Los años dorados del capitalismo
Tras la guerra, las economías europeas capitalistas iniciaron una expansión económica continuada, superando definitivamente la depresión y el paro de la época de entreguerras. Estados Unidos ejerció una clara hegemonía sobre los Estados europeos, como lo demuestra la firma de los Acuerdos de Bretton Woods por los que adoptó medidas de orden monetario y fiscal con el objetivo de regular el sistema económico occidental. También explican el despegue del crecimiento económico de factores como el progreso tecnológico industrial; los avances en aeronáutica, robótica y electrónica; la enorme inversión destinada a la industria militar; y la utilización pacífica de la energía nuclear. A principios de la década de los setenta finalizó esta tendencia expansiva.
El Estado de bienestar
La medida más efectiva para corregir los desequilibrios económicos de la posguerra fue la intervención estatal en materia económica. Pero también intervinieron en lo social. Establecieron el llamado Estado de bienestar que se presentó como una medida efectiva para garantizar y proteger las necesidades básicas de cualquier ciudadano. William Beveridge proporcionó las bases teóricas de reflexión para establecer el Estado de bienestar, en un informe donde apuntaba las directrices para implantar un sistema de seguridad social. Fue el llamado Informe Beveridge, que fue aprobado por el gobierno laborista británico en el año 1945. En su informe además de indicar los mecanismos para establecer una seguridad social, explicó que si el Estado corría con los gastos de enfermedad y pensiones de jubilación, la industria podría aumentar su productividad y su competitividad. Por otra parte, en un segundo informe afirmó que para que el sistema de protección social fuera eficaz debía haber una situación de pleno empleo. En este sentido, sus ideas coincidían con las del economista J.M.Keynes según el cual la demanda y el consumo son los motores del crecimiento económico. Así pues, los gobiernos intervinieron en la economía estatal con el objetivo de conseguir el crecimiento económico necesario para llegar a una situación de pleno empleo para poder mantener las políticas sociales que conformaban un Estado de bienestar. El crecimiento económico de la década de los años cincuenta en los países capitalistas posibilitó la implantación de un sistema de seguridad social encaminado a garantizar a todos los ciudadanos un conjunto de prestaciones económicas, asistenciales y sanitarias. Este sistema de protección pública tiene elevados costos de financiación, que son satisfechos mediante el pago de impuestos por parte de todos los ciudadanos, tributos proporcionales a la riqueza de ingresos de cada familia. De este modo, el Estado contribuye a la regulación de la riqueza de los ciudadanos. La expansión del Estado de bienestar no cesó hasta la crisis del petróleo de 1973.
La expansión económica
En primer lugar, tras la guerra se produjo un extraordinario crecimiento demográfico. El aumento de la natalidad fue tal que ha llevado a los demógrafos a hablar de un baby boom. Este crecimiento estimuló la demanda de productos, las inversiones y la producción. En segundo lugar, el intervencionismo en materia económica de los Estados fue más intenso que en ninguna otra época en la historia del capitalismo mundial. Con el fin de evitar crisis económicas y conseguir la integración de los trabajadores en una sociedad de consumo, se combinaron los principios del libre mercado con los de planificación. Para ello, siguieron la experiencia de las doctrinas de J.M.Keynes y las doctrinas del New Deal norteamericano. El cambio de la estructura económica comportó el descenso de la población activa en el sector primario, mientras que la mano de obra ocupada en la industria, y sobre todo, los servicios aumentó. Este fenómeno se denominó terciarización de la economía, a la que siguió una notable mejora en el nivel de vida de la población. La diversificación y la expansión de diversos sectores industriales, denominada tercera revolución industrial, fue posible gracias a la adopción de novedades científicas y técnicas descubiertas en el curso de la Segunda Guerra Mundial; y a la adquisición de materias primas y fuentes de energía a muy bajo precio procedentes de los mercados coloniales. Por otro lado, la cooperación internacional entre los Estados capitalistas permitió sentar las bases de una rápida reconstrucción:
- El Plan Marshall fue decisivo debido a su importancia estratégica para la reconstrucción industrial de la Europa occidental. Pero también supuso un estímulo para la economía americana, pues el 60% del programa se destinó a la compra de productos estadounidenses.
- Los países receptores de las ayudas económicas estadounidenses impulsaron una política económica supranacional con el objetivo de evitar proteccionismos y conseguir la libre circulación de mercancías, capitales y trabajadores. La firma del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y la creación del Mercado Común Europeo se orientan en esta dirección.
La hegemonía de Estados Unidos
Estados Unidos fue el único Estado beligerante que resultó beneficiado económicamente de la Segunda Guerra Mundial. Hasta los años sesenta ejerció un dominio económico indiscutible. La hegemonía del sistema económico estadounidense se explica por su dinamismo, gracias al uso y el control de tecnología punta, y a la aplicación de eficaces métodos de gestión empresarial. Para asumir los elevados costes de investigación y eliminar problemas de competencia, se reforzó la tendencia a la concentración empresarial, lo que originó la formación de empresas gigantes que superaban el marco nacional: las multinacionales. Paulatinamente, estas empresas trasladaron el proceso de producción a países donde la mano de obra era muy barata y la legislación laboral más permisiva. Por un lado, las sucesivas administraciones continuaron con las políticas económicas intervencionistas de cariz keynesiano iniciadas por F.D.Roosevelt con el New Deal. Por otro lado, la economía estadounidense destinó, en el contexto de la guerra fría, un elevado porcentaje de los presupuestos generales del Estado a la creación de un floreciente complejo militar industrial.
La constitución de la Comunidad Económica Europea(CEE)
En 1957, los seis países integrantes de la Comunidad Europea para el carbón y el acero firmaron los Tratados de Roma para la constitución de la Comunidad Económica Europea cuya finalidad era la unificación económica; y la creación de la Comunidad Europea para la Energía Atómica para el desarrollo de la industria nuclear.
La CEE perseguía los siguientes objetivos:
- Crear un mercado común, en el que existiera libertad de circulación de mercancías, de trabajadores, de servicios y de capitales.
- Establecer una unión aduanera entre los países miembros y crear un arancel exterior único para todos los productos procedentes de países no miembros.
- Elaborar políticas económicas comunes referidas básicamente a los sectores agrícola, pesquero y energético, la protección del medio ambiente y la educación.
Para garantizar el cumplimiento de lo establecido en el tratado, se crearon unas instituciones supranacionales independientes que defendían los intereses comunes y aseguraban la paz y el diálogo entre los Estados europeos. En 1960 se creó el Fondo Social Europeo, para asignar fondos para la ocupación y la formación profesional. En 1986 los países miembros firmaron un tratado internacional denominado Acta Única europea.