Qué tratado puso fin al pacto de familia entre españa y francia

10.4. LA PRÁCTICA DEL DESPOTISMO ILUSTRADO: CARLOS III.

El Despotismo ilustrado, era una tendencia política que, partiendo del Estado absoluto, hace hincapié en el papel del gobernante como benefactor de su pueblo y como impulsor de las reformas necesarias para el progreso: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Se quieren introducir cambios en la vida económica pero sin llegar a cuestionar los pilares de la sociedad del Antiguo Régimen. Era un análisis certero de las causas del atraso del país, pero las medidas que se pusieron en práctica fueron muy tímidas:
– Las reformas era la agricultura pasaron por diversos planes (Campomanes, Jovellanos) en los que se denunciaban las enormes propiedades amortizadas (mayorazgos y manos muertas), y la necesidad de que el campesinado accediese a la propiedad de la tierra; pero la oposición de los privilegiados (clero y nobleza) paralizó las reformas. Lo único que se llevaró a cabo fueron el reparto de las tierras comunales en Extremadura, la repoblación (fallida) de Sierra Morena a cargo de Olavide, la reducción de los derechos de la Mesta y algunas obras de regadío (Canal Imperial de Aragón, Canal de Castilla)
– Se intentó el fomento de las manufacturas: se rompió el monopolio de los gremios; con apoyo estatal se establecieron las Reales Fábricas (armas, astilleros, vidrios, tapices, etc). Las industrias textiles catalanas (“indianas”) fueron más competitivas que las empresas estatales. Los nobles seguían desviando sus capitales a inversiones no productivas.
– En el comercio se adoptaron medidas conducentes a integrar el mercado nacional (mejora de las vías de comunicación o la supresión de las aduanas interiores). Se estableció la liberalización del comercio con América a la mayor parte de los puertos españoles.
– El endeudamiento de la Hacienda llevó a la emisión de vales reales para lo que se creó el primer banco nacional, el Banco Nacional de San Carlos.
– Hay una preocupación por la difusión de las innovaciones técnicas, por lo que se crearon las Sociedades Económicas de Amigos del País, que se extendieron por muchas ciudades, organizando cursos de agronomía, oficios y técnicas manufactureras, estableciendo bibliotecas, etc. Sus resultados fueron limitados.

El reinado de Carlos III se puede dividir en dos etapas. La primera etapa (1759-66) es reformista y protagonizada por los ministros italianos (Esquilache y Grimaldi). Algunas de sus medidas (recuperación de señoríos, impuesto único, libertad de precio del trigo, etc) atentaban directamente contra los intereses de los privilegiados, que se sirvieron de la tensión popular por la escasez y carestía de los cereales (pan), para desencadenar el motín de Esquilache (1766), que acabó con la destitución de Esquilache por Carlos III que, a su vez, aprovechó la ocasión para expulsar a los jesuitas y acabar con su enorme poder.
La segunda etapa (1766-1788) es la conservadora, de ministros como Aranda (1766-76) y Floridablanca (1776-88), cuyo objetivo es evitar cambios radicales, mantener la paz social, reforzar la autoridad real y defender el imperio colonial. Se iba perdiendo el impulso modernizador y los proyectos de reforma.


10.5. LA EVOLUCIÓN DE LA POLÍTICA EXTERIOR EN EUROPA

Tras la pérdida de los dominios europeos en Utrecht, la atención exterior se centraba en la recuperación de Gibraltar y Menorca en manos inglesas, y en la defensa del imperio colonial. Y para ello la aliada natural, por motivos familiares, era Francia.
Por eso, la política de guerra en Italia de Felipe V, marcada por el interés de su esposa Isabel de Farnesio de conseguir coronas en Italia para sus hijos Carlos y Felipe, iba en contra de las directrices marcadas con anterioridad. En 1733 se firmó con Francia el Primer Pacto de Familia, uniendo ambas armadas para enfrentarse a la expansión marítima inglesa. El resultado fue la conquista del reino de Nápoles y Sicilia y su entrega al príncipe Carlos. La situación militar se complicó con la guerra colonial contra Gran Bretaña (1739-49) y, tras la firma del Segundo Pacto de Familia (1743), cuando España entra en la guerra de Sucesión a la corona de Austria. En la paz de Aquisgrán se consiguieron los ducados de Parma y Piacenza para el príncipe Felipe, pero no se pudo recuperar Gibraltar.

