Los Primeros Movimientos Sociales y el Nacimiento del Movimiento Obrero
El nacimiento del movimiento obrero en España se enmarca en un contexto de profundos cambios sociales y económicos derivados de la Revolución Industrial. La legislación liberal, al no establecer normas que regularan las relaciones laborales, propició las primeras manifestaciones de protesta obrera contra el nuevo sistema industrial.
Primeras Protestas Obreras: Ludismo y Sociedades de Socorros Mutuos
La primera reacción de los trabajadores fue el movimiento ludita, caracterizado por la oposición a la introducción de maquinaria moderna que sustituía la mano de obra. Un hito significativo fue el incendio de la fábrica Bonaplata en Barcelona, donde funcionó el primer telar a vapor de España. Paralelamente, surgieron las Sociedades de Socorros Mutuos, organizaciones en las que los obreros aportaban una cuota para asegurarse ayuda en caso de desempleo, enfermedad o muerte. Las huelgas, aunque prohibidas, se utilizaron cada vez más como herramienta de presión contra los patronos. La Primera Huelga General, declarada durante el Bienio Progresista, fue una respuesta a la introducción de nuevas máquinas hiladoras (selfactinas).
La Revuelta Agraria y el Bandolerismo
El aumento de la población asalariada generó un grave problema social, especialmente en el campo andaluz, donde predominaba el jornalismo. Se produjeron quemas de cosechas y matanzas de ganado como forma de protesta. La desamortización de los bienes comunales agravó la situación, ya que las tierras pasaron a manos privadas. Los campesinos protagonizaron alzamientos, rápidamente sofocados. El levantamiento de Loja (Granada), dirigido por Rafael Pérez del Álamo, alcanzó gran intensidad y se extendió por varias provincias. Como consecuencia de estas revueltas, surgió el bandolerismo, una respuesta violenta a las desigualdades sociales en Andalucía.
Socialismo Utópico y Republicanismo
El socialismo, en sus diversas doctrinas, apoyó el movimiento obrero y jornalero. El socialismo utópico, influenciado por pensadores franceses, pretendía crear sociedades igualitarias con propiedad colectiva y reparto equitativo de la riqueza. Entre los primeros socialistas utópicos españoles destacan Joaquín Abreu, Felipe Monlau y Francisco Pi y Margall. En el ámbito político, el primer obrerismo español estuvo vinculado al republicanismo federal. A partir de 1868, los obreros comenzaron a votar a los republicanos, pero la falta de un respaldo político efectivo condujo a la adopción de nuevas ideologías internacionalistas: el anarquismo y el socialismo.
La Llegada del Internacionalismo
Tras el triunfo de la Revolución de 1868 («La Gloriosa»), Giuseppe Fanelli, enviado de la Primera Internacional (AIT), viajó a Madrid y Barcelona para crear los primeros núcleos internacionalistas. Anselmo Lorenzo y Rafael Farga i Pellicer lideraron algunos de estos grupos y difundieron las ideas anarquistas, que arraigaron principalmente en Madrid y Andalucía. En 1870, se celebró en Barcelona el primer congreso de la Federación Regional Española (FRE) de la AIT, donde se adoptaron acuerdos en línea con el anarquismo. Por otro lado, Paul Lafargue, yerno de Karl Marx, divulgó las ideas marxistas de la Internacional, con mayor seguimiento en Madrid, Asturias y el País Vasco. Se fundó la Nueva Federación Madrileña, con figuras como Pablo Iglesias, José Mesa y Francisco Mora.
Anarquismo y Socialismo: Dos Corrientes del Movimiento Obrero
El Anarquismo Apolítico y la Acción Directa
La FRE cambió su nombre a Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), aumentando su número de afiliados y desarrollando una acción sindical reivindicativa. Una facción del anarquismo optó por la «acción directa», atentando contra los pilares del capitalismo. Se produjeron actos violentos, como el atentado con bombas en el Liceo de Barcelona y contra la procesión del Corpus. Se acusó al anarquismo de estar detrás de la Mano Negra, una supuesta organización clandestina que operaba en Andalucía y a la que se atribuyeron numerosos asesinatos. El Proceso de Montjuic (1896-1897), en el que fueron condenados y ejecutados cinco anarquistas, fue un punto de inflexión. El anarquismo se dividió entre los partidarios de la acción directa y los que defendían una acción de masas. Surgió la necesidad de crear organizaciones sindicales de carácter anarcosindicalista, como Solidaridad Obrera (1907) y, posteriormente, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en 1910.
El Socialismo Obrero y la Fundación del PSOE y la UGT
La Nueva Federación Madrileña tuvo una corta duración. Sus integrantes fundaron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879, liderado por Pablo Iglesias. El PSOE era un partido marxista, de orientación obrera y partidario de la revolución social. En 1888, se creó la Unión General de Trabajadores (UGT), un sindicato socialista que se organizó por oficios y localidades. A diferencia del anarcosindicalismo, la UGT practicó una política más moderada en sus reivindicaciones, recurriendo a la huelga como último recurso.