Los Reinos Cristianos en la Península Ibérica: Origen, Evolución Territorial y Repoblación (Siglos VIII-XV)

Los Reinos Cristianos: Origen y Evolución Territorial

Se entiende por Reconquista el proceso de ocupación militar de los territorios musulmanes de la Península Ibérica, protagonizado por los cristianos entre los siglos VIII y XV. Con la mayor parte de la Península ocupada por los musulmanes, poco a poco en el norte, se fueron gestando unos nuevos condados y reinos cristianos. El término Reconquista tiene su origen en la visión parcial de estos reinos, que quisieron justificar el avance militar como recuperación para la cristiandad de territorios arrebatados a sus legítimos dueños.

Su formación se llevó a cabo en dos fases:

  1. Creación y consolidación de los reinos cristianos, desde el siglo VIII hasta el XII. Ya desde el XII quedaron definidos los cinco reinos que subsistieron durante toda la Edad Media: Castilla-León, Corona de Aragón, Navarra, Portugal y Granada.
  2. Expansión territorial, hegemonía política y desarrollo económico, hasta el XV. La Corona de Castilla consolidó su hegemonía en la Península, mientras la Corona de Aragón realizó una expansión por el Mediterráneo. Esta plenitud económica finalizó a mediados del XIV por una crisis general iniciada con la epidemia de la Peste Negra.

La conquista de los territorios musulmanes fue acompañada de un proceso de repoblación con gentes cristianas. La sociedad cristiana, basada en una organización feudal, alcanzó su plenitud en el siglo XIII, coincidiendo con su máxima expansión que redujo el poder musulmán al reino nazarí de Granada. Esta plenitud se truncó a mediados del siglo XIV por el impacto de una crisis general que afectó a casi toda Europa, que se inició con la epidemia de la Peste Negra.

1. Creación y Estructuración de los Reinos y Condados Cristianos en el Norte (ss. VIII-XIII)

El período que transcurrió entre los siglos VIII y mitad del siglo XI se caracterizó por la hegemonía de Al-Andalus en la Península. Sin embargo, en el norte se formaron núcleos de resistencia a la dominación musulmana. El primero de ellos fue el reino de Asturias.

A) El Reino Asturleonés

En la Cordillera Cantábrica, poblada por los poco romanizados cántabros y astures, se refugiaron algunos nobles visigodos que huían de la ocupación musulmana, formándose, al fundirse ambos pueblos, el primer estado cristiano independiente: el reino de Asturias. Un grupo de cristianos dirigidos por Pelayo derrotó a los musulmanes en Cangas de Onís (batalla de Covadonga, 722).

Alfonso I y Alfonso II crearon el Reino de Asturias con capital en Oviedo, que manifestó su independencia del emirato negándose a pagar tributos.

  • Alfonso I (739-757), aprovechando las luchas civiles en Al-Andalus entre árabes y bereberes, realizó una serie de expediciones militares entre la Cordillera Cantábrica y el río Duero. Debido, en parte, al abandono de las guarniciones bereberes que defendían aquella zona y que se retiraron hacia el sur de la Península, una amplia franja de tierra quedó convertida en un desierto, una tierra de nadie que se extendería hasta el Sistema Central.
  • Alfonso II prosiguió la expansión de su reino hacia Galicia. Durante su reinado se descubrió la tumba del apóstol Santiago en Compostela, que llegaría a convertirse en un importante centro de peregrinación de la Cristiandad.

Posteriores reyes continuaron la expansión del Reino, ocupándose las tierras entre Cordillera Cantábrica y el Duero. En torno al 900 Alfonso III alcanza la línea del Duero, asentando su defensa en la reconstrucción de una serie de plazas fuertes (Toro, Simancas, Zamora).

En el siglo X Ordoño II trasladó la capital a León (con lo cual el reino pasó a denominarse Reino de León) y repobló el territorio con gallegos, cántabros, vascos y con mozárabes huidos de Al-Andalus. La repoblación se frenó en el siglo X por los ataques de califas cordobeses y las razias de Almanzor. A partir del siglo X el reino de León comienza su declive.

