Los pueblos prerromanos
Las colonizaciones de los pueblos del Mediterráneo. La protohistoria es un periodo de transición de la prehistoria a la Edad Antigua donde surgen los primeros testimonios escritos, se produce a la vez que la Edad del Hierro donde comienzan a trabajar el metal. Surgen los Tartessos, primer estado peninsular cuya economía se basaba en una agricultura bastante avanzada, en la actividad minera y un activo comercio de metales principalmente con los fenicios, su forma de gobierno era una monarquía. Llegan oleadas de pueblos como los celtas, celtíberos, íberos, etc. Su economía, organización social y política, estaban poco evolucionadas. A esto se le conoce como las oleadas indoeuropeas. Los primeros colonizadores fueron los fenicios y fueron quienes fundaron Cartago. Llegaron al suroeste donde encontraron metales y fundaron las primeras factorías comerciales. Los griegos llegaron a la península buscando metales. Se iniciaron las colonizaciones debido a un aumento de población, y fueron creando colonias dejando su cultura a su paso. Por último, los cartagineses sustituyeron más tarde a los fenicios, y permanecieron en la península hasta su enfrentamiento con los romanos en la II Guerra Púnica.
La Hispania Romana (218 a.C.- 476 d.C.)
Los romanos llegaron a la península en su enfrentamiento con los cartagineses en la II Guerra Púnica por el interés que tenía Roma por la península ibérica. La conquista romana de la península se dio de 218 a.C.-19 a.C. Se realizó en tres etapas. La primera responde a la II Guerra Púnica, en 218 a.C., cuando los romanos entraron a la península por Ampurias. Conquistaron el Levante y el sur y acabaron con la conquista de Gadir. Una vez derrotado Cartago, en la segunda etapa se conquistó la meseta para acabar con las sublevaciones de los celtíberos. En la tercera etapa (29 a.C.- 19 a.C.), debido a la dificultad de la conquista, se sometió a la zona cantábrica mediante acuerdos. La romanización fue un proceso de asimilación de la civilización romana. Este proceso se realizó por medio de instrumentos como el ejército, las ciudades, la economía, las comunicaciones, el latín, etc. La economía romana, era una economía racionalizada, mercantil y monetaria, que respondía a las necesidades de todo el imperio y donde se utilizaba una sola moneda. Se estableció la organización social del imperio romano, que se dividía en hombre libre (ciudadanos y plebe) y esclavos. También se aplicó el derecho romano y se oficializó el cristianismo. Su legado más importante fue la lengua. Además, crearon obras de ingeniería para facilitar el desarrollo de las ciudades (templos) y favorecer intercambios (acueductos).
El reino visigodo
Origen y organización política. Los concilios. En el año 409, llegan a la Península tres pueblos bárbaros, dos germánicos: suevos y vándalos, y otro de origen asiático: los alanos. Los visigodos eran un pueblo germánico muy romanizado, pactaron y se aliaron con el Imperio romano, con el fin de expulsar y combatir con otros pueblos bárbaros. Tras la caída del Imperio romano, hay en Hispania un vacío de poder, con lo que se establece la monarquía visigoda con capital en Toledo. Inicialmente aparecen tres territorios, que se escapan a su dominio. Los visigodos respetaron la administración provincial romana del Bajo Imperio con algunas modificaciones. La monarquía visigoda era electiva. El carácter electivo explica su debilidad e inestabilidad política. Los poderes reales eran amplios, aunque en la práctica estaban muy limitados por el poder de la nobleza y la iglesia. El monarca se servía de dos instituciones: el officium palatinum, magnates de mayor confianza del rey, auxiliares en tareas de gobierno, y en tareas domésticas de palacio y el aula regia, asamblea de carácter consultivo, integrada por los miembros del Officium Palatinum. Recaredo, sucesor de Leovigildo, se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo. Consiguió la unificación religiosa, y reforzó su poder político. Los concilios de Toledo, que eran asambleas eclesiásticas, integraron al rey, la nobleza y la Iglesia, y tuvieron carácter de asamblea legislativa. Las diferencias entre visigodos e hispanorromanos eran importantes, sobre todo, por la legislación discriminatoria impuesta por los visigodos, por lo que se tomaron medidas.
