LOPOSICIÓ A LA DICTADURA
La oposición a la dictadura estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del ejército y casi todos los intelectuales. Los antiguos partidos del turno criticaron la duración excesiva del régimen y algunos dirigentes participaron en conspiraciones militares como el complot de la «sanjuanada», en junio de 1926.Pel cuanto a los inte-Iectuals y al mundo universitario, la dictadura intentó controlarlos férreamente por medio de la censura o bien limitando la libertad de las universidades, e incluso llegó a cerrarlas. El conflicto derivó en disturbios y protestas de estudiantes y fue el origen de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española (FUE), de carácter republicano. El enfrentamiento de los intelectuales con la dictadura fue protagonizado por figuras como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez y Menéndez Pidal. En 1924, firmaron un manifiesto contra la política cultural. La represión no se hizo esperar: Unamuno fue desterrado a Fuerteventura y el escritor Blasco Ibáñez se fue al extranjero desde donde promovió una gran campaña contra el rey y Primo de Rivera.
L oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la llamada Alianza Republicana.
En Cataluña, las medidas tomadas por Primo de Rivera, como la liquidación de la Mancomunidad (1925), así como la prohibición del uso público de la lengua catalana y del baile de la sardana, fueron vistas como profundamente anticatalanas y provocaron un distanciamiento notable incluso entre los sectores que habían acogido la dictadura con cierta simpatía. La oposición del catalanismo de izquierda y republicano aún fue más decidida.Finalment, la CNT se mostró contraria al régimen y fue muy perseguida, lo que agravó el enfrentamiento en su interior entre los partidarios de posiciones radicales y violentas y los que defendían posiciones más posibilistas (Ángel Pestaña), En julio de 1927, los primeros crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). También el PSOE cambió su posición hacia el 1929, cuando rechazó abiertamente los intentos continuistas del régimen y se pronunció a favor de la República.
LA CAÍDA DE PRIMO DE RIVERA
La oposición creciente a Primo de Rivera se intensificó aún más cuando el rey y su camarilla se convencieron que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. En esta situación, el rey optó por retirar la confianza a Primo de Rivera, que dimitió el 30 de enero de 1930. El general Berenguer fue el encargado de sustituirlo, con la misión de celebrar elecciones que permitieron volver a la normalidad constitucional (dictablanda). La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), un programa para presentarse a las elecciones y constituir un comité revolucionario que debería convertirse en el gobierno provisional de la futura República. Berenguer fue incapaz de preparar las elecciones y, en febrero de 1931, fue sustituido por un gobierno presidido por el almirante Aznar, que puso en marcha unos comicios en los tres niveles establecidos: municipales, provinciales (las diputaciones) y legislativos. El gobierno decidió convocar en primer lugar las elecciones municipales, porque las consideraba las menos peligrosas para la monarquía, y las fijaron para el 12 de abril de 1931. Intentaba volver a la normalidad como si no hubiera pasado nada, pero Alfonso XIII se había comprometido excesivamente con la dictadura y las elecciones se presentaron como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.
La crisis agraria
La agricultura española inició el siglo XX haciendo frente a las consecuencias de la cirisi agraria que se extendió por Europa a finales del siglo XIX.Amb una agricultura orientada sobre todo hacia el cultivo de los cereales, el olivo y la vid en tierras mayoritariamente de secano, y con una ganadería básicamente ovina destinada a la producción de lana, España acusó la crisis cerealista mér fuertemente que los demás países de su entorn.La causa inmediata de la crisis fue la llegada a Europa de productos procedentes de países con una agricultura extensiva más competitiva. El resultado de este modelo eran unos precios más bajos que los europeos como consecuencia de una producción elevada y de la reducción de tiempo y los costes de transporte. El descenso de los precios fue más evidente en las regiones de la periferia española, donde la facilidad de abastecimiento era mayor, pero, cuando disminuyó la demanda sobre la producción, en la España interior, los precios también caure.En algunas de las regiones productoras principales, la reducción de los ingresdos llevó a la caída de los beneficios. Las dificultades supuesto una generalitzaciño de las protestas, coordinadas por la Liga Afra, una asociación de propietarios cerealíscs que actuó como grupo de presión para conseguir un arancel protector. De la disminución de los beneficios se derivó el descenso de los salarios de los jornaleros, y con ello se inició un período de agitaciones campesinas que se prolongó a todo el primer tercio del siglo XX.La crisis cerealista fue acompañada de una crisis de la viticultura. Inicialmente, el descenso de la producción en Francia en cayos de la plaga de la filoxera, un insecto llegado de América que atacaba las viñas, aumentó de una manera extraordinaria la demanda de vino español para mezclarlo con vino frac. Así, las exportaciones de vino experimentaron una subida espectacular, hasta convertirse en la primera partida de ventas al exterior. Pero hacia el 1879, la filoxera atraviesa el Pirineo y la plaga se difunde lentamente por España, se acaba la edad de oro de las exportaciones vinícolas. Hacia 1910 ya se había extendido por el litoral mediterráneo y por el interior. La viña autóctona se esaparéixer como consecuencia de la enfermedad, que supuesto la pérdida de todas le cosechas. Se replantar todos los viñedos con un nuevo cepa americano inmune a la filoxera.
LINTERVENCIONALISME del Estado
Otra de las características de la economía española fue la restricción de la competencia entre empresas y la constante intervención del Estado en la economía. A menudo, las propias empresas establecían acuerdos para fijar precios y repartirse el mercado mediante cuotas. Esto conllevó, en España, unos precios de venta más grandes que los de otros países industrializados y restringir aún más la demanda. La industria siderúrgica fue uno de los sectores donde se hizo más evidente la restricción de la competencia. El caso de la empresa Altos Hornos de Vizcaya, que prácticamente llegó a monopolizar la producción siderúrgica española, es un ejemplo claro de cómo el proteccionismo arancelario y la restricción de la competencia comportaron precios de venta más altos que los del mercado internacional. El intervencionismo del Estado se manifestó en dos direcciones: la concesión de ayudas (exenciones fiscales, subsidios y pedidos directos de la administración) para estimular la inversión privada en industrias tecnológicamente más avanzadas, lo que supuso una modernización del tejido industrial español, y el aumento del proteccionismo.
Las leyes arancelarias de 1891, pero sobre todo las de 1906 y en 1922, fueron las medidas proteccionistas más importantes con las que se intentó evitar la competencia exterior. El caso de protección más explícito fue el del carbón, en el que la administración obligaba a consumir carbón español para poder acogerse a las ayudas públicas, lo que fue decisivo para permitir la subsistencia. También contaron con el apoyo del Estado la construcción naval militar y la industria aeronàutica.Aquestes medidas protectorasafectar negativamente la economía española, ya que ayudaron a mantener una industria con una productividad baja y poco competitiva con el exterior. Pero también tuvieron efectos positivos:
fomentaron el avance tecnológico, ayudaron a la articulación del mercado interior con la mejora de las infraestructuras de transporte y promovieron la aparición de nuevos sectores industriales.