En el siglo X nacieron los Condados de Castilla y de Portugal, que posteriormente terminarían formando reinos independientes, Castilla en 1037 y Portugal en el siglo XII.

Condado de Castilla

El territorio leonés al este de la Meseta se defendió con la construcción de castillos y estuvo gobernado por condes nombrados por el rey leonés. Con Fernán González, aprovechando la falta de autoridad de los monarcas leoneses, se alcanzó la independencia (927) y a su muerte el título de conde se vinculó a su familia, hasta que por sucesivos matrimonios el condado pasó a Sancho III de Pamplona (Sancho el Mayor). Su hijo, Fernando I será el primer rey de Castilla al proclamarse como tal tras heredar el condado de su padre. Tras anexionarse el reino de León por las armas, se proclamó rey de Castilla y de León (1037). Ambos reinos se separarán y se unirán en diversas ocasiones, hasta que queden definitivamente vinculados bajo el reinado de Fernando II el Santo (1230).

B) Condados y Reinos Pirenaicos

Su origen estuvo en la Marca Hispánica, creada por Carlomagno para defenderse de los musulmanes. A pesar de su derrota en Roncesvalles (778) frente a los vascones, controló ciudades como Pamplona, Jaca, Gerona y Barcelona. Dicha marca pirenaica fue dividida en condados dirigidos por condes dependientes del rey franco. Por estos territorios se desarrollaron las relaciones feudovasalláticas propias del imperio carolingio.

Navarra

A principios del IX, el conde pamplonés Íñigo Arista expulsó a los francos y se independizó, creándose el Reino de Pamplona, núcleo originario del futuro reino de Navarra. Durante el siglo X el reino de Navarra experimentó un gran desarrollo al dominar Aragón. El rey asturiano ayudó a establecer en Pamplona una nueva dinastía, la Jimena, apoyando a Sancho Garcés I, primer rey de Pamplona, quien extendió su reino por La Rioja. En el XI, con Sancho III el Mayor, alcanzó la máxima expansión territorial incorporando Sobrarbe, Ribagorza, Aragón y Castilla. A su muerte (1035) el reino fue dividido entre sus hijos:

  • García Sánchez: recibió el reino de Pamplona y el título de rey. La supremacía de García fue contestada por sus hermanos, provocando una guerra civil.
  • Fernando: el condado de Castilla. Fernando I transformó su dominio en reino de Castilla (1035-1065) y ocupó León. Los reinos de León y Castilla se unieron y se separaron varias veces a lo largo de su historia. Fernando I fue el primer rey de Castilla, que logró también el título de rey de León (Reino de Castilla-León).
  • Gonzalo: Sobrarbe y Ribagorza.
  • Ramiro (1035-1063): Aragón. Aragón se convirtió en reino con Ramiro I, incorporando Sobrarbe y Ribagorza (tras la muerte de Gonzalo) y formalizando su unión con Navarra (1076).

La herencia de Sancho III dio como resultado la creación de dos nuevos reinos: Castilla y Aragón.

El Reino de Pamplona fue anexionado temporalmente al Reino de Aragón, pero a la muerte de Alfonso I el Batallador (1134), los navarros se separaron de Aragón y organizaron el reino de Pamplona como Estado independiente (García Ramírez). A partir del siglo XII, comienza a denominarse Reino de Navarra (el rey Sancho VI el Sabio (1150-1194) cambió el nombre de Reino de Pamplona por el de Reino de Navarra).

Rodeado por dos poderosos reinos cristianos (Castilla y Aragón), el Reino de Navarra no pudo continuar su expansión territorial ya que no tenía fronteras con Al-Andalus, aunque colaboró con otros reinos en su lucha contra los musulmanes. Sintiéndose amenazada por los dos poderosos reinos, el pequeño reino orientó su política hacia Francia y durante casi un siglo (XIV-XV) estuvo gobernado por dinastías francesas hasta su definitiva incorporación a Castilla con Fernando el Católico (1515).

