron al monarca. Guerra Civil entre Pedro I (El Cruel) y su hermano, Enrique de Trastámara. Enrique II sube al trono y con él la dinastía de Trastámara, con entrega de privilegios a la alta nobleza que intensificó la presión sobre los vasallos y adquiríó facultades jurisdiccionales criminales y civiles (mayorazgo). Estas concesiones despojaron a campesinos de tierras comunales. Los abusos señoriales provocaron la reacción popular. La Guerra Irmandiña en Galicia, que enfrentó a campesinos, burgueses e incluso a miembros de la pequeña nobleza.

A lo largo del Siglo XV, coincidiendo con la minoría de edad de Juan II y la regencia de Fernando de Antequera (futuro rey de Aragón), continúan las luchas por el poder entre el monarca y los nobles. Se produce una cierta recuperación económica favorecida por la exportación de lana a Flandes, aunque sin perspectiva de cara al desarrollo de una industria textil propia, a pesar de la creación del Consejo de la Mesta. A finales del siglo, durante el reinado de Enrique IV resurgen las luchas nobiliarias que obligaron al rey a desheredar a su hija Juana (la Betraneja), haciéndose con la corona, tras una Guerra Civil, Isabel I.

Respecto a la CORONA DE ARAGÓN, surge con la uníón del conde de Barcelona (Ramón Berenguer IV) con Petronila, la heredera del Reino de Aragón. Jaime I incorporó en el Siglo XIII Valencia y Mallorca. La expansión mediterránea amplió el territorio a partir del XIII con Sicilia, Cerdeña y Nápoles. Con Pedro IV se mantuvo una dura pugna con Castilla. A principios del Siglo XV hubo una profunda crisis sucesoria al morir Martín I sin herederos. Esto dejó en manos de nueve compromisarios la designación de un nuevo rey, Fernando I de Antequera, de la dinastía Trastámara, convirtiéndose esta en gobernadora de las dos coronas.

Estos siglos se caracterizan por los conflictos sociales, acrecentados durante el reinado de Alfonso V por el abandono de sus reinos, interesado por la expansión por el Mediterráneo. Esta política expansiva favorecíó el desarrollo de un importante comercio marítimo.

La Corona de Aragón era un estado federal: confederación de reinos con instituciones y leyes propias en cada uno de ellos y un único soberano, con gobernadores o virreyes en cada uno de los reinos. Los monarcas no llegaron a adquirir tanto poder como en Castilla, pues ante la necesidad de financiar su política expansiva se vieron obligados a recurrir a los apoyos de la nobleza y de las Cortes, que habían surgido en el Siglo XIII, quedando comprometidos a realizarles privilegios y concesiones, como también a respetar las leyes de cada uno de los reinos. Este condicionante forjó la trayectoria pactista de la monarquía aragonesa y el control de sus actuaciones, tanto por la Generalitat en Cataluña como por el Justicia Mayor en Aragón.

La importancia del desarrollo urbano permitíó la aparición de las veguerías encargadas de administrar las diversas demarcaciones y el fortalecimiento de las oligarquías urbanas que rivalizaban con los señores feudales, lo que originó diferentes revueltas. Entre ellas se pueden resaltar, el movimiento Remensa, en los años finales del Siglo XIV y que llevó a los payeses de remensa, que se hallaban sometidos a unas instituciones feudales opresivas y arbitrarias (malos usos), a que se rebelasen exigiendo la exención de los antiguos derechos feudales. El problema no se soluciónó hasta que obtuvieron de Fernando el Católico la llamada Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486) que abolía los malos usos previa indemnización a los señores. Por otra parte, a mediados del Siglo XV se produjeron enfrentamientos entre la Biga y la Busca, entre el partido de la oligarquía y los ciudadanos honrados y la Busca, partido de los oficiales, artesanos, pequeños mercaderes por la reforma municipal que permitiese a estos últimos entrar en el gobierno de la ciudad. Estos conflictos se extendieron también a Mallorca en donde la revuelta foránea enfrentó a los municipios del campo contra la oligarquía de la ciudad de Palma que ejercía dominio político, administrativo y fiscal; reivindicaban una mayor participación en la administración. Estos conflictos sociales y las presencia de los turcos en el Mediterráneo oriental hicieron que a mediados del Siglo XV decayese el comercio en Cataluña.

CONCLUSIÓN

Los siglos finales de la Edad Media se encontraron con una crisis que afectó a todos los órdenes de la vida, más intensa en el Siglo XIV y con una lenta recuperación en el XV. Además, las epidemias de peste negra influyeron en la vida económica y social de los reinos, en las mentalidades de las gentes y en las manifestaciones artísticas y literarias. La crisis demográfica golpeó a una agricultura que no había evolucionado. Amplias zonas se despoblaron reducíéndose las tierras de cultivo y la mano de obra campesina, reajustándose la estructura social. La recuperación del Siglo XV, en el que tiene lugar la uníón dinástica y personal de Castilla y Aragón con Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, iniciaba un proceso de cara a la conformación de una monarquía autoritaria y un futuro Estado. De igual modo, se concluyó la Reconquista con la ocupación de Granada. La conquista de las islas Canarias y el descubrimiento de América iniciaron la expansión castellana hacia el Atlántico.

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