10.1 – La España del siglo XVIII: la guerra de Sucesión y el sistema de Utrecht
La muerte sin descendencia de Carlos II, en 1700, provoca la Guerra de Sucesión entre los Borbones y los Habsburgo. Otras potencias como Holanda o Inglaterra quieren evitar la formación de una gran potencia. En España Castilla apoya a los Borbones porque piensa que traerán una política más centralista y equilibrada en el reparto de las cargas, y Aragón apoya a los Habsburgo porque quiere que se continúe el respeto a los fueros de los reinos. Carlos II había nombrado heredero al francés Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. Al principio se acepta pero la injerencia de Luis XIV en la política española termina provocando la guerra en 1702 aunque en España no se inicia hasta 1705, cuando la corona de Aragón se levanta contra Felipe V y nombra rey al pretendiente austriaco: el archiduque Carlos. Cuando Carlos es elegido emperador de Alemania se plantea una nueva amenaza para Europa, e Inglaterra presiona para firmar la paz. En España la guerra finaliza tras una dura resistencia de Cataluña en 1714.Tras la Paz de Utrecht Felipe renuncia a todo derecho a la sucesión francesa, cede sus territorios europeos a Austria (Países Bajos e Italia), algunos enclaves vitales para el control del mar a Inglaterra (Gibraltar y Menorca), y ciertos derechos comerciales (asiento de negros) que rompen el monopolio comercial en América. La perdida de los territorios europeos permite a España centrarse en los problemas internos y abandonar una política imperialista que había agotado sus recursos humanos y económicos. Con la firma de la paz de Utrecht en Europa se establece un equilibrio de poder entre las diferentes potencias cuyos ejes se sitúan en Viena y París.
10.2 – La España del siglo XVIII: Cambio dinástico. Los primeros Borbones
El cambio dinástico significó la implantación del absolutismo en el que el rey concentraba los tres poderes de los que solo era responsable ante Dios. El ascenso de una nueva dinastía de origen francés trajo reformas en la administración, un aumento del poder real y fomentar la actividad económica.
Felipe V, (1700-1746), tuvo un largo reinado interrumpido por la abdicación en su hijo Luis I en 1724. Unificó la organización del Estado mediante los Decretos de Nueva Planta e invirtió grandes esfuerzos en la recuperación de la marina de guerra. Su segundo matrimonio, con Isabel de Farnesio, le impulsó a una política exterior agresiva.
Fernando VI, (1746-1749), inauguró una época de neutralidad en la política exterior. Su secretario el Marques de Ensenada puso en marcha un programa político que comprendía: La reordenación de la Hacienda con el Catastro de Ensenada para implantar un impuesto único que no se llevó a cabo por la oposición de los privilegiados, un programa construcción de barcos para mejorar la defensa del país y las relaciones con las colonias americanas y medidas de renovación intelectual como l creación de la Academia de Medicina, el Observatorio Astronómico, y un mapa más exacto de España.Estas medidas abrieron el camino para el despotismo ilustrado de Carlos III.
10.3 – España del siglo XVIII: Reformas en la organización del Estado. La monarquía centralista
El absolutismo de los primeros borbones implicó una uniformización y centralización de la administración con los Decretos de Nueva Planta que suponen la abolición de la autonomía de la Corona de Aragón imponiéndoles la organización político-administrativa de Castilla. Navarra y el País Vasco mantuvieron sus fueron por el apoyo prestado a Felipe en la guerra. Las cortes de los reinos se integran en las de Castilla. Disminuye el poder de los Consejos y algunos desaparecen. Sus funciones las asumen las Secretarías de Estado dirigidas por los secretarios que no llegan a alcanzar el poder de los validos. El territorio se divide administrativamente en provincias donde la función militar corre a cargo de un capitán general, la judicial a cargo de las Audiencias y la económica a cargo de un intendente. Se introduce la Ley Sálica según la cual las mujeres no pueden reinar. Se consigue un saneamiento de la hacienda gracias a algunas reformas y a la eliminación del gasto que suponían los territorios europeos. Frente a la iglesia se intentó una política de control o regalismo que en la practica se redujo a la expulsión de los Jesuitas. Con los borbones se reconoce como indiscutible la autoridad suprema del rey.
