La sucesión de Carlos II provocó importantes problemas políticos internos y externos. Carlos II había dejado como rey a Felipe de Anjou, miembro de la Casa Borbón, la misma que gobernaba Francia. Esta decisión provocó el temor entre las potencias europeas de que España y Francia formaran un bloque, rompiendo con el equilibrio político europeo. Como respuesta se formó una gran alianza encabezada por Austria y otros estados europeos, declarando la guerra a los Borbones.
Pero en el año 1711 se produjo la subida al trono austríaco del otro candidato a la corona española, el archiduque Carlos. De esta manera, si Carlos accedía al trono español, se conformaría un bloque entre España y Austria, por lo que se rompíó la alianza con Austria. El conflicto internacional terminó con la renuncia de Felipe de Anjou al trono francés y con la firma de los Tratados de Utrech (1713) y Rastadt (1714). Por estos acuerdos España perdíó sus posesiones europeas, el Reino Unido se confirmó como la principal potencia marítima y, además, se impuso la política de equilibrio, para evitar el predominio de cualquier potencia europea.Por otro lado, en España el problema sucesorio derivó en una Guerra Civil, tras la cual, la dinastía de los Borbones se confirmó en España.
Felipe V quiso implantar una monarquía absoluta.
Una de las medidas fue cambiar la estructura del gobierno. Se optó por las secretarías de Despacho.
Otro paso importante fueron los Decretos de Nueva Planta, que suprimían los fueros e instituciones de los reinos de la Corona de Aragón. Sin embargo, Navarra y el País Vasco, por su apoyo a Felipe V en la guerra de sucesión, pudieron conservar sus fueros. Otra de las medidas fue el cambio en la administración de los territorios. Se introdujo un sistema provincial, por el cual España quedó dividida en once provincias gobernadas por un capitán general y administradas por los intendentes.
Otra de las facetas de la política absolutista fue el control de la Iglesia a través del regalismo.
Felipe V tenía dos objetivos: designar los cargos eclesiásticos en España y recaudar rentas de las sedes obispales vacantes. El acuerdo con la Iglesia llegó mediante el Concordato de 1737.
Los Borbones, ante la necesidad de disponer de un ejército y una marina eficientes, impulsaron la creación de nuevos sistemas de reclutamiento;
cambios en la organización militar, donde los tercios fueron sustituidos por el regimiento;
y la creación de un ejército permanente y profesional.En política exterior,
Felipe V se centró en la recuperación del territorio perdido en Utrech y en asegurar el Imperio colonial español. Las primeras intervenciones de España intentaron restaurar el dominio en Italia. Esta política recibíó el nombre de revisionismo y fue dirigida por el ministro Alberoni. Sin embargo, el revisionismo fracasó y se optó por una política realista, basada en pactos con las demás potencias.El Primer Pacto de Familia se firmó con Francia en 1733, y tuvo como consecuencia que el infante don Carlos fuera reconocido rey de Nápoles y Sicilia. En 1743, gracias al Segundo Pacto de Familia, el infante Felipe obtuvo los ducados de Parma y Toscana. Tras estos pactos, llegó al trono Fernando VI que optó por la neutralidad. Pero su sucesor Carlos III firmó con Francia el Tercer Pacto de Familia (1761), por el que España participó en la guerra de la independencia de EE.UU.
En esta guerra España recuperó Florida, Menorca y Sacramento. No obstante, tras el estallido de la revolución francesa, el entonces rey de España Carlos IV se alineó con las potencias que luchaban contra Francia. Pero a partir de 1795, se volvíó a la alianza con Francia y al enfrentamiento con Inglaterra.Durante este siglo, se produjo la extensión de la Ilustración por Europa y América
Surgíó a finales del Siglo XVII y Francia fue su centro difusor. La introducción del pensamiento ilustrado en España fue lenta y difícil. El predominio del escolasticismo en las universidades hizo necesario establecer nuevas instituciones para difundir el pensamiento ilustrado. Entre estas destacaron las academias y las Sociedades Económicas de Amigos del País.
La preocupación básica de los ilustrados españoles fue el atraso económico e intelectual del país. Para superar este atraso, los ilustrados necesitaban contar con el apoyo de la monarquía. Esta política se plasmó en el despotismo ilustrado de Carlos III, quien uníó el absolutismo monárquico con las ideas de la Ilustración.Este modelo despertó profundas oposiciones que estallaron en el motín de Esquilache (1766).Desde entonces, Carlos III se apoyó en ministros españoles, como Campomanes, Floridablanca, Jovellanos, etc., que propónían reformas más moderadas. Estas abarcaron todas las áreas:
reducción del poder de la Iglesia, aumento de la recaudación fiscal, mejora de las actividades productivas, liberalismo económico, etc. A pesar de todas estas reformas, ninguna de ellas afectó a las estructuras del Antiguo Régimen.