El reinado de Fernando VI es un período de diplomacia pacífica: paz con Inglaterra (1749) y reconstrucción de la flota de guerra. Sin embargo, Carlos III adoptó una política belicista, que inaugura con el Tercer Pacto de Familia (1761) por el que España entra, junto a Francia, en la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra, y que terminó en fracaso: Francia tuvo que entregar sus colonias norteamericanas a Inglaterra y España hacer lo propio con Florida a cambio de la Luisiana francesa. Las cosas fueron mejor con el apoyo de Francia y España a los colonos norteamericanos. España recuperó Florida y Menorca, pero no Gibraltar.

El inicio del reinado de Carlos IV (1788-1808) viene marcado por el estallido de la Revolución francesa y el continuo cambio de las personas al frente del gobierno: Floridablanca, Aranda y, finalmente, Godoy. La Guerra de los Pirineos (1793) contra la República francesa, fue un desastre militar para España, que tuvo que entregar a Francia Santo Domingo y cederle acuerdos comerciales favorables. En 1796 se renuevan los acuerdos con Francia (primer Tratado de San Ildefonso). Una nueva guerra contra Inglaterra se salda con la derrota naval en el cabo de San Vicente y el hundimiento del comercio colonial.
En 1800, se firma el segundo Tratado de San Ildefonso con Napoleón. En 1801, Francia y España derrotan fácilmente a Portugal en la Guerra de las Naranjas. En 1805 se produce la derrota de las armadas francesa y española en Trafalgar, que supuso el declive definitivo de la potencia naval española. La situación dentro de España era caótica cuando Napoleón decide intervenir en Portugal provocando la crisis definitiva.


10.6. LA POLÍTICA BORBÓNICA EN AMÉRICA.

Con los Borbones no hubo ningún cambio importante en las colonias: monopolio comercial (pese al contrabando británico), envíos de plata a cambio de manufacturas peninsulares y papel preponderante del puerto de Cádiz (que había sustituido a Sevilla).
A partir de mediados de siglo el gobierno de Madrid decidió incrementar la explotación y rentabilidad de las colonias a través de diversas medidas: la promoción, sin éxito, de las Compañías comerciales a la manera inglesa y holandesa, y la introducción de navíos de registro, es decir, barcos que podían comerciar al margen de la flota de Indias.

Durante el reinado de Carlos III se introdujeron importantes reformas:
– Se intentó incrementar el control administrativo de la metrópoli sobre las Indias: se excluyó de la administración a los criollos, se creó, en 1776, el virreinato del Río de la Plata, y se estableció el cargo de intendente.
– Se produjo la expulsión de los jesuitas en 1767, por lo que la Corona se anexionó un número importante de reducciones en Paraguay pertenecientes a dicha orden.
– En 1778 se permitió el libre comercio entre la Península (la mayor parte de los puertos peninsulares) y las Indias, rompiendo el monopolio sevillano-gaditano.

Esta política borbónica enfocada al beneficio de la metrópoli, provocó numerosos movimientos de protesta de los criollos, apartados de los cargos administrativos, y de la explotada mano de obra indígena. En 1780-81 hubo una revuelta en Perú, iniciada por los criollos pero que pronto se convirtió en una rebelión indígena, liderada por Tupac Amaru, y que fue duramente reprimida.
En cualquier caso, al finalizar el siglo, el balance económico era negativo: cada vez era menor la cantidad de plata y mercancías que llegaban de América, la demanda americana se cubría, cada vez más, con manufacturas europeas, el contrabando era cada vez mayor, al igual que el desarrollo de los obrajes americanos.

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