Puerto Rico y la independencia (1811-1825)

EL REINADO DE Fernando VII (1814-1833)
4.1. La restauración del absolutismo (1814-1820)
Los absolutistas eran conocedores de que la vuelta del monarca era una oportunidad única para deshacer la obra de
Cádiz. De este modo, a través del conocido como “Manifiesto de los Persas” demandaron la restauración del
absolutismo y movilizaron al pueblo para su fin. Lograron su propósito con la firma del Decreto de 4 de Mayo de
1814 por parte de Fernando VII.
La vuelta al Antiguo Régimen ocurríó en un contexto internacional protagonizado
por la derrota de Napoleón, el restablecimiento del viejo orden europeo en el Congreso de Viena e incluso por la
creación de la Santa Alianza.
La paralización del comercio, la agricultura deshecha, las finanzas en bancarrota o la lucha de las colonias por la
independencia hicieron fracasar a los sucesivos gobiernos. Mientras el campesinado se negaba a pagar de nuevo las
rentas señoriales, la burguésía rechazaba renunciar a la libertad de producción y mercado. Por otro lado, los jefes de
las guerrillas habían conseguido integrarse en el ejército originando en él un sector liberal –protagonistas de
pronunciamientos como los de Mina, Lacy, Porlier…)-. La represión por parte de la monarquía fue la respuesta a las
demandas sociales y políticas.
4.2. El Trienio Liberal (1820-1823).
El 1 de Enero de 1820 el coronel Rafael Riego –que estaba preparado en las Cabezas de San Juan, Sevilla, para salir
hacia las colonias americanas- se sublevó y recorríó Andalucía proclamando la Constitución de 1812. Esta
insurrección obligó a Fernando VII a aceptar de nuevo la Constitución. La victoria de los diputados liberales en las
elecciones supuso la restauración de gran parte de las reformas de Cádiz.
Fernando VII paralizó cuantas leyes pudo haciendo uso del derecho de veto, conspiró contra el gobierno tratando de
hacer intervenir a las potencias absolutistas. Las tensiones también se produjeron entre los propios liberales:
moderados (partidarios de tímidas reformas que no perjudicasen a las élites sociales) y los exaltados (proclives a
reformas radicales en favor de las clases medias y populares).
Atendiendo a las peticiones del monarca la Santa Alianza encargó a Francia la intervención en Abril de 1823 de
1000.000 soldados – al mando del Duque de Angulema-, (los Cien Mil Hijos de San Luis).
4.3. La Década Ominosa (1823-1833).
Una fuerte represión se creó contra los liberales. El ajusticiamiento de Mariana Pineda por el delito de bordar una
bandera liberal se convirtió en un caso emblemático de la represión fernandina.
Por otra parte, las dificultades de la Hacienda, agravadas por la pérdida definitiva de las colonias americanas obligó
al monarca a buscar la colaboración del sector más moderado de la burguésía financiera e industrial de Madrid y de
Barcelona: concedíó un arancel proteccionista para las manufacturas catalanas y situó a López Ballesteros –cercano a
los intereses industriales- al frente del ministerio de industria. Estas circunstancias crearon malestar entre los
realistas. Del mismo modo, el no restablecimiento de la Inquisición y la falta de contundencia contra los liberales
provocaron su desgaste. Así, los realistas y ultraconservadores se agruparon en torno a Carlos María Isidro, hermano
del rey y posible sucesor (al no tener descendencia Fernando VII).
4. El conflicto dinástico.
El 1830 tiene lugar el nacimiento de Isabel garantizando la sucesión. Sin embargo, la Ley Sálica – de origen francés e
implantada por Felipe V- impedía el acceso de las mujeres al trono. Influido por su mujer María Cristina, derogó
dicha ley mediante la Pragmática Sanción. Este hecho marcó una división entre:
• Los carlistas: En torno a Carlos Mª isidro se aglutinaban los partidarios del Antiguo Régimen opuestos a
cualquier cesión.
• María Cristina –para garantizar el trono a su hija- se apoyó en círculos cercanos a los liberales. Nombrada
regente ante la enfermedad del rey, formó un gobierno reformista que decretaría una amnistía que supuso
el regreso de 100.000 exiliados liberales.
En 1833 muere Fernando VII quedando nombrada como heredera su hija –de tres años de edad- y como regente a
María Cristina. Ese mismo día se inicia un levantamiento absolutista en el norte y en especial, en Cataluña. Asistimos
entonces al comienzo de la primera guerra carlista.
6. LA INDEPENDENCIA DE AMÉRICA HISPANA.
6.1. La América española a finales del Siglo XVIII.
Durante el Siglo XVIII se desarrolló una etapa de prosperidad en base a la reactivación del comercio y la explotación
de las plantaciones de café, azúcar, tabaco… con empleo de mano de obra esclava. Este impulso económico propició
la creación de un importante grupo de burgueses criollos. Influenciados por la Ilustración y tomando el ejemplo de la
independencia de Estados Unidos van a fraguar sus programas de independencia. Tienen el apoyo de Gran Bretaña
que anhelaba dominar el mercado que supónía las nuevas naciones.
6.2. El proceso de independencia. Coincidiendo con la Guerra de la Independencia los criollos optaron por crear Juntas rechazando la autoridad de
José Bonaparte. No obstante y pese a la lealtad mostrada hacia Fernando VII, rechazan la autoridad de la Junta
Suprema Central. En el virreinato de Río de la Plata San José Martín proclamó la independencia de la República
Argentina Finalizada la Guerra de la Independencia en 1814 Fernando VII envió a 10.000 hombres para pacificar Nueva
Granada y México. A pesar de ello los procesos secesionistas desembocaron en la independencia de Paraguay
(1811), Argentina (1816), Chile (1818). El sueño de Simón Bolívar de conseguir una América unida se mostró imposible y tuvo como consecuencia el
fraccionamiento del territorio en múltiples repúblicas como las de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá. En
México, el movimiento liderado por Agustín Iturbide se atrajo a la Iglesia y a las élites consiguiendo su
independencia en 1821. Este proceso culmina con la independencia de Perú y Bolivia (en honor a Bolívar) que puso
fin al dominio español del continente americano. Tan sólo las Antillas (Cuba y Puerto Rico) y Filipinas siguieron bajo
la jurisdicción de la metrópoli. Si bien consiguieron la independencia política seguirían vinculados económicamente aunque ahora España fue
sustituida por Gran Bretaña y Reino Unido.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *