6.1. Los Reyes Católicos y la uníón dinástica: integración de las Coronas de Castilla y de Aragón
La uníón dinástica entre Castilla y Aragón es el punto de arranque del Estado Moderno que se producirá tras el matrimonio secreto de Isabel I y Fernando II en 1469. Por el Tratado de los Toros de Guisando (1468), Enrique IV había reconocido a su hermana Isabel como heredera del trono castellano, en contra de los intereses de su hija de Juana. En 1474, a la muerte de Enrique IV, en la Concordia de Segovia se establecíó el pacto de Gobierno conjunto de ambos monarcas en sus respectivos Estados. En 1479, tras la victoria de Isabel I sobre los seguidores de Juana la Beltraneja, fueron proclamados soberanos de la Monarquía Hispánica.
La uníón dinástica supuso una uníón política con tres objetivos comunes para las dos coronas: el dominio peninsular, conquista de Granada, la unidad religiosa, para lo que crearon la Inquisición, que acabó convirtiéndose en un instrumento político al servicio de la Monarquía, y la centralización del poder, procurando rebajar el poder nobiliario que había provocado revueltas en Castilla y Aragón. Esta unidad no supuso la unidad territorial e institucional de las dos Coronas, ya que mantuvieron sus instituciones políticas, sus sistemas de recaudación de impuestos, sus monedas, sus lenguas, sus leyes, sus aduanas y sus tradiciones. En la Corona de Aragón cada uno de sus componentes (Reinos de Aragón, Mallorca y Valencia, y Principado de Cataluña) tenía monedas, pesos y medidas e instituciones propias como la Generalitat, que eran Cortes permanentes. Su política matrimonial, emparentando a sus hijos con las monarquías europeas, era la base de su política internacional.
6.2. Los Reyes Católicos: la conquista del Reino Nazarí y la incorporación de Navarra
Fue una empresa de larga duración en la que la Corona de Castilla tuvo que emplear todos sus recursos militares y financieros. Al acabar la Guerra Civil castellana, el reino granadino se encontraba en una profunda crisis, gracias a ello, los castellanos pudieron dar comienzo a la conquista del reino. La guerra tuvo tres fases:
En la primera (1484-1487) se ocupó la parte occidental del reino nazarí. Boabdil firmó un tratado con los Reyes Católicos por el cual entregaría Granada a cambio de un señorío. En la segunda fase (1488-1490) los castellanos conquistaron la parte oriental del territorio. El año 1489 fue decisivo, se entregó Guadix, Baza, Almería y toda su comarca. En la tercera fase (1490) se exigíó a Boabdil que entregase Granada, pero el levantamiento de la población lo impidió. En 1491 firmó con los Reyes Católicos las Capitulaciones en el campamento de Santa Fe, en las que se acuerda respetar la libertad personal y religiosa de los granadinos, que poco después se incumplirían. El 2 de Enero de 1492 Boabdil entregó la Alhambra, lo que significó el final de la existencia de Al-Ándalus.
La anexión de Navarra se produce debido a la rivalidad hispano-francesa por el dominio de Italia. Fernando el Católico, regente de Castilla a la muerte de Isabel, pidió permiso de paso por Navarra para atacar a Francia. Navarra se negó, ante lo que Fernando obliga al duque de Alba a ocupar el reino. Navarra se incorporará a la Corona de Castilla, en 1513, manteniendo sus fueros.
6.3. Los Reyes Católicos: la integración de las Canarias y la aproximación a Portugal
Castilla y Portugal rivalizaron por los derechos de conquista de las Islas Canarias. Finalmente, en 1479, Portugal renunció a las islas por el Tratado de Alcaçovas. Tras la ocupación castellana de algunas islas en la Baja Edad Media, los Reyes Católicos decidieron conquistar para Castilla el resto de islas (Gran Canaria, La Palma y Tenerife). Estas islas, consideradas de realengo, fueron gobernadas por representantes de los monarcas. En el resto, islas de señorío, era el señor el que ejercía las funciones gubernativas y judiciales. El proceso de conquista fue muy similar al que luego se aplicó en América. Fue llevado a cabo por particulares que firmaban contratos (llamados capitulaciones) con la Corona, y completado en 1496. La población indígena, los guanches, con un nivel de desarrollo económico y cultural muy bajo, fueron pronto exterminados. El contagio de enfermedades procedentes de Europa fue la clave del desastre demográfico. El azúcar de caña fue el principal cultivo.