Pero en el año 1711 se produjo la subida al trono austríaco del otro candidato a la corona española, el archiduque Carlos. De esta manera, si Carlos accedía al trono español, se conformaría un bloque entre España y Austria, por lo que se rompíó la alianza con Austria. El conflicto internacional terminó con la renuncia de Felipe de Anjou al trono francés y con la firma de los Tratados de Utrech (1713) y Rastadt (1714). Por estos acuerdos España perdíó sus posesiones europeas, el Reino Unido se confirmó como la principal potencia marítima y, además, se impuso la política de equilibrio, para evitar el predominio de cualquier potencia europea.Por otro lado, en España el problema sucesorio derivó en una Guerra Civil, tras la cual, la dinastía de los Borbones se confirmó en España.
Felipe V quiso implantar una monarquía absoluta.
Una de las medidas fue cambiar la estructura del gobierno. Se optó por las secretarías de Despacho.
Otro paso importante fueron los Decretos de Nueva Planta, que suprimían los fueros e instituciones de los reinos de la Corona de Aragón. Sin embargo, Navarra y el País Vasco, por su apoyo a Felipe V en la guerra de sucesión, pudieron conservar sus fueros. Otra de las medidas fue el cambio en la administración de los territorios. Se introdujo un sistema provincial, por el cual España quedó dividida en once provincias gobernadas por un capitán general y administradas por los intendentes.
Otra de las facetas de la política absolutista fue el control de la Iglesia a través del regalismo.
Felipe V tenía dos objetivos: designar los cargos eclesiásticos en España y recaudar rentas de las sedes obispales vacantes. El acuerdo con la Iglesia llegó mediante el Concordato de 1737.
Los Borbones, ante la necesidad de disponer de un ejército y una marina eficientes, impulsaron la creación de nuevos sistemas de reclutamiento;
cambios en la organización militar, donde los tercios fueron sustituidos por el regimiento;
y la creación de un ejército permanente y profesional.En política exterior,
Felipe V se centró en la recuperación del territorio perdido en Utrech y en asegurar el Imperio colonial español. Las primeras intervenciones de España intentaron restaurar el dominio en Italia. Esta política recibíó el nombre de revisionismo y fue dirigida por el ministro Alberoni. Sin embargo, el revisionismo fracasó y se optó por una política realista, basada en pactos con las demás potencias.El Primer Pacto de Familia se firmó con Francia en 1733, y tuvo como consecuencia que el infante don Carlos fuera reconocido rey de Nápoles y Sicilia. En 1743, gracias al Segundo Pacto de Familia, el infante Felipe obtuvo los ducados de Parma y Toscana. Tras estos pactos, llegó al trono Fernando VI que optó por la neutralidad. Pero su sucesor Carlos III firmó con Francia el Tercer Pacto de Familia (1761), por el que España participó en la guerra de la independencia de EE.UU.
En esta guerra España recuperó Florida, Menorca y Sacramento. No obstante, tras el estallido de la revolución francesa, el entonces rey de España Carlos IV se alineó con las potencias que luchaban contra Francia. Pero a partir de 1795, se volvíó a la alianza con Francia y al enfrentamiento con Inglaterra.Durante este siglo, se produjo la extensión de la Ilustración por Europa y América
Surgíó a finales del Siglo XVII y Francia fue su centro difusor. La introducción del pensamiento ilustrado en España fue lenta y difícil. El predominio del escolasticismo en las universidades hizo necesario establecer nuevas instituciones para difundir el pensamiento ilustrado. Entre estas destacaron las academias y las Sociedades Económicas de Amigos del País.
La preocupación básica de los ilustrados españoles fue el atraso económico e intelectual del país. Para superar este atraso, los ilustrados necesitaban contar con el apoyo de la monarquía. Esta política se plasmó en el despotismo ilustrado de Carlos III, quien uníó el absolutismo monárquico con las ideas de la Ilustración.Este modelo despertó profundas oposiciones que estallaron en el motín de Esquilache (1766).Desde entonces, Carlos III se apoyó en ministros españoles, como Campomanes, Floridablanca, Jovellanos, etc., que propónían reformas más moderadas. Estas abarcaron todas las áreas:
reducción del poder de la Iglesia, aumento de la recaudación fiscal, mejora de las actividades productivas, liberalismo económico, etc. A pesar de todas estas reformas, ninguna de ellas afectó a las estructuras del Antiguo Régimen.