Aragón

El Condado de Aragón tiene su origen en el valle alto de este río, afluente del Ebro. A principios del siglo X los hispanos de Jaca expulsaron a los francos y crearon el condado de Aragón. El primer conde independiente fue Aznar Galíndez. Paralelamente surgieron los condados de Sobrarbe y Ribagorza. Aragón se convierte en reino con Ramiro I, tras la muerte de Sancho III el Mayor y el reparto de sus territorios entre sus hijos (1035), quien además se anexiona los condados de Sobrarbe y Ribagorza. Durante un tiempo, desde el siglo XI hasta la muerte de Alfonso I el Batallador a inicios del siglo XII, Aragón y Navarra estuvieron unidos (ante la muerte del rey de Navarra sin descendencia, los nobles juran fidelidad al rey de Aragón).

En el siglo XII, a la muerte de Alfonso I el Batallador (1134), sin descendencia directa, le sucede su hermano, Ramiro el Monje y la nobleza consiguió casar a su hija Petronila con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona. Así nació la Corona de Aragón (1137) que unía el reino de Aragón con los condados catalanes; se trataba de un reino de base dinástica en el que cada territorio mantenía sus leyes, instituciones, lengua y costumbres. Alfonso II fue el primer rey de la nueva Corona (hereda Aragón de su madre y la casa de Barcelona de su padre). Esta unión aumentó su fuerza militar y favoreció nuevas conquistas territoriales frente al Estado andalusí.

Cataluña

De entre los condados catalanes creados por Carlomagno, el de Barcelona se convertirá en el más influyente en el orden político y religioso. A finales del IX, el conde de Barcelona Wifredo el Velloso convirtió sus cargos y posesiones en hereditarios. Surge así como el primer conde independiente, aunque siguió siendo vasallo del rey franco.

Durante la etapa califal, los condados catalanes sufrieron, como el resto de los reinos cristianos, diversos ataques musulmanes, como el realizado por Almanzor sobre Barcelona (985) durante el gobierno de Borrell II. Este conde, decepcionado por la pasiva actitud de los francos ante la presión musulmana, no renovó su juramento de fidelidad con el rey (Hugo Capeto). De este modo, nacieron los condados catalanes independientes de la corona franca (Pallars, Urgel, Cerdaña, Rosellón, Besalú, Ampurias y Barcelona. Este último, el más extenso y poderoso, acabó por imponerse a los demás.

Portugal

Portugal nace como un condado perteneciente al Reino de León con el fin de consolidar la presencia cristiana en la zona occidental del reino. El segundo conde de Portugal, Alfonso Enríquez, se proclamará rey (1143), independizándose de la monarquía castellano-leonesa.

2. Expansión Territorial: Siglos XI al XV

A partir del siglo XI, con la descomposición del Califato de Córdoba en reinos de taifas (1031), los reinos cristianos se lanzaron a la conquista de Al-Andalus. Podemos decir que empieza la Reconquista propiamente dicha ya que se produjo un cambio radical en la correlación de fuerzas entre cristianos y musulmanes. Para ello, los reyes se ayudaron de las Órdenes Militares, que desempeñaron un papel muy importante en la conquista del Sur peninsular. También el cobro de parias reforzó el poder militar de los ejércitos cristianos. Estos reinos en ocasiones se encontraban unidos pero a veces luchaban entre ellos. Hubo reacciones musulmanas protagonizadas primero por los almorávides y, más tarde, por los almohades del norte de África, que consiguieron frenar el avance cristiano y unificar de nuevo Al-Andalus. Con ellos llegó a la Península el concepto de guerra santa a la que los cristianos respondieron con las cruzadas (organizadas por el Papa legitimando la Reconquista).

Tres reinos se repartieron las tierras reconquistadas: Portugal, la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. De este modo, los reinos cristianos occidentales (Castilla y León) ocuparon el valle del Tajo, mientras que los orientales (Navarra, Aragón y los condados catalanes) hacían lo mismo en el valle del Ebro. Castilla y Aragón firmaron en diversos momentos pactos para repartirse el territorio islámico conquistado y no luchar entre ellos (Tratado de Tudillén, Almizra…).

