El Manifiesto de Sandhurst: Contexto y Relevancia
El texto que nos ocupa es un fragmento del célebre Manifiesto de Sandhurst, proclamado en la Academia Militar de Sandhurst el 1 de diciembre de 1874. Este documento histórico, de naturaleza circunstancial y fuente primaria, posee una autoría dual. Si bien su autor formal es Alfonso de Borbón, futuro Alfonso XII, su redactor fue Antonio Cánovas del Castillo, prominente político de tendencia liberal moderada. Durante el Sexenio Democrático, Cánovas lideró la defensa del retorno de la casa real de Borbón a España. El manifiesto tiene un destinatario público, el pueblo español, y su finalidad es convencer a la nación de las intenciones del futuro rey, abarcando un ámbito nacional.
Ideales y Propósitos del Manifiesto
El tema central del texto es la defensa de la monarquía como única garantía de las libertades del país y como institución representativa de toda la nación. En su estructura, el autor comienza defendiendo la actuación de su madre, Isabel II, lo que legitima su derecho al trono por linaje. Una vez que Alfonso XII se proclama como único candidato legítimo, procede a defender la institución monárquica. En el último párrafo, deja claras sus aspiraciones e intenciones políticas, declarándose monárquico, católico y liberal.
El Sexenio Democrático y la Restauración
La inestabilidad del Sexenio Democrático provocó un giro de la burguesía hacia posiciones conservadoras. Se anhelaba una restauración monárquica sobre nuevas bases políticas que restablecieran el orden y garantizaran la estabilidad. Antonio Cánovas del Castillo fue la gran figura política del momento y el artífice de la Restauración. Preparó el regreso a España y al trono de Alfonso XII, hijo de Isabel II. Cánovas se esforzó en presentar al príncipe como el único candidato idóneo al trono para el más amplio espectro político posible. Su intención era que la Restauración se impusiera como resultado de un estado de opinión y no mediante un nuevo pronunciamiento militar. Redactó y consiguió que el príncipe Alfonso firmara el Manifiesto de Sandhurst, en el que exponía al pueblo español sus ideales religiosos y sus propósitos conciliadores. Sin embargo, los militares se adelantaron, y el desencadenante de la Restauración fue el pronunciamiento en Sagunto, el 29 de diciembre de 1874, del general Martínez Campos, que proclamó rey de España a Alfonso XII.
El Sistema Político de la Restauración
El pronunciamiento fue recibido con satisfacción por los grupos conservadores, atemorizados por la radicalización del Sexenio y por la interrupción del obrerismo. Esperaban que la monarquía devolviera la estabilidad política, económica y social. Antonio Cánovas asumió la regencia hasta que el rey llegó a España en enero de 1875. El sistema político ideado por Cánovas tenía un carácter netamente conservador y se asentaba en un sistema parlamentario liberal, pero escasamente democrático. El nuevo régimen pretendía superar algunos de los problemas del liberalismo precedente: el carácter partidista y excluyente de los moderados, el intervencionismo de los militares en la vida política y la proliferación de enfrentamientos civiles.
La Constitución de 1876
Las bases del nuevo sistema quedaron fijadas en la Constitución de 1876, de carácter moderado e inspirada en las de 1845 y 1869. Su gran ventaja radicaba en su elasticidad; su articulado, poco preciso, era compatible con gobiernos de muy distinto signo político. Así, se podían variar las leyes sin tener que cambiar la Constitución, lo que ofrecía estabilidad al sistema político. Sus características principales eran:
- Establecía la soberanía compartida entre el rey y las Cortes.
- La declaración de derechos se limitaba a reconocerlos con carácter general y dejaba la regulación concreta de su ejercicio a las leyes ordinarias.
- En la cuestión religiosa se impuso la postura de Cánovas: se declaraba el catolicismo como religión oficial del Estado.
- Aumentaron las prerrogativas del rey, que mantenía el poder ejecutivo.
- Se limitó el poder de las Cortes, que eran bicamerales: el Senado tenía un carácter elitista y conservador, y el Congreso era electivo.
Consolidación del Sistema Canovista
En conclusión, el sistema político implantado por la Restauración era una fachada institucional para ocultar el verdadero control del poder. La sustitución del inicial sufragio censitario, establecido por el Partido Conservador, por el sufragio universal masculino, apenas tuvo consecuencias significativas. El reinado de Alfonso XII (1875-1885), interrumpido por su temprana muerte a los 28 años, representa la fase de construcción y consolidación del sistema político canovista. El gran protagonista fue Cánovas del Castillo, quien consolidó su sistema político gracias a la obtención de importantes éxitos: se promulgó la Constitución de 1876, se acabó con el tradicional protagonismo de los militares y se liquidaron dos guerras (la carlista y la de Cuba). En 1885 murió el rey Alfonso XII. El temor a una desestabilización del sistema de la Restauración impulsó a conservadores y liberales a firmar el llamado Pacto del Pardo, que dio paso a un gobierno liberal para asegurar la continuidad del sistema. María Cristina asumió la regencia hasta 1902, cuando su hijo Alfonso XIII alcanzó la mayoría de edad.