Las relaciones con Portugal se basaron en una intensa política matrimonial, con el fin de acercarse a ese país. Dos de las hijas de los RR.CC. Se casaron con príncipes portugueses. En virtud de estos enlaces matrimoniales, Felipe II reclamó con éxito en 1580 el trono de Portugal.
Sin embargo, el descubrimiento de América supuso fuertes conflictos para ambos países. Se solucionaron con dos tratados que completaban al Tratado de Alcaçovas, ya insuficiente. Se firmó la Bula Inter Caetera en 1493, que establecía una línea divisoria, que repartía la tierra en dos zonas de influencia para ambos países. No contentos los portugueses con dicho acuerdo hubo de firmarse el Tratado de Tordesillas en 1494 que ampliaba dicha divisoria, quedando fijada en 370 leguas al oeste de las Azores.
6.4. Los Reyes Católicos y la organización del Estado: instituciones de Gobierno
La unidad nacional no se produjo con los Reyes Católicos, solamente fue una unidad dinástica, pues cada reino conservó sus instituciones, lenguas y costumbres, a excepción de la Corona y la Inquisición.
Ésta, que propuso la unidad religiosa, fue creada en 1478 para velar por la pureza de la fe y las costumbres, pero se convirtió en un instrumento político y de control al servicio de la Monarquía. El Derecho de Patronato, en Canarias y Granada, les permitíó intervenir en cuestiones como el nombramiento de la jerarquía, el control de documentos y el cobro de diezmos eclesiásticos. Para controlar las principales órdenes militares, Fernando
II se hizo nombrar Maestre.
Los Reyes
Católicos se apoyaron sobre todo en el reino de Castilla, éste remodeló el Consejo Real en las Cortes en Toledo en 1480, dividíéndose en distintas salas:
Estado, Hacienda, Audiencia.
Las Leyes de Toro (1505) fortalecieron la institución del Mayorazgo.
Hacienda recuperó las rentas reales al incorporándose a la Corona los maestrazgos- grandes señoríos-. Se generalizaron los corregidores, como representantes del poder real en los municipios teniendo amplios poderes, se controlarán las órdenes militares. Y se instauró la Santa Hermandad para mantener el orden público.
Aragón, apenas modificó sus instituciones. Fortalecíó las atribuciones de los lugartenientes generales y establecíó el régimen insaculatorio, procedimiento electoral de sorteo, en la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona.
6.5. Los Reyes Católicos: la proyección exterior. Política italiana y norteafricana
Los Reyes Católicos llevaron a cabo una intensa política internacional, caracterizada por el expansionismo que habían llevado a cabo Castilla y Aragón antes de la uníón dinástica, por la iniciativa diplomática y por la política matrimonial, emparentando a sus hijos con las Monarquías europeas. Fernando competía con Francia en el Mediterráneo y como rey de Sicilia y de Cerdeña, después de obtener el Rosellón y la Cerdaña, en 1495 consiguió una amplia alianza, La Liga de Venecia, contra Carlos VIII de Francia que pretendía Nápoles. Más tarde frente al rey francés, Luis XII, tuvo lugar la segunda guerra de Nápoles, con victorias españolas como Seminara y Ceriñola, a cargo de Gonzalo Fernández de Córdoba, Gran Capitán.
Castilla, en la expansión por el Atlántico y en el norte de África tenía como competidor a Portugal. Sucesivos tratados delimitaron las áreas de expansión de ambas potencias:
Alcaçovas (1479) y Tordesillas (1494) otorgaron primacía a Castilla en el norte de África. Esta era una zona de inseguridad por las acciones de los piratas berberiscos, aquí ocupó plazas estratégicas: Melilla (1497), Orán, Argel y Trípoli. En cuanto al África atlántica, Castilla apenas mantuvo su soberanía sobre el enclave costero de Santa Cruz de Mar Pequeña.