1. Los Austrias Menores: Gobierno de Válidos y Conflictos Internos
1.1 El reinado de Felipe III
Tras la muerte de Felipe II en 1598, le sucede su hijo Felipe III, dando inicio al periodo de los denominados Austrias Menores. Este periodo se caracterizó por la delegación de las funciones de gobierno en miembros de la aristocracia conocidos como válidos. Este periodo, que abarca todo el siglo XVII, incluye a los reyes Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Los válidos más destacados fueron:
- El duque de Lerma (hasta 1618)
- El duque de Uceda (sucesor del duque de Lerma)
- El Conde-Duque de Olivares y Don Luis de Haro (con Felipe IV)
- Nithard y Valenzuela (durante la regencia de Mariana de Austria)
- Don José de Austria (con Carlos II)
A lo largo del siglo XVII, la Monarquía Hispánica sufrió múltiples conflictos políticos internos. En 1609, Felipe III, junto con el duque de Lerma, firmaron el decreto de expulsión de los moriscos. Las causas de esta expulsión fueron múltiples: la situación internacional, el aumento de la población morisca, motivos religiosos, el intento de debilitar a la burguesía, la falta de asimilación cultural y religiosa, y el temor a una posible alianza con los turcos o franceses.
Las consecuencias de la expulsión fueron devastadoras:
- Efectos demográficos: El abandono de aproximadamente 300.000 moriscos.
- Consecuencias socioeconómicas: Afectación a la industria de la seda en Castilla y ruina de los cultivos y el terreno agrícola en Aragón y Valencia.
1.2 El reinado de Felipe IV
El 31 de marzo de 1621 fallecía Felipe III y su hijo, Felipe IV, fue coronado. Su reinado duró hasta 1665, y su gobierno estuvo marcado por la figura de su valido, el Conde-Duque de Olivares. Olivares impuso medidas reformistas contra la corrupción, creando la Junta Reformadora y la Junta Grande de Reforma. También impulsó medidas de orden económico, como el potenciamiento comercial y la implantación de un impuesto único. Finalmente, intentó la unificación de la monarquía y la creación de un ejército común, denominada Unión de Armas. Estas medidas provocaron la Crisis de 1640, que afectó con mayor intensidad a Portugal, Aragón, Cataluña y Andalucía.
1.3 El reinado de Carlos II
Tras la muerte de Felipe IV en 1665, le sucedió su hijo, Carlos II. Durante su reinado hubo varios regentes: Eduardo Nithard, Juan José de Austria, María Luisa de Orleans y Mariana de Neoburgo. En 1700, Carlos II fallece, dando origen a la Guerra de Sucesión Española (1700-1714).
2. La Crisis de 1640
Durante el reinado de Felipe IV, las medidas tomadas por Gaspar de Guzmán y Pimentel (el Conde-Duque de Olivares), como el impuesto único y la Unión de Armas, provocaron un periodo de crisis en Cataluña, Portugal, Aragón, Andalucía, Nápoles y Sicilia, conocido como la Crisis de 1640. Estas medidas, que consistían en un aumento de impuestos, la eliminación de fueros y la creación de un único ejército nacional subvencionado por todos los reinos, generaron una gran inestabilidad.
Las causas de la revuelta fueron internas (las medidas del Conde-Duque) y externas (la presión de la guerra contra Francia y la exigencia de más fondos para la contienda).
En Cataluña, la revuelta, inicialmente de carácter social, tomó un tinte político con la participación de la nobleza. El 7 de julio de 1640 estalló la revuelta con el episodio del Corpus de Sangre (asesinato del virrey Dalmau de Queralt). Cataluña pidió apoyo a Francia, que venció a las tropas castellanas. En 1641, Pau Claris proclamó la independencia de Cataluña, que posteriormente se integró en Francia, para volver a España en 1652.
En Portugal, la necesidad de pagar nuevos impuestos provocó varias revueltas entre 1628 y 1630. En 1640, la revolución definitiva estalló con el asesinato de Miguel de Vaconcellos y el secuestro de la virreina Margarita de Saboya, proclamándose rey Juan de Braganza.
En Andalucía, los movimientos secesionistas fueron reprimidos, con la detención del duque de Medina Sidonia y la ejecución del marqués de Ayamonte por conspiración.
En Aragón, Carlos Padilla proclamó rey al duque de Híjar; Padilla fue ejecutado y el duque de Híjar detenido.
3. El Ocaso del Imperio Español en Europa
La decadencia española en el siglo XVII se debió a la política exterior y a los acontecimientos sucedidos en Europa.
Con Felipe III, la política exterior fue pacifista, destacando la firma de la Paz de los Doce Años (1609) con los Países Bajos y la política matrimonial con Francia. Tras la muerte de Isabel I de Inglaterra, se firmó la Paz de Londres (1604).
Con Felipe IV, la política exterior giró en torno a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). España intervino por motivos religiosos y políticos (el fin de la Paz de los Doce Años y el apoyo a los Habsburgo para evitar la expansión del protestantismo y de Francia). La guerra terminó con la Paz de Westfalia (1648), que marcó el fin de la preponderancia de los Habsburgo, el reconocimiento de la independencia de las Provincias Unidas y el ascenso de la hegemonía francesa.
En 1659, se firmó la Paz de los Pirineos con Francia, cediendo España territorios y derechos comerciales con América. Con Carlos II, se reconoció la independencia de Portugal (1668) y se firmaron diversos tratados de paz con Francia: Aquisgrán (1668), Nimega (1678), Ratisbona (1684) y Ryswick (1697).
4. Evolución Económica y Social del Siglo XVII
El siglo XVII fue una época de crisis generalizada en España, que comenzó a finales del siglo XVI y se prolongó durante parte del siglo XVII. Esta crisis tuvo varias causas:
- Crisis demográfica: Epidemias, malas cosechas y hambrunas, y la expulsión de los moriscos (1609).
- Crisis económica: Quiebras bancarias.
- Presión fiscal: Castilla soportó una gran presión fiscal, mientras que la nobleza y el clero pagaban pocos impuestos directos.
- Inflación: Los envíos de plata provocaron inflación.
La riqueza seguía basada en la posesión de tierras, en manos de la nobleza y la Iglesia. El trabajo campesino sostenía el reino, pero no se fomentaba la industria. El Conde-Duque de Olivares, en su política reformista, tomó medidas como la acuñación de moneda de vellón, la devaluación de la moneda, el aumento impositivo, la creación de la Unión de Armas y la venta de pueblos de Castilla y Andalucía. Surgieron los arbitristas, que proponían soluciones a menudo descabelladas. La sociedad estaba polarizada entre los privilegiados (nobleza y clero) y los trabajadores, cuyo trabajo manual era despreciado. La mendicidad se extendió por las ciudades, y Madrid y Sevilla experimentaron un aumento de población.