10.4 – La práctica del despotismo ilustrado: Carlos III
Carlos III aplicó el despotismo ilustrado, es decir tratar de aplicar las reformas basadas en la racionalización y el progreso y promover el bienestar sin atentar contra los fundamentos sociales y políticos del Antiguo Régimen. Su lema era Todo para el pueblo pero sin el pueblo. Las medidas más destacadas fueron la autorización del libre comercio directo con América, suprimiendo el monopolio de Cádiz, la creación compañías comerciales al estilo de las británicas y las holandesas, la creación de fabricas reales de artículos de lujo para evitar la importación, el informe sobre la ley agraria de Jovellanos sobre la agricultura sus problemas y posibles soluciones en el que hace hincapié en la mala distribución de la tierra y en el problema de la amortización pero que cuando se publicó ya había estallado la Revolución Francesa y fue ignorado, las Sociedades económicas de Amigos del País que sirvieron para mejorar las prácticas agrícolas del campesinado, la política de control o regalismo que se adoptó frente a la iglesia que en la práctica se redujo a la expulsión de los Jesuitas y mantuvo sus propiedades y su gran influencia social, la dignificación de los oficios, la construcción de canales de riego y una red radial de carreteras, el saneamiento de las ciudades, el impulso de la educación y la ciencia, considerados como el motor del progreso, con la creación de Reales Academias, museos y centros de investigación (Jardín Botánico, Observatorio Astronómico).
10.5 – La España del siglo XVIII: evolución de la política exterior en Europa
Tras la paz de Utrecht, españa perdió sus territorios europeos y su centro de interés s desplaza al atlántico. Se produce un acercamiento a francia por reinar en ambos países la misma dinastía y por tener como rival común a Gran bretaña. Esta alianza se plasmó en los Pactos de Familia de 1733, 1743 y 1761 que condujeron a España a una enemistad con gran Bretaña por dominar las rutas atlánticas. Felipe V intentó mantener su influencia en el mediterráneo y recuperar las posesiones italianas, y consigue el reino de Nápoles-Sicilia y el Ducado de Parma. Fernando VI adoptó una política neutral y se dedicó a modernizar el ejército y reestructurar la armada. Carlos III firmó el tercer pacto de familia para proteger los territorios americanos, y le llevó a participoar en la Guerra de los Siete Años que acabó con la Paz de París en la que España cediío Florida, aunque en 1783 con la guerra de independencia americana recupera Florida y Menorca. Carlos IV con la revolución francesa en un principio aparticipa en una coalición contra la Francia revolucionaria, y luego se alía con Napoleón firmando Los tratados de San Ildefonso (1796 y 1800) y en contra de Gran Bretaña. La consecuencia fue el desastre de Trafalgar (1805) y la destrucción de la flota franco española a manos británicas.
10.6 – La España del siglo XVIII: la política borbónica en América
La nueva dinastía borbónica impuso cambios administrativos en América, con el fin de controlar con más eficacia a las colonias para obtener de ellas un mejor rendimiento económico. El Consejo de Indias fue perdiendo competencias a favor de las correspondientes secretarias igual que la Casa de contratación que se disolvió en 1790. A los dos virreinatos existentes, Nueva España y Perú se añadieron otros dos, segregados del de Perú: Nueva Granada y el Río de la Plata. Se creó un ejército regular americano y se establecieron intendencias, con las mismas atribuciones que las peninsulares. Se crearon compañías comerciales al estilo de las británicas y holandesas, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas. En 1735 se suprimió el tradicional sistema de flotas y galeones por el sistema de registros, en el que los particulares podían cargar sus mercancías en barcos autorizados que partían cuando querían desde Cádiz. Los decretos de 1765 y 1778 autorizaron el libre comercio directo, suprimiendo el monopolio de Cádiz, esto fue un gran estímulo para la industria y el comercio, en especial para Cataluña. Aunque el comercio con América aumentó como resultado de estas medidas, el mercado era excesivo para la industria peninsular, por lo que la mayoría de las manufacturas enviadas a América eran extranjeras y el volumen de contrabando era superior al comercio legal.
10.7 – La ilustración en España
La ilustración es un fenómeno europeo que pretendía la modernización de la cultura la economía y la sociedad sin alterar las estructuras políticas y sociales del absolutismo. Para ello se valieron de la razón, las ideas de progreso y felicidad y el entusiasmo por la naturaleza. Se apoyó en la monarquía como instrumento de poner en práctica las ideas de reforma, y en la Iglesia como respaldo moral. Su deseo era impulsar la economía, para unos mediante un proteccionismo arancelario y para otros mediante la supresión de los mayorazgos y la amortización de la propiedad. En el plano social la razón era considerada la única luz que podía traer el progreso. Critican las instituciones del antiguo régimen, la ociosidad, la injusticia de los privilegios heredados de la nobleza y la falta de preparación del clero, y defienden el liberalismo y la dignificación de los oficios. Cabe destacar las Sociedades Económicas de Amigos del País para fomentar la industria, la agricultura, el comercio, las ciencias y la educación. Se crean centros de investigación. Buenos ejemplos de la ilustración española son economistas como Jovellanos o Cabarrús, ensayistas como Cadalso, Olavide o Feijoo y poetas y dramaturgos como Moratín.