BIENIO PROGRESISTA- En 1845 el régimen moderado pierde casi todos sus apoyos. La monarquía maniobra con progresistas tras el asunto de las bodas reales, la crisis provoca paro obrero y descontento en la población. Varios generales moderados pero opuestos al régimen publican el Manifiesto de Manzanares., este pide una reforma electoral y mayor apertura en el derecho de imprenta, esto es apoyado por los progresistas y propicia que la reina entregue el poder a Espartero que a su vez lo comparte con O,donell. Los progresistas convocan elecciones e inicia la preparación de la constitución de 1856, esta nunca fue promulgada.
El gobierno progresista está marcado por la inestabilidad, esto provoca huelgas de obreros y una nueva desamortización., esta inestabilidad se debe a una subida de precios, ante esto os obreros se asocian y forman una especie de sindicato para los trabajadores textiles, esta inestabilidad se manifiesta en forma de huelgas, motines, violentas en ciudades, etc. El bienio acaba cuando la inestabilidad provoca la suspensión de las cortes y la dimisión de Espartero.
Últimos AÑOS DE REINADO DE ISABEL- Durante los últimos doce años del reinado de Isabel II, el moderantismo acaparará el poder, alternándose en la jefatura de los gobiernos O ́Donnell y Narváez. La imposibilidad de obtener el poder por medios legales y la identificación entre régimen moderado y monarquía provocará que progresistas y demócratas luchen no sólo contra el poder de los moderados sino también contra la Monarquía de Isabel II, que acabarán derribando en 1868. La alternancia de moderados y unionistas responde a un esquema bastante sencillo: las intentonas progresistas por alcanzar el poder provocan desórdenes que obligan a los gobiernos de la Uníón a llevar a cabo una política represora que no desean; ante las disensiones entre los unionistas, los moderados ocupan su lugar restableciendo el orden con el uso de la fuerza. Llega un momento en que se considera que los moderados se han propasado y crecen las críticas de la opinión censurando la política represiva de los moderados, que vuelven a ser sustituidos por los unionistas. Los progresistas recurren a la revolución violenta porque nunca alcanzan el poder por medios legales, pero los otros dos partidos no dan opción a los progresistas porque éstos se empeñan en recurrir sistemáticamente a la revolución violenta. La oposición de la reina a entregar el poder a un progresista fue clave en esta alternancia de moderados y unionistas.
Los gobiernos moderados consiguen restablecer la paz social, en parte gracias a la favorable coyuntura económica posterior a 1854 y también como resultado de la dura política represiva llevada a cabo. La primera etapa de este período coincidíó con una coyuntura económica favorable: La prosperidad y la paz social y política están estrechamente relacionadas; La buena coyuntura es general en toda Europa y ello propicia que disminuya el paro y con él la tensión social, pero, a su vez, el equilibrio político y la disminución de las tensiones sociales fomenta las inversiones y la expansión económica. Con la crisis económica europea general de 1865-1866 se pone en evidencia la falta de cohesión de los grupos en el poder, moderados y unionistas. Los temores de la monarquía a la revolución y sus deseos de combatir con mano dura a los progresistas llevó a O ́Donnell a autoexiliarse: la monarquía perdíó el apoyo de la Uníón Liberal. Sólo los moderados manténían al trono. La identificación entre régimen moderado y monarquía aumentó, de tal modo que los progresistas se transformaron de oposición al gobierno en oposición al régimen. Cuando Narváez, la figura central entre los moderados, y O ́Donnell, que nunca se había querido oponer a la reina, mueren entre 1867 y 1868, los acontecimientos se van a precipitar: progresistas y demócratas se reúnen en la ciudad belga de Ostende y deciden llevar a cabo un intento revolucionario con el objetivo no sólo de desbancar a los moderados del gobierno sino también destronar a Isabel II. El Pacto de Ostende se refuerza cuando el sucesor de O ́Donnell, el general Serrano se adhiere al mismo junto a progresistas y demócratas, lo que conduce al fin al régimen y a la monarquía.
ASOCIACIÓN DE TRABAJADORES- A comienzos del Siglo XIX, una serie de pensadores, los socialistas utópicos, denuncian las injusticias creadas por el capitalismo industrial y proponen la creación de sociedades igualitarias, con propiedad colectiva y reparto equitativo de la riqueza. Los seguidores españoles de los europeos Saint-Simón,
Cabet o Fourier son Joaquín Abreu, Fernando Garrido y Felipe Monlau. La Asociación Internacional de los Trabajadores (A.I.T.) o I Internacional
es un fruto de Karl Marx y sus seguidores, los socialistas científicos, por oposición a los utopistas anteriormente mencionados. Se fundó en Londres en 1864 y tenía como objetivo la emancipación del proletariado y la lucha contra el
capitalismo. Los marxistas defendían la idea de que el proletariado tenía que organizarse en partidos políticos para conquistar, mediante la revolución, el poder político y económico y construir un nuevo Estado, que, al principio, adoptaría la forma de dictadura del proletariado. Este Estado suprimiría la propiedad privada, la suprimiría por una propiedad colectiva del Estado, que, a la larga, conseguiría la desaparición de las diferencias económicas y sociales, alcanzándose la fase comunista en la que desaparecerían las clases sociales, la explotación del hombre por el hombre y el propio Estado se extinguiría.