A) Siglos XI y XII

Conquista del valle del Tajo (s. XI):

  • Fernando I, rey de Castilla y León, ocupó los territorios despoblados al sur del Duero y obligó a diversas taifas musulmanas a pagarles tributos (parias), convirtiéndose el Reino en un Estado fuerte que dominó la ofensiva contra Al-Andalus.
  • Alfonso VI, rey de Castilla y de León, ocupó Toledo (1085) y ello permitió la conquista de territorios entre el Sistema Central y el Tajo.

Las derrotas cristianas frente a los almorávides (Sagrajas y Uclés) y los almohades (Alarcos) frenaron temporalmente el proceso reconquistador.

Conquista del valle del Ebro (s. XII):

  • Alfonso I el Batallador, rey de Pamplona y Aragón, contuvo a los almorávides y ocupó Zaragoza.
  • El conde barcelonés Ramón Berenguer IV ocupó Tortosa y Lérida, completando la conquista de Cataluña.
  • Alfonso II, rey de la Corona de Aragón, conquistó Caspe y fundó Teruel.

B) Siglo XIII

A partir de los inicios del XIII, y en poco menos de un siglo, los reinos de Portugal, de Castilla y León y la Corona de Aragón protagonizaron una gran expansión a costa de Al-Andalus, que quedó reducido al reino nazarí de Granada. El arranque de esta expansión militar cristiana fue la victoria contra los almohades en las Navas de Tolosa (1212), gracias a una coalición de los reyes de Castilla, Aragón, Portugal y Navarra, y abrió el camino de los reinos occidentales hacia el valle del Guadalquivir.

Conquista de los valles del Guadiana y del Guadalquivir:

  • Fernando III el Santo (unificador de Castilla y León) ocupó Extremadura (Badajoz y Cáceres), La Mancha, y el valle del Guadalquivir (Córdoba, Jaén y Sevilla). Con Alfonso X el Sabio, hijo y sucesor de Fernando III, se culminó la conquista de Andalucía (Cádiz y el Reino de Niebla).
  • En cuanto a Murcia, su rey musulmán firmó un pacto de sumisión a Castilla (1243) y se incorporó definitivamente como Reino de Murcia en 1266, tras sofocar, con la ayuda de Jaime I de Aragón, una rebelión de los musulmanes alentada por el rey de Granada.
  • Jaime I (Corona de Aragón) conquistó Mallorca, Valencia y Denia. El desarrollo comercial empujó a los reyes aragoneses a una política expansionista hacia el Mediterráneo desde finales del XIII y durante los siglos XIV y XV: conquista de Sicilia, Cerdeña, ducados de Atenas y Neopatria y Nápoles.
  • El Reino de Portugal completó sus conquistas en la primera mitad del XIII al alcanzar el Algarve.

C) Siglo XIV

La reconquista se estabilizó y se tradujo en el control de Gibraltar, tras la victoria de Alfonso XI de Castilla sobre los nuevos invasores del norte de África, los benimerines, y la toma de Algeciras. Al-Andalus quedó reducido al Reino de Granada cuya larga pervivencia se debió a su habilidad diplomática, al pago de parias y su poder económico y cultural. Finalmente fue conquistado por los Reyes Católicos en 1492.

3. La Repoblación

Paralela a la conquista de Al-Andalus se dio la repoblación de las tierras ocupadas, lo que influyó en la posterior estructura de la propiedad y en el desarrollo social de los reinos peninsulares. Se dieron tres modelos repobladores:

1. La libre o presura (aprisio en catalán) (IX y X)

Se desarrolla en el valle del Duero y al sur de los Pirineos (zonas poco pobladas). Consistía en la simple ocupación de una tierra, ya que, según el derecho romano, quien cultivaba un terreno despoblado se convertía en su propietario. Los reyes estimularon a nobles, clérigos y campesinos a ocupar estas tierras por iniciativa propia y concedieron privilegios a los campesinos, creándose comunidades de campesinos libres propietarios de pequeñas parcelas (denominadas alodios). Los que tenían un caballo llegaron a acceder a la nobleza inferior (infanzones).

