LA RESTAURACION
Una vez vencedoras, las potencias legitimistas se aprestaron a restaurar el antiguo orden de cosas en Europa. Esto comprendía principalmente la restitución de los monarcas absolutos desplazados por la revolución y por la expansión por el continente.
_ EL CONGRESO DE VIENA.
El congreso de Viena se celebró durante 1815. El alma del congreso fue el canciller austríaco Matternich. Desde este punto de vista, los acuerdos del Congreso de Viena, más que soluciones, serán fuente de futuros conflictos.
Entre las principales resoluciones tomadas por las potencias vencedoras en Viena, podemos destacar las siguientes:
Se restauró a las monarquías absolutas destronadas por la revolución y el imperio napoleónico. En Francia ocupa el trono Luis XVIII y en España reasumió Fernando VII;2) Bélgica y Holanda quedaron unidos en lo que fueron los países Bajos, lo que en la práctica vino a significar una dependencia de la primera a la segunda y una frustración para el pueblo belga que deseaba su autonomía nacional;Polonia fue entregada a Rusia, negándoseles, del mismo modo, a los polacos, sus deseos de construir una entidad estatal – nacional independiente; Italia quedó fragmentada en una serie de estados gobernados por dinastías, y en su parte norte quedó sometida a la influencia de los austríacos, los que quedaron dueños de la Lombardía y el Veneto, de tal modo, el deseo de unificación nacional de los italianos no fue atendido; Alemania, donde también se estaba desarrollando un sentimiento nacional que conducía al deseo de la unificación política, quedo, sin embargo, dividida en 39 estados, que conformaban la Confederación Germánica, siendo los principales de entre ellos, Austria, que quedó a la cabeza de la confederación, y Prusia; Inglaterra , por su parte , quedo dueña de la isla de Malta y de una serie de otros puntos claves fuera de Europa, lo le permitía controlar las rutas marítimas y mantener cohesionado al gigantesco imperio colonial que había venido conformando.
LOS CIEN DIAS
En Francia, a la caída de Napoleón, había subido al trono, con la ayuda de las potencias legitimistas , Luis XVIII, quien intentó restaurar algunos rasgos de la sociedad del Antiguo Régimen. Pronto se extendió por el país un considerable descontento. Incapaz de detener al corso, Luis XVIII se vio obligado a huir a Bélgica.
Así, pues, Napoleón reasumió el gobierno de Francia. Luego de ello, Napoleón fue desterrado a la isla de Santa Elena, ubicada en el Atlántico sur, donde murió en 1821.
La Santa Alianza. Esta inicialmente estuvo constituida por Austria, Rusia y Prusia , a las que luego se sumaron la mayoría de los estados europeos, pero no Inglaterra.
LIBERALISMO Y NACIONALISMO
ANTECEDENTES
El liberalismo y el nacionalismo son incomprensibles sin la revolución francesa. De esa manera, contaron con un amplio sustento social y, más aún, dichas ideas se convirtieron en la expresión de las reivindicaciones y al predominio de la burguesía.
Entre las características principales del pensamiento liberal podemos destacar las siguientes. El pueblo debe ser quien, pues, tiene que gobernar a través de la elección de sus representantes.
En términos generales, se puede decir, que el liberalismo representa la ideología de la ascendente burguesía, y por lo tanto, constituye el sustento doctrinario del gran capitalismo que empezaba a desarrollarse, incentivado por la naciente revolución industrial.
El nacionalismo, por su parte, se desarrolló en forma paralela al liberalismo. De allí que, antes que nada, las ideas nacionalistas, junto con afirmar el derecho de las naciones a su autodeterminación, fuesen antidinásticos. De acuerdo a tal concepción, cada nación tiene derecho a poseer su propio estado independiente. Entre esos puntos figura el rechazo al absolutismo y el deseo de disponer de una constitución que garantizase las libertades, cuestión que también formaba parte de las ideas del nacionalismo.
LAS REVOLUCIONES NACIONALES Y LIBERALES. La fuerza principal que ánimo a estas conmociones fue la burguesía. Sus métodos de acción consistían en la preparación de alzamientos revolucionarios con el apoyo de las muchedumbres urbanas y, en lo posible, del ejército.
LAS REVOLUCIONES DE 1820
En 1820 estallaron una serie de revoluciones en la parte sur de Europa. La más importante fue la de España, en donde los militares se rebelaron contra el despotismo de Fernando VII e impusieron la constitución de 1812, que el soberano había derogado cuando fue restituido en el trono luego de la derrota de napoleón. Dicha constitución era de corte liberal.
LAS REVOLUCIONES DE 1830
Al igual como 1820, las revoluciones verificadas a lo largo de 1830 abarcaron una serie de países europeo. Estas revoluciones fueron aún más potentes puesto que la burguesía, su verdadera fuerza impulsora, había ganado en peso puesto que su poderío económico se encontraba acrecentado por obra del desarrollo de la revolución industrial que venía realizándose durante décadas. El nuevo monarca implantó un régimen liberal moderado, que contemplaba un sistema electoral censitario que permitía votar a los grupos más poderosos económicamente. En Parma, Modena y, en algún grado en los estados Pontificios, se produjeron agitaciones que, no obstante, no consiguieron resultado alguno.
En España y Portugal se dieron sucesivas guerras civiles que permitirán aumentar la influencia de los sectores liberales. Las monarquías absolutas se batán en irremediable retirada puesto que su existencia estaba en contradicción con los cambios económicos y sociales propios de la época.
LA REVOLUCION DE 1848
La revolución de 1848 tuvo su cuna en Francia, pero de allí se expandió hacia diversos países europeos. Las condiciones de vida de este nuevo sector eran muy negativas, por lo cual pronto se desarrolló en él un fuerte descontento que lo llevó a la acción política. Aprovechándose de estos conflictos, Luis Napoeón, sobrino de Bonaparte, dio un golpe de Estado y estableció el segundo imperio, proclamándose emperador (1851). Se luchaba por poner fin al dominio austríaco en la Lomb