Al-Ándalus
La conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y califato de Córdoba. Se inicia la conquista musulmana de la península debido a la inestabilidad política visigoda. Se asentaron en el Guadalquivir. En la Batalla de Guadalete en 711, el ejército de Rodrigo (último rey visigodo) fue derrotado. En el 712 Musa, gobernador de la región, se unió con las tropas de Tariq y conquistó toda la península. La rápida expansión de los musulmanes fue debido a las rendiciones incondicionales y pactadas. Comienza el Emirato independiente del Califato de Damasco, tras conflictos con los cristianos ganaron a los musulmanes en la batalla de Covadonga (722) y más tarde en Poitiers(732). En el 750 se expulsa al califa de Damasco y aparece una nueva dinastía, los Abbasíes que trasladan la capital a Bagdad. En el año 756, Abd-al Rahman I, omeya vivo, se declaró emir independiente y reorganizó el poder musulmán en Al Andalus. Abd-al Rahman III se proclamó Califa de Córdoba y declaró oficialmente al país independiente tanto política como religiosamente. En el terreno militar, Almanzor transformó el califato en una dictadura, a su muerte Al-Ándalus se dividió en reinos de taifas. Ante las disputas entre los distintos reinos de taifas, disminución de su número inicial, el pago de parias y la debilidad política se produce una decadencia. En 1085 se produce la conquista cristiana de Toledo, el poder de los almorávides no se consolidó dando lugar a los segundos reinos de taifas y surge un nuevo movimiento, el almohade. Los almohades iniciaron un segundo intento de reunificación en la batalla de Alarcos (1195), pero los cristianos los derrotaron en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). Muhammad I derrocó a los almohades, se declaró sultán e invadió Granada. Los Reyes Católicos incorporaron el reino de Granada a la Corona de Castilla tras una guerra de conquista.
Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final de la Edad Media
En la Corona de Castilla el reino debía estar subordinado a la autoridad ilimitada e independiente del rey, cuyo poder se consideraba de origen divino. La Corona de Castilla se fue consolidando con la creación de nuevas instituciones: el Consejo Real, organismo de carácter técnico que asesoraban al rey, las Cortes, con la unión de los reinos de Castilla y León y las audiencias, órgano supremo de justicia, supeditado al rey. La Corona de Aragón, era una confederación de territorios, con leyes e instituciones propias. Los virreyes, representación del rey en territorios en los que no residía, las Cortes defendían los intereses específicos de los grupos sociales dirigentes de sus respectivos reinos, las diputaciones, comisiones temporales de las Cortes transformadas en diputaciones permanentes de los distintos territorios, adquirieron determinadas funciones políticas y el Justicia de Aragón, designado por las Cortes, encargado de interpretar y defender los fueros de Aragón frente a pretensiones autoritarias del monarca. En Navarra, prevaleció la doctrina pactista, con instituciones propias: el Consejo Real, órgano asesor del rey, las Cortes, ante las que el rey debía jurar los fueros del reino y promulgar leyes de importancia y la Diputación de los Tres Estados, creada para gestionar la recaudación de los subsidios votados en las Cortes y desempeñar cargos principales del gobierno municipal. Tanto en Castilla, como en Aragón y Navarra, se llegó a una participación más o menos abierta y democrática. En la Corona de Castilla, se produjo una creciente intervención de la monarquía, para el control de municipios: se instituyó el regimiento como forma de organización de carácter vitalicio y el corregidor, funcionarios del rey de carácter temporal, que resolvían problemas en aquellos municipios que lo requerían.