2. La concejil (XI y XII)

Se desarrolla en los valles del Tajo. El territorio era dividido en concejos con un gran término (alfoz), regidos por una ciudad, en la que se instalaba un representante del rey y un grupo de caballeros para su defensa. El rey otorgaba un fuero o carta puebla (conjunto de normas que regulaba todos los aspectos de la vida municipal así como libertades y privilegios) para estimular la emigración a estas peligrosas tierras de frontera con el Islam. La vecindad se obtenía por solicitud de los nuevos pobladores, a los que se concedía un solar para la casa y tierras de cultivo que al cabo de unos años pasaban a ser de su propiedad; también podían disfrutar de las tierras y bienes comunales (bosques, pastos…). La estructura resultante fue el predominio de la mediana propiedad y la abundancia de tierras comunales.

3. Las órdenes militares (primera mitad del siglo XIII)

Las órdenes militares protagonizaron la repoblación de La Mancha y Extremadura (valle del Guadiana), la provincia de Teruel o el norte de Castellón. Eran zonas extensas escasamente pobladas en cuya conquista habían destacado órdenes militares como Calatrava, Santiago, Alcántara, Montesa, etc. Se dividieron las tierras en encomiendas al frente de las cuales se situaba un caballero de la orden con cargo de comendador. La estructura de propiedad predominante fue el latifundio, dedicado sobre todo a la explotación ganadera.

4. Los repartimientos (segunda mitad del siglo XIII)

Se extiende por el valle del Guadalquivir y el litoral levantino (Murcia, Valencia, Castellón) y Baleares. Tras la ocupación efectiva de una ciudad, los oficiales reales hacían inventario de los bienes obtenidos y los distribuían entre quienes habían participado en su conquista: los dividían en donadíos, cuyo tamaño y valor estaban en función del rango social de la persona que los recibía. El resultado fue la adquisición de grandes latifundios por parte de la nobleza, las órdenes militares y la Iglesia y pequeñas y medianas propiedades a peones y caballeros.

En tierras conquistadas por la Corona de Castilla la mayoría de musulmanes huyeron o fueron expulsados hacia Granada y N. de África; por el contrario, en zonas repobladas por la Corona de Aragón la mayoría de musulmanes permaneció y conservó su religión y leyes (mudéjares).

El proceso de repoblación estableció una estructura de propiedad de la tierra caracterizada por la España latifundista al sur del río Tajo y la España de la mediana y la pequeña propiedad al norte, que perduró hasta el siglo XX.

Conclusiones

A partir de la resistencia de cántabros, astures y vascones a la presencia musulmana y de la intervención carolingia en los Pirineos, se formaron distintos reinos cristianos en el norte peninsular que crecieron en los momentos de mayor debilidad de Al-Andalus. Estos núcleos cristianos nacieron muy fragmentados, configurando un mosaico extraordinariamente complejo en el norte de la Península Ibérica, lo que obligó a los emires de Córdoba a tener que multiplicar sus esfuerzos.

Su dinámica se asentó en la repoblación, con campesinos cristianos, de las tierras que iban conquistando a Al-Andalus, en un complejo proceso expansionista que conllevó también sendas disputas por el dominio del territorio peninsular. En el siglo XIII, la presencia musulmana en territorio peninsular queda reducida al Reino nazarí de Granada. La corona de Castilla consolida su hegemonía en la Península mientras que la Corona de Aragón se expande por las tierras del Mediterráneo. Por su parte, el Reino de Navarra se debate entre el dominio francés y la órbita castellana, en la que finalmente se integrará. A mediados del siglo XIV, la crisis económica acentuó las tensiones políticas y todos los reinos peninsulares se vieron afectados por múltiples conflictos y guerras civiles: campesinos frente a señores, nobleza frente a monarquía, choques entre bandos nobiliarios y motines protagonizados por las clases populares urbanas.

El reinado de los Reyes Católicos supondrá la unión en una misma monarquía de los dos reinos más poderosos de la Península, atenuando las luchas dinásticas, sentando las bases del poder de la Corona frente a la Iglesia y a la nobleza y configurando una incipiente administración central. La conquista del reino de Granada supondrá el fin del último Estado musulmán presente en suelo peninsular.

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