Pueblos prerromanos y colonizaciones
Pueblos prerromanos y colonizaciones históricas: 808-218 a.C.: mezcla de rasgos autóctonos con las culturas llegadas del exterior. Tartesos: Andalucía y Portugal. Poca información, economía agrícola y ganadera, explotación de minas, intercambio comercial con fenicios, estratificación social con élites que se benefician de la explotación minera, decadencia por agotamiento de las minas. Iberos: Levante, Ebro y Guadalquivir, cultura con mezcla de rasgos autóctonos y de influencia griega y cartaginesa, poblados elevados y fortificados, economía agraria, comercio, mucha aristocracia con dominio militar. Cultura avanzada, lengua propia y arte con influencias griegas. Sometidos por cartagineses y romanos. Celtíberos: conjunto de pueblos, zona de meseta norte y oeste. Economía agraria pobre, metalurgia del hierro avanzada, pequeños pueblos fortificados. Colonizaciones. Asentamientos efímeros para comerciar y controlar la extracción de minerales (VIII-IV a.C): Fenicios: Andalucía, asociados a los tartessos. Torno alfarero y metalurgia del hierro. Griegos: colonias en el Mediterráneo. Único asentamiento seguro en Emporion, centro de intercambios. Influencia de la cultura de las tribus íberas. Cartagineses: sustituyen a los fenicios, factorías comerciales, dominio de minas, restos arqueológicos, control sobre Ibiza.
Conquista y romanización: La conquista romana fue el proceso histórico de dominio y control militar del territorio de la península Ibérica por parte de Roma (218 a.C. – 19 a.C.). Esta conquista tiene tres fases:
La segunda guerra púnica
(218-197 a.C.): Las guerras púnicas enfrentaron a Roma con Cartago por lograr la hegemonía en el Mar Mediterráneo. La victoria romana facilitó su expansión por toda esta área geográfica. La Península Ibérica era la vía de suministros del ejército cartaginés (al mando estaba Aníbal). Roma decidió conquistar la península para cortar esa ruta. A partir del 202 a.C. los romanos conquistaron toda la costa mediterránea, el valle del Guadalquivir y parte del valle del Ebro. Para ello atrajeron por la fuerza o mediante alianzas a los diversos pueblos iberos.
La conquista del interior peninsular
(197-31 a.C.): Esta vez la oposición de los pueblos peninsulares fue mayor, especialmente por parte de los celtíberos y lusitanos. También fue muy fuerte la oposición que hicieron muchas ciudades, como el ejemplo de la Resistencia de Numancia, cuyo asedio duró aproximadamente diez años hasta ser tomada en el 133 a.C. tras el suicidio colectivo de muchos de sus defensores. El resultado de estas guerras fue que casi toda la Península fue sometida bajo el dominio romano.
Sometimiento de los pueblos de la cornisa cantábrica
(31-19 a.C.): Se inició con las guerras cántabras que terminó con el control de cántabros, astures y galaicos por el emperador Augusto. De esta forma la Península Ibérica quedaba integrada en el Imperio Romano. Poco a poco la civilización romana fue dominando aspectos como la vida cotidiana, haciendo así que los hispanos se sintieran miembros del mundo romano y no pueblos ocupados.
Tenían un sistema político y administrativo, se dividieron en 2 provincias Citerior y Ulterior. Había desigualdades en la civilización. Pocas colonias. Con Augusto hay una nueva división en 3 provincias: Bética, Lusitana, Tarraconense. Fundación de Emerita Augusta. Explotación de minas, agricultura, ganadería, cerámica y de la tierra. Comercio colonial, innovaciones técnicas: arado romano, regadíos y molinos.
Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: instituciones y cultura. En el año 409, los Vándalos Suevos y Alanos, entraron en Hispania sin encontrar apenas resistencia. Para evitar la invasión, el Imperio Romano permitió a los visigodos asentarse en el sur de la Galia y controlar los territorios de Hispania. En el año 476, al desaparecer el Imperio Romano, el reino visigodo consiguió su total independencia, abarcando desde el Loira hasta el Tajo. En el año 507, los visigodos fueron desplazados de la Galia por los francos y establecieron en Hispania un reino visigodo independiente con capital en Toledo. La monarquía visigoda construyó su dominio en la península a partir de un proceso de unificación territorial, política, religiosa y jurídica. En primer lugar, Leovigildo y su hijo Recaredo expulsaron a los bizantinos. Impusieron una monarquía hereditaria, el rey se apoyaba en instituciones de gobierno como el Aula Regia y los Concilios de Toledo. Leovigildo permitió la igualdad de hispanorromanos y visigodos y derogó la prohibición de matrimonios mixtos. Recaredo se convirtió al cristianismo, religión mayoritaria de los hispanorromanos, y Recesvinto promovió una única ley para ambos, el Liber Iudiciorum (Fuero Juzgo).