Mijail Bakunin, principal representante de la ideología anarquista, se opónía radicalmente a cualquier forma de organización jerarquizada, incluida la
de los partidos políticos obreros, pues se mostraba hostil a cualquier tipo de autoridad, acusando a Marx de autoritario. Este enfrentamiento entre Marx y Bakunin provocará el fracaso de esta I Internacional. En España, la A.I.T. Llega con la Revolución de 1868. Ese año, el anarquista italiano Fanelli viaja a España para crear los primeros núcleos españoles de la I Internacional. Fanelli propicia la extensión del pensamiento anarquista en España, tanto entre el proletariado catalán o vasco como entre los jornaleros andaluces. En 1870 se celebra en Barcelona el I Congreso de la Federación Regional Española de la A.I.T., llegando a acuerdos que estaban más próximos a la línea anarquista del obrerismo: uso de la huelga como arma fundamental del proletariado, apoliticismo y revolución social por vía de la acción directa. El marxismo se instala en España a partir de 1871 con la llegada de Paúl Lafargue, yerno de Marx, que pronto se rodea de un grupo de marxistas españoles, entre los que destaca Pablo Iglesias, fundador del PSOE en 1879. La división entre marxistas y anarquistas, el fracaso de las insurrecciones durante la I República y la ilegalización de la A.I.T. A partir de 1874 por el nuevo régimen de la Restauración, explican su declive a partir de este año.
LA DESAMORTIZACIÓN- La desamortización es un proceso jurídico por el que se liberan bienes que hasta ese momento estaban vinculados a un título nobiliario, una entidad religiosa o un municipio. Durante la Edad Moderna, muchos bienes, estaban vinculados, es decir, unidos a una institución título nobiliario, obispado u orden religiosa, municipio). Además, los Reyes Católicos, para preservar estos patrimonios, aprobaron la institución del Mayorazgo, de manera que el patrimonio vinculado a un título nobiliario pasaba íntegramente al heredero primogénito que sólo tenía ciertas obligaciones morales, que no legales, con respecto a sus hermanos menores. A esto hay que añadir la deshonra legal del trabajo, de manera que cualquier miembro de la nobleza estaba obligado a vivir de las rentas que tuviese pero no podía trabajar manualmente y ni siquiera podía emplear su capital en el mundo de los negocios. En 1837, Mendizábal, liberal progresista, es jefe del gobierno durante la regencia de María Cristina. España está en esos momentos sumida en la primera Guerra Carlista contra los partidarios de Carlos María Isidro, hermano del anterior rey Fernando VII y líder de los partidarios de la monarquía absoluta. España necesita dinero para mantener un ejército pero el Imperio americano ya se ha independizado, y a Mendizábal se le ocurre aplicar un programa legislativo que consiste en la desamortización con los siguientes objetivos: – Acabar con o, al menos, reducir la deuda del Estado. – Reducir el número de latifundios improductivos exentos del pago de impuestos. – Crear un grupo de nuevos propietarios rurales comprometidos con el régimen liberal.
La desamortización consta de las siguientes etapas: 1o.- Se aprueba una ley desvinculando el patrimonio de las entidades a las que estaban unidas: así, a partir de ahora un noble o un eclesiástico pueden disponer libremente del patrimonio. 2o.- Se aprueban leyes de manera que los patrimonios pertenecientes a la Iglesia o a la nobleza que no cumplan determinadas condiciones se convierten en bienes nacionales. 3o.- Todos los bienes nacionalizados son vendidos en pública subasta teniendo preferencia el pago en títulos de deuda pública. A fi n de evitar la concentración de la propiedad en pocas manos se reserva una parte de las tierras para sortearlas entre los campesinos.
Las consecuencias principales del proceso desamortizador fueron la concentración de la propiedad de la tierra en manos de la nobleza y de la
burguésía, los únicos que dispónían del dinero y los títulos de deuda pública para acudir a las subastas; la amortización de gran cantidad de capital de la burguésía en la adquisición de tierras, más por razones sociales, (prestigio), que por razones económicas, lo que redundó en el retraso industrial y comercial de España; la disminución de parte de la deuda que arrastraba el Estado español y el aumento del número de jornaleros, campesinos sin tierras obligados a malvivir o a emigrar, cuyas condiciones de vida empeoraron por la desaparición de los bienes comunales y la labor social realizada por instituciones eclesiásticas.
LOGROS DEL REINADO DE Alfonso XIII- La estabilidad del régimen se vio favorecida por el fin de las guerras carlista y cubana. En Febrero de 1876 se dio por finalizada la Tercera Guerra Carlista. La derrota del carlismo permitíó suprimir el régimen foral. Así los territorios vascos perdieron sus privilegios, quedando sujetos al pago de impuestos y al servicio militar como el resto de España. Sin embargo, en 1878, se creó el sistema de conciertos económicos, que otorgaba autonomía fiscal a las provincias vascas que pagarían cada año a la administración central cierta cantidad recaudada por las diputaciones provinciales. La insurrección cubana (Guerra de los Diez Años, 1868-1878) acabó con la firma de la Paz de Zanjón, que supuso una gran amnistía, la abolición de la esclavitud (1888) y el derecho a estar representados en las Cortes españolas. Los retrasos en el cumplimiento de estas reformas provocaron un nuevo conflicto en 1879 (Guerra Chiquita) y la insurrección de 1895.