MANIFIESTO DEL FRENTE POPULAR
Documentos de Historia Contemporánea de España en Madrid, es de naturaleza política que tiene la forma de un manifiesto-programa de carácter electoral.Es por lo tanto un texto político y fuente primaria, cuya finalidad es presentar las intenciones políticas de los partidos de izquierda y sindicatos obreros coaligados mencionados en el texto.
Los antecedentes a la formación del Frente Popular hay que situarlos en el bienio radical-cedista y, especialmente, en los sucesos de Octubre de 1934. La reacción del gobierno supuso su derechización: suspensión del Estatuto, contrarreforma agraria, supresión de la Ley de Confesiones y Congregaciones, fin de los jurados mixtos. La mayoría del gobierno correspondería a la CEDA, y a su derecha se formaría el Bloque Nacional. No obstante, el gobierno carecía de mayoría suficiente en el parlamento y el escándalo del estraperlo (un asunto de sobornos) conducirá a la crisis del bienio y a la convocatoria de nuevas elecciones para Febrero de 1936.
Las izquierdas, tras el fracaso de la revolución de Octubre, consideraron preferible recuperar el poder mediante las urnas, a través de una gran coalición que agrupase a republicanos de izquierdas, socialistas y comunistas, según el referente ideológico de la Internacional Comunista y del PCE. El programa común: amnistía y reanudación de la legislación reformista del primer bienio. La bandera esgrimida: el antifascismo, frente al peligro fascista representado por la CEDA, el Bloque Nacional y Falange de las JONS. Las derechas no acudirán unidas, aunque habrá coaliciones en algunas circunscripciones. La CEDA fue acusada de moderación por una parte de su militancia, más afín al Bloque y a Falange.
El nuevo gobierno estará formado por republicanos de izquierda, apoyados en el parlamento por socialistas y comunistas. Sus primeras medidas: amnistía para 30.000 presos y obligada readmisión de los obreros despedidos por las huelgas de 1934.
Las nuevas Cortes destituirán a Niceto Alcalá Zamora: disolviendo las Cortes por dos veces en un mismo mandato, se le podía enjuiciar en el parlamento por ello. El nuevo Presidente de la República será Manuel Azaña, que nombrara a su compañero de partido Santiago Casares Quiroga como presidente de gobierno.
El triunfo del Frente Popular supuso una tensa polarización social. Los sindicatos y la línea radical del PSOE radicalizaron sus posturas.
El asesinato del líder de la derecha José Calvo Sotelo por guardias de asalto en represalia por el asesinato del teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo, de filiación izquierdista, llevó la tensión a su momento culminante, convenciendo a los indecisos de que la única solución para reconducir España era el Golpe de Estado.
Aunque el programa del Frente Popular era moderado y pretendía reanudar las reformas del primer bienio, los ánimos encolerizados de las masas y la fuerte polarización política y social, llevaron al país a una confrontación creciente. Un sector del ejército ensayó el Golpe de Estado para reconducir la situación, rompiendo con la legalidad republicana. El fracaso parcial del golpe degeneró en una cruenta Guerra Civil.
LA REFORMA AGRARIA
Nos encontramos ante un texto y dos tablas que se refieren a la reforma agraria durante la 2ª República española. Es un texto de naturaleza jurídica que se presenta de forma articulada, además tiene una implicación económica y social.
La reforma agraria era una cuestión clave para lograr la modernización de España en lo que se refería al mundo rural, donde todavía se hallaba el sector laboral con el porcentaje más elevado de población activa. Republicanos liberales y socialistas compartían la convicción de que sólo una reforma profunda que modificara la situación de los agricultores podría sacar al campo español de su atraso de siglos. En consecuencia, en Mayo de 1931 se había constituido una comisión encargada de elaborar el proyecto de reforma. Se trataba, en principio, de lograr el asentamiento de los campesinos en tierras de latifundios que, por no hallarse cultivadas o formar parte de propiedades exagerada y abusivamente grandes, se consideraba que contribuían de manera evidente a la miseria de la población rural. Los republicanos de ideología liberal se inclinaban por que estas tierras fueran cultivadas por los jornaleros y que éstos se beneficiaran de su explotación pero sin privar de la propiedad de las fincas a sus tradicionales poseedores. En cambio, los grupos de ideologías socialistas o anarquistas se inclinaban por la entrega de las tierras a los jornaleros en régimen de propiedad, con o sin indemnización. No hace falta decir, naturalmente, que los oligarcas y terratenientes en general estaban en contra totalmente de cualquier reforma agraria que afectara a sus propiedades. La reforma agraria se convirtió en un símbolo fundamental del cambio que debía traer la República pero a la vez se convirtió, probablemente junto con la cuestión religiosa, en bandera de los principios y de los intereses de las clases propietarias y conservadoras frente a la política de reformas del Gobierno de izquierdas.
La Ley de Reforma afectaba a tierras de latifundios de Andalucía, Extremadura, Salamanca y La Mancha. Declaraba la expropiación sin indemnización de las tierras de los Grandes de España y de los antiguos señoríos jurisdiccionales y, con indemnización, de las tierras incultas o deficientemente cultivadas, las que estuvieran arrendadas a menos de dos kilómetros de los pueblos y las arrendadas durante los últimos doce años. Se creó asimismo el Instituto de Reforma Agraria (IRA), encargado de realizar el Registro de la Propiedad Expropiable.
Por si esto fuera poco, hubo un intento de Golpe de Estado fallido, protagonizado por el general Sanjurjo en Agosto de 1932 en Sevilla, que contó con el apoyo de los terratenientes. De todos modos, la victoria electoral de la derecha en 1933 supuso la aplicación por los Gobiernos de este signo ideológico de un freno a la reforma durante los dos años siguientes.
La Reforma Agraria significa el proyecto que más debates suscitó y uno de los que contó con más oposición en el Congreso de Diputados, pretendíó realizar una polémica reforma social que se frenó con el triunfo de las derechas y se reactivó con el gobierno del Frente Popular. Durante la Guerra Civil se impondrán las colectivizaciones en la España republicana. Con el triunfo de Franco (1939) se derogó esta ley devolviendo las propiedades a sus antiguos propietarios.
«La Mano Negra»
Se trata de un fragmento del Manifiesto de la Comisión Federal anarquista. Está escrito por el ideólogo anarquista Anselmo Lorenzo en el año 1883, durante la Restauración. Por lo tanto, es una fuente primaria e histórica redactada como un manifiesto político e ideológico y cuya finalidad es la defensa del anarquismo frente a las acusaciones de participar en grupos violentos denominados Mano Negra.
EL CONTEXTO: No es otro que el de la Restauración y el turno entre Cánovas y Sagasta, que se repartirán el poder alternativamente entre 1881 y 1885. Sagasta amplió la libertad de prensa y de asociación, así como la libertad de cátedra y el sufragio universal. A pesar de todo, el partido liberal pertenecía al turno y se debía al sistema oligárquico de la Restauración, frente al que actuarán carlistas, republicanos y, cada vez con más fuerza, los movimientos nacionalistas y obreristas.
ANARQUISMO: En 1881 la FRE pasó a llamarse FTRE, modificando su vinculación internacionalista. El anarquismo tendrá especial implantación entre el proletariado rural andaluz y entre el obrerismo catalán. Se escindirá en dos tendencias: la anarcocomunista (partidaria de la “acción directa”, esto es, del terrorismo) y la anarcosindicalista (partidaria del asociacionismo reivindicativo y revolucionario y de la acción de masas). Las acciones terroristas se dirigían contra la Iglesia, la burguésía, el ejército y los dirigentes del Estado. Fueron especialmente significativas en Barcelona y también en el campo andaluz (asesinatos e incendios), dando lugar a una espiral de acción, represión, reacción, con los procesos de Montjuïc como momento álgido. Este tipo de acciones reforzó las posiciones anarcosindicalistas, partidarias del sindicalismo de masas y de la revolución social. En 1910 aparece la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), que absorbe a Solidaridad Obrera.
SOCIALISMO: El círculo marxista madrileño conocido como Nueva Federación Madrileña se transformará en 1879 en el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), siendo su líder Pablo Iglesias. En 1888 nacerá la UGT, muy vinculada al PSOE, que será un partido marxista obrerista y revolucionario, a la vez que reformista. Como partido revolucionario, su objetivo último era la Dictadura del Proletariado, la abolición de la propiedad privada, la estatalización de los bienes de producción y la desaparición de las clases sociales. Como partido reformista defendía el sufragio universal, el derecho de asociación, reuníón, manifestación y huelga, la jornada de 8 horas, la eliminación del trabajo infantil, etc. La UGT, supeditada al PSOE, se organizará como sindicato de masas, con sus secciones por sectores productivos y sus divisiones locales y provinciales. Defenderá mejoras laborales, el derecho a la negociación colectiva y el derecho de huelga.
CONCLUSIÓN Las ideas anarquistas (especialmente las anarcosindicalistas) se mantuvieron vivas y dominantes dentro del movimiento obrero desde finales del Siglo XIX y durante las primeras décadas del Siglo XX. La II República y, muy especialmente, la Guerra Civil (1936-1939) permitirán poner en práctica algunas de las ideas anarquistas (colectivizaciones en Aragón y La Mancha, por ejemplo). La derrota de la República y la represión franquista posterior acabaron con el predominio de esta ideología dentro del obrerismo español.
Caída de la dictadura
A mediados de 1928 se hizo potente la decadencia de la dictadura
se explica por varios factores: – El crecimiento aumento de la oposición al régimen que abarca un amplio espectro político. – Las crecientes dificultades presupuestarias del estado. – La exposición universal de Sevilla. – Primo de Rivera por