Evolución de la Política Exterior Española en Europa en el Siglo XVIII
Los objetivos principales de la política exterior de los Borbones fueron: recuperar los territorios perdidos en el Tratado de Utrecht y defender el Imperio colonial español.
En la primera mitad del siglo XVIII, la revisión del Tratado de Utrecht se mezcló con las ambiciones en Italia de la esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, que quería para sus hijos posesiones italianas (Nápoles, Toscana, Parma). El intento en solitario de España por conseguirlo, llevó al enfrentamiento con los países europeos.
A partir de los años treinta se inicia una política de alianzas con Francia, son los denominados Pactos de Familia:
Primer Pacto de Familia (1733)
España apoya a Francia en su enfrentamiento con Austria y Prusia dentro de la guerra de sucesión de Polonia. En dicho pacto, España concede a Francia ciertos privilegios en el comercio con América. A cambio recibe apoyo en sus aspiraciones italianas. Como consecuencia Carlos fue proclamado rey de las Dos Sicilias (1734).
Segundo Pacto de Familia (1743)
España apoya a Francia contra Austria y Gran Bretaña en la guerra de sucesión al trono de Austria. A cambio, España recibió el ducado de Parma para otro hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio.
Reinado de Fernando VI (1746-1759)
El reinado de Fernando VI se caracterizó por una época de neutralidad y paz. En cambio, con Carlos III (1759-1788) de nuevo España tendrá una presencia activa en política exterior.
Tercer Pacto de Familia (1761)
En 1761 se firma el Tercer Pacto de Familia, en el contexto de la Guerra de los Siete Años (1756-1763), para frenar la expansión de Gran Bretaña en América del Norte. La guerra termina con pérdidas territoriales para España y Francia.
Guerra de Independencia de Estados Unidos
En la Guerra de Independencia de Estados Unidos, Francia y España ayudan a los colonos americanos sublevados contra Gran Bretaña. Por la Paz de Versalles (1783), que pone fin al conflicto, España recupera parte de territorios perdidos anteriormente (Florida, Menorca, colonia Sacramento), pero no logra recuperar Gibraltar.
La Ilustración en España
La Ilustración es el fenómeno cultural que define las formas de pensamiento del siglo XVIII. Este partía de los logros de la revolución científica del siglo XVII, que llevaron a la conclusión de que la naturaleza se regía por leyes comprensibles para la razón humana y que podían ser formuladas científicamente.
La Ilustración se basó, por tanto, en el culto a la razón, ya que ésta no sólo podía explicar las leyes de la naturaleza, sino también a la sociedad y al hombre, e incluso perfeccionarla. Progreso y felicidad fueron las consignas de este siglo.
Sin embargo, el pensamiento ilustrado fue un fenómeno minoritario que se redujo a algunos círculos intelectuales de la nobleza, la burguesía y clero. No fue un pensamiento revolucionario, sólo pretendía reformar y modernizar algunos aspectos de la sociedad, sin acabar con los privilegios de la nobleza y del clero. Sin embargo, la crítica que la Ilustración emprendió contra la sociedad tradicional acabó socavando las bases políticas y socioeconómicas del Antiguo Régimen.
La Ilustración en España
La Ilustración llegó a España con cierto retraso y los reinados de Felipe V y Fernando VI no pueden considerarse más que como una etapa preparatoria. Las nuevas ideas se canalizaban a través de dos grupos minoritarios: los novatores, término despectivo con el que se designaba a aquellos que defendían la renovación intelectual, y los proyectistas, término que se aplicó a aquellos que plantearon reformas concretas para remediar los males del país.
El nuevo pensamiento se desarrolló en España en la segunda mitad del siglo XVIII durante el reinado de Carlos III, monarca que alentó las reformas y se rodeó de consejeros y ministros ilustrados como el conde de Aranda, el conde de Floridablanca y, sobre todo, el conde de Campomanes. Otras figuras relevantes fueron Pablo de Olavide y Melchor Gaspar de Jovellanos. Estos hombres se esforzaron sinceramente por asegurar el bienestar y la felicidad del pueblo, pero sin el pueblo, y si era preciso, contra el pueblo.
Difusión de las Ideas Ilustradas
Como se trataba de impulsar los cambios desde arriba, era necesario convencer a la sociedad de la conveniencia de las reformas. Y para cambiar la mentalidad era fundamental la difusión de las nuevas ideas. Los vehículos de difusión fueron las Sociedades Económicas de Amigos del País y la prensa cultural y científica.
La Educación en la Ilustración
La educación fue una obsesión de los ilustrados. Pero su ideal no era una educación general para toda la sociedad, sino una educación diferenciada según la posición social del individuo y con una clara finalidad pragmática. Las clases superiores debían prepararse para ejercer su papel dirigente en la sociedad. En cambio las clases populares debían limitar su aprendizaje a conocimientos básicos y a la instrucción técnica necesaria para que su trabajo fuera más productivo.
A pesar de todo, las reformas fueron parciales y no alcanzaron los objetivos previstos.