PRÓLOGO
Entre agosto de 1836 y finales de 1837 los progresistas se encargaron de desmantelar el Antiguo Régimen y de implantar un sistema liberal, constitucional y de monarquía parlamentaria. Una de las primeras actuaciones fue la reforma agraria liberal, realizada en 1837. Sus principales medidas fueron la disolución de los señoríos jurisdiccionales, que pasaron a ser propiedades, y los campesinos a ser arrendatarios o jornaleros. Y la desvinculación de las propiedades de familias o instituciones, pudiéndose vender (Manos muertas).
DES. MENDIZÁBAL (1835-36)
El gobierno de Mendizábal y los posteriores cambiaron la historia, en la vida social el cambio afectó a la propiedad de la tierra, principal riqueza de España, que solía ser de la Iglesia (sobre todo órdenes religiosas), la nobleza, el Estado o de los municipios (manos muertas); y tener poco rendimiento. La desamortización hizo pasar las tierras a otros propietarios dispuestos a explotarlas mejor, significó el paso del Antiguo Régimen al liberalismo.
CRONOLOGÍA Y MECANISMO DEL PROCESO
La desamortización es un largo proceso histórico, desde Carlos IV hasta la segunda mitad del siglo XIX. La de Mendizábal es importante por su volumen y rapidez, porque fue irreversible y por extenderse a otros terrenos. Era compleja porque primero el Estado nacionalizaba los bienes de manos muertas y luego los vendía a propietarios obteniendo beneficio. Con Carlos IV se hizo de los bienes comunales con el objetivo de conseguir ingresos para la guerra. Pero la de Mendizábal desamortizaba los bienes del clero, sobre todo de órdenes religiosas, porque tenían un menor coste político.
PARTICULARIDADES DE LA DESAMORTIZACIÓN
La desamortización estaba prevista porque el Estado no tenía otra forma de generar recursos, se venderían los bienes de la Inquisición, los jesuitas o los conventos suprimidos.
La primera disposición (octubre 1835) suprimió las órdenes religiosas y la segunda (febrero 1836) determinó el sistema de venta de los bienes nacionalizados, que se hizo en pública subasta, previa tasación oficial. Los adjudicatarios debían pagar primero una parte en efectivo, y tenían 16 años para pagar el resto en efectivo u 8 años si lo hacían con Deuda pública. En julio 1837 la desamortización eclesiástica se extendió a otras órdenes religiosas y al clero secular.
El volumen de ventas fue aproximadamente 3500-4000 millones de reales hasta los años 50 (la mayoría en los 30) y afecto al 12-15% de la propiedad, siendo mucho más importante que la desamortización de la II República.
CONSECUENCIAS DE LA DESAMORTIZACIÓN
La burguesía agraria (antiguos arrendatarios) y la de negocios realizaron la mayoría de las compras. También compraron funcionarios o militares de poca fortuna.
IMPACTO SOCIAL
La desamortización no fue una reforma agraria. No aumentó el latifundio ni minifundio, pero aumentó el número de latifundistas y los que ya lo eran aumentaron sus propiedades. Produjo muchos campesinos asalariados (jornaleros) y se endurecieron más sus condiciones.
ASPECTOS ECONÓMICOS
El proceso desamortizador se relacionaba con el aumento de la producción agrícola, que los liberales creían que conseguirían con la propiedad. Se aumentó el área de explotación pero la producción no aumentó hasta que no mejoraron los métodos de cultivo.
REPERCUSIÓN DE LA DESAMORTIZACIÓN EN LA HACIENDA PÚBLICA
Los beneficios de la Hacienda Pública fueron menores de lo esperado, porque se hicieron compras con papel depreciado de la Deuda Pública, con un precio real inferior al nominal, lo que aumentó la Deuda Pública.
Algunos historiadores consideran que la desamortización desvió al mundo agrario capitales que podrían haberse empleado en la industrialización.
LA DESAMORTIZACIÓN Y EL LIBERALISMO
La desamortización consolidó el régimen liberal, y benefició más al liberalismo moderado que al progresista, por no producirse la reforma agraria. Relacionada con el triunfo de la propiedad liberal y capitalista, se realizó en la misma época que se eliminaron los mayorazgos y señoríos del Antiguo Régimen.
También afectó al terreno urbanístico, cultural y religioso. Los grandes conventos de las ciudades se derribaron para construir plazas o se convirtieron en cuarteles o edificios públicos, lo que también afectó al patrimonio mueble, aunque más tarde se crearon archivos y museos que recogía parte de él. (Edificio y colección del museo de Bellas Artes de Sevilla, eran propiedades desamortizadas).
En octubre de 1836 se produjo una ruptura entre el Estado y la Iglesia, el liberalismo más radical adquirió un tono anticlerical y las relaciones con el Vaticano se restablecieron un tiempo después con el Concordato.
DES. PASCUAL MADOZ (1855)
Afectó sobre todo a los bienes municipales, y a los del clero. Se produjo en 3 fases: 1855-1856, 1858-1897 y 1896-1924.
La primera (1855-56) fue la más importante aunque duró poco tiempo, acabó de desamortizar los bienes eclesiásticos y afectó a los municipales y de origen civil. En septiembre de 1856 se paró la subasta de los bienes del clero hasta llegar a un acuerdo con la Iglesia. Desde 1861 se siguieron vendiendo fincas con acuerdo previo.
Se desamortizaron millones de hectáreas, cientos de miles de fincas para decenas de miles de beneficiarios. Esta desamortización permitió distribuir más las propiedades, adquiridas por más pequeños y medianos labradores, aunque seguían predominando los hacendados rurales y urbanos.
Una consecuencia económica es que aunque todos los políticos de este largo periodo de tiempo no querían lo mismo, coincidían en el deseo de obtener ingresos para disminuir la deuda pública, aceptando títulos como forma de pago o dinero en metálico para comprar títulos de mercado y hacerlos desaparecer. Una parte del dinero obtenido también se dedicó a gastos extraordinarios como la primera guerra carlista y otra parte se dedicó a los ayuntamientos, para hacer obras públicas. La Hacienda nacional aumentó paulatinamente con los ingresos de los impuestos de los bienes, antes prácticamente inexistentes.
Principales consecuencias económicas
En la zona meridional se acentuó la concentración de la propiedad (nuevo latifundismo), también se proletarizó el campesinado, que era mano de obra barata en el campo, por lo que solo se beneficiaron los grandes hacendados.
En la zona septentrional se potenciaron las explotaciones medias y pequeñas que ya predominaban. Explotaciones basadas en el arriendo pasaron a basarse en la propiedad de las tierras.
3. EPÍLOGO
La desamortización también tuvo consecuencias a largo plazo, como la creación de explotaciones modernas y la mejora de las técnicas en el siglo XX. Esto se consiguió con las transformaciones en el sistema de propiedad desde el siglo XVIII junto con la desamortización.
AMPLIACIÓN
La estructura latifundista de Andalucía ya era preexistente antes de la desamortización.
Ya se desamortizaron muchas tierras antes de los decretos de Mendizábal (1836), Espartero (1841) y Madoz (1855). En el siglo XIX la transferencia de fincas afectó a una quinta parte de la extensión de Andalucía.
Continuó la estructura comarcal de la propiedad de la tierra: se consolidó la concentración y el latifundismo en la Baja Andalucía y se reforzó la mediana y pequeña propiedad en las áreas donde ya existían; aunque la distribución de la propiedad continuó siendo desigual, esto se agravó con el crecimiento demográfico del siglo XX.