Manifiesto de Primo de Rivera (1923): Fin de la Restauración y Golpe de Estado
Nos encontramos ante un texto de carácter primario y de naturaleza política. Se trata de un documento público, destinado a toda la nación española. Este texto es obra del general Miguel Primo de Rivera, en ese momento capitán general de Cataluña y un militar con prestigio dentro del Ejército. Forma parte de un comunicado que el 13 de septiembre de 1923 leyó a los periodistas para que lo publicaran, dando de hecho un golpe de Estado.
El gobierno que por entonces dirigía España pidió al rey Alfonso XIII la destitución de Primo de Rivera y sus colaboradores. Pero el rey optó por cesar al gobierno y nombrar a Primo de Rivera nuevo jefe del gobierno. Éste eligió una serie de militares que formarían la nueva estructura de poder, sin políticos (Directorio militar). Se ponía así fin al “sistema canovista” de turno de partidos nacido con la Restauración en 1874.
Justificación del Alzamiento
El general justifica ante la opinión pública su alzamiento basándose en tres principales puntos:
- La corrupción política y las malas prácticas de los partidos dinásticos (turnismo): Su intención es liberar a la Nación de los partidos políticos y de su casta política, como redacta en el 1er párrafo (“liberarla de los profesionales de la política”), cuyos gobiernos se habían caracterizado por la corrupción y las malas prácticas políticas (turnismo), como detalla en el 2º párrafo “se avienen fáciles y contentos al turno y al reparto, y entre ellos mismos designan la sucesión”.
- El desgobierno: Según el dictador, existe un desgobierno en el país que provoca calamidades y corruptelas, enumeradas en el 3er párrafo: “asesinatos de prelados, ex gobernadores”, “depreciación de la moneda”, “francachela de millones de gastos reservados”, “el pistolerismo”, “la cuestión de Marruecos”, “los movimientos separatistas”, etc.
- Respaldo del ejército y del pueblo: Se apoya en la idea de que su acción está respaldada y demandada por el pueblo y Ejército; por ejemplo, en el 1er párrafo “el clamoroso requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que liberarla de los profesionales de la política”; o también en el 3º “el pueblo demanda e impone”. De esta manera pretende justificar su golpe de Estado como un servicio a la nación.
Fundamentos y Evolución de la Dictadura de Primo de Rivera
La dictadura se planteó como la solución autoritaria a una situación ya insostenible, cuyas principales causas eran:
- La crisis del sistema político, incapaz de renovarse desde dentro (no solucionaron los problemas estructurales del país y no supieron integrar a partidos como los republicanos, nacionalistas, socialistas…).
- El fracaso de la política en Marruecos, que había llegado a su punto más crítico con el desastre de Annual de 1921 y amenazaba incluso con ‘salpicar’ al rey (Expediente Picasso).
El golpe de Estado no encontró prácticamente resistencia. La conspiración, seguida por otros militares, se extendió rápidamente desde Cataluña por el resto del país, gracias a la aceptación del golpe por Alfonso XIII, quien encargó a Primo de Rivera la formación de gobierno; así como la población en general, que se mostró indiferente o favorable al golpe.
Apoyos a la Dictadura
- Alfonso XIII: que veía amenazada la propia monarquía.
- Un amplio sector del Ejército: partidario del restablecimiento del orden, cada vez más alterado por la creciente conflictividad social.
- El empresariado catalán: que aspiraba a restaurar el orden público y acabar con la amenaza anarquista.
- La pasividad de socialistas y anarquistas: indiferentes en principio ante la caída de un Gobierno constitucional que no los representaba. Solo los minoritarios comunistas, fuertes en Bilbao, se opusieron abiertamente.
- La cúpula de la Iglesia: también apoyó desde el primer momento el golpe de Estado de Primo de Rivera, porque consideraban que la situación de inestabilidad que sufría el país amenazaba la propia fe católica y el orden social.
Contexto Histórico Previo al Golpe
El país venía de unos años muy conflictivos. Tras el fin de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en el que la neutralidad de España benefició a los empresarios, pero subió los precios de productos básicos, en 1917 hubo una gran Huelga General, que fue seguida de una fuerte represión y cambios continuos de gobierno.
Ante la conflictividad, el ‘pistolerismo’ y las reivindicaciones de autonomía en Cataluña, los militares van ganado cada vez más influencia. Los burgueses ven en los militares una forma de garantizar la estabilidad que necesitan sus negocios.
En el verano de 1921 el ejército español sufrió una importante derrota en Annual, con numerosos muertos y desaparecidos. Fue un nuevo varapalo en la política expansionista española en el norte de África con la que desde comienzos del siglo XX se intentaba compensar las consecuencias del desastre del 98. Los militares culparon al sistema político de la Restauración de la derrota, por enviarles a una guerra sin recursos suficientes. El gobierno, por su parte, puso en marcha una investigación para aclarar lo que ocurrió, el Expediente Picasso, que ya en 1923 sin estar aún acabado apuntaba a la injerencia del rey y a las carencias del ejército.
Etapas de la Dictadura
Directorio Militar (1923-1925)
Primo de Rivera formó un gobierno integrado por militares, sin políticos civiles. Inicialmente se planteó como una medida temporal, para volver a reordenar el país. Suspendió la constitución (no la anuló), cesó a todos los gobernadores civiles y ayuntamientos, y basó su acción en dos ejes:
- Asegurar el orden público.
- Resolver el problema de Marruecos.
- Para asegurar el orden público decretó el ‘estado de guerra’ lo que le permitió limitar las libertades públicas, prohibir las reuniones, censurar la prensa, etc. Fue especialmente duro con la persecución a los anarquistas. Con los socialistas, en cambio, se aplicó una política de tolerancia, lo que provocó en las filas socialistas una división interna entre los opuestos a la dictadura y los partidarios de colaborar con ella, que al final se impusieron.
- En 1925, y de forma coordinada con los franceses, consiguió una victoria en Marruecos y de esta forma pacificar la región. (El desembarco en Alhucemas, una operación militar hispano-francesa que propició la rendición de Abd el – Krim en 1926 y despejó el camino para la finalización de la guerra de Marruecos en 1927).
Directorio Civil (1925-1930)
Tras los éxitos iniciales, a finales de 1925 renovó el gobierno sustituyendo su gobierno de militares por uno más técnico (directorio civil). Primo de Rivera planeó perpetuarse en la dirección del gobierno y para eso intentó crear un nuevo sistema: creó un nuevo partido, la ‘Unión Patriótica’, creado en 1924, en la etapa del directorio militar, nombró una Asamblea Nacional Consultiva, para elaborar leyes, y encargó un proyecto de nueva Constitución, que no llegó a promulgarse.
Aumento de la Oposición y Caída del Régimen
Pero a medida que pasaba el tiempo la oposición al régimen aumentaba: los intelectuales eran cada vez más críticos (Unamuno, confinado en Fuerteventura en 1924), revueltas universitarias, pronunciamientos militares, republicanos y diferencias entre militares africanistas (partidarios de seguir la lucha en Marruecos) y peninsulares.
A finales de 1929 Primo de Rivera se sintió aislado y consultó a los capitanes generales si le apoyaban y ante su pasividad en enero de 1930 renunció y abandonó España. Primo de Rivera presentó su dimisión al rey Alfonso XIII por la falta de apoyos.
El Camino Hacia la Segunda República
Durante los 15 meses siguientes (hasta abril de 1931) el rey encargará el gobierno al general Berenguer y al almirante Aznar, con la intención de recuperar el sistema de gobierno constitucional de la Restauración, pero ninguno será capaz de conseguirlo.
La monarquía sufría un fuerte descrédito, porque además el apoyo que el rey había dado a la Dictadura de Primo de Rivera le restaba credibilidad entre los partidos de la oposición, que tampoco querían volver a la Restauración, donde no participaban en el gobierno y cuya corrupción habían denunciado.
Muy al contrario, en agosto de 1930 los principales partidos de la oposición republicana acordaron el llamado ‘Pacto de San Sebastián’, comprometiéndose a promover la república, si era necesario a través de un alzamiento militar. Para ello se nombró un ‘comité revolucionario’. Poco a poco fueron sumando apoyos del PSOE, UGT, estudiantes, sindicatos, etc. En diciembre de 1930 ya hubo una sublevación en Jaca a favor de la república, pero sin éxito.
Pero el fin de la monarquía de Alfonso XIII no lo provocó ningún alzamiento militar, sino el resultado de las elecciones municipales convocadas para el 12 de abril de 1931 por el gobierno del almirante Aznar, que de esta manera intentaba recuperar la normalidad política de la Restauración. La oposición republicano-socialista que se presentó unida ganó en la mayoría de las ciudades. El día 14 de abril de 1931 se proclamó la república en muchos ayuntamientos de España y el rey decidió renunciar al trono y exiliarse en Francia.
Contexto Económico y Social de la Época
La II República no lo tuvo fácil. España sufría entonces los efectos de la crisis internacional de los años 30, con el llamado ‘crack de la Bolsa de Nueva York de 1929’. Inicialmente la crisis había afectado menos a España por su aislamiento respecto al sistema económico internacional, el menor desarrollo del capitalismo industrial y el carácter más cerrado de la economía, que estaba fuertemente protegida del exterior por la política arancelaria, y con gran parte de la producción destinada al mercado interior. Pero, aunque la crisis tardó más en llegar a España, sí tuvo consecuencias importantes:
- Reducción del comercio exterior: Las exportaciones disminuyeron por las medidas proteccionistas adoptadas ante la crisis por los clientes tradicionales (Inglaterra y Francia), y por el hundimiento de los precios en los mercados internacionales.
- Aumento del desempleo en España: porque la crisis internacional paró la emigración de trabajadores españoles al no existir demanda exterior de mano de obra. El paro trajo pobreza y conflictividad social.
A todo ello hay que sumar que la desconfianza y en algunos casos el boicot de terratenientes y capitalistas, por un lado, y la radicalización y conflictividad social de campesinos y obreros, por otro, se alimentaron mutuamente y generaron un clima de caos que frenó el desarrollo de la economía.