EVOLUCIÓN ECONÓMICA.
La guerra supuso un enorme quebranto para la economía. Los medios de producción quedaron destruidos, las comunicaciones desaparecieron y toda la estructura productiva se vio afectada. Uno de los primeros objetivos fue la reconstrucción material del país. A los obstáculos producidos por la Guerra Civil hay que añadirle los obstáculos internacionales, es decir, la condena del régimen por parte de la ONU, que dificultó el abastecimiento exterior y la apertura de la economía española. Por todos esos motivos, inicialmente se impulsó una política económica autárquica, cuyo objetivo era alcanzar la autosuficiencia. A partir de 1945 será el boicot exterior el argumento esgrimido. El intervencionismo estatal resultaba inevitable por la filosofía económica de los sistemas autárquicos como por la política propia de los regímenes autoritarios. Durante esta década la propaganda del régimen exponía como principal objetivo evitar el hambre. La política agraria era acorde con el proceso de ruralización, donde se ensalzan los valores rurales. Un instrumento fundamental para la política agraria del franquismo fue la creación del Instituto Nacional de Colonización. A nivel industrial se impulsó una legislación proteccionista que culminó en 1941 con la creación del INI (Instituto Nacional de Industria) para financiar la industrialización. Inicialmente se fundó para obtener combustibles. Sus principales problemas fueron el desabastecimiento de materias primas y de equipamientos y la elevada intervención estatal. Que frenó la inversión privada así como las relaciones comerciales con el exterior. A la vez se nacionalizaron las comunicaciones de ferrocarriles y de teléfonos, también se comenzó la reconstrucción de carreteras y se establecieron las primeras empresas de automoción. En los años 40, España era un país donde la agricultura era el sector más importante de la economía, y sin embargo fue el sector que menos apoyo recibió. En la década de los 50 se produce el abandono progresivo de la política autárquica, que se plasmó en el aumento de la inflación, los problemas de suministros de las industrias y el incremento de la deuda pública. Paralelamente se trató de impulsar un proceso de liberalización de la economía favorecido por: -el cambio de coyuntura internacional. La Guerra Fría había convertido a España en un país aliado. -los nuevos gobiernos de 1951 y 1957 eran proclives a una mayor liberalización, aunque las medidas fueron tímidas, favorecieron una mejor articulación del mercado interior y promovieron un primer impulso industrializador. El peso de la producción agraria había bajado al 25 %. La situación de la economía española en 1956 presentaba un panorama bastante sombrío con una galopante inflación, un sistema fiscal con recaudación insuficiente y una balanza de pagos al borde del colapso. El nuevo gobierno de 1957 comenzó a aplicar una serie de medidas liberalizadoras cuyos principales objetivos eran contener la inflación y frenar el deterioro de la balanza de pagos. En política fiscal se estableció una reforma tributaria. Los organismos internacionales en los que España se acababa de introducir (OECE, FMI…) promovieron la necesidad de una nueva orientación de la economía española. En 1959 el Gobierno español les remitió un memorando y el visto bueno y la ayuda financiera permitió la publicación de un decreto-ley conocido como Plan de Estabilización. Se perseguían dos objetivos: -establecer las bases para un desarrollo económico equilibrado. -buscar una mayor integración económica con los países del mundo occidental. Las medidas fiscales (reducción del gasto público) y monetarias debían reducir la inflación y lograr el equilibrio interior. La liberalización del comercio exterior y la disminución del control estatal facilitarían la integración de la economía española. El Plan de Estabilización sentó las bases para el crecimiento de la economía española. Sus efectos fueron positivos: reducción de la demanda interna, y de la inflación, estabilización de precios y saneamiento del sector exterior. Los nuevos aires de liberalización económica estaban en línea con el neoliberalismo conservador. La llegada de capitales del exterior, la abundante mano de obra procedente de las áreas rurales y el efecto del boom europeo sobre nuestra economía durante esta década permitió crecer a tasas del 8 % anual. La balanza de pagos mejoró gracias a las inversiones extranjeras, las remesas de los emigrantes y el turismo. También se produjo la crisis de la agricultura. Los planes de desarrollo pretendían ordenar el crecimiento económico para obtener un crecimiento equilibrado conjugando los intereses estatales con los intereses privados. Se crearon polos de desarrollo y de promoción. El segundo plan se aprobó en 1969 estando en vigor hasta 1972. En el sector industrial se produjo el despegue definitivo de la tecnología española. Los transportes mejoraron con la electrificación de la vía férrea. Se desarrollo la industria del automóvil y el sector servicios aumentó con el turismo. España tuvo el mayor crecimiento económico del mundo y se colocó en el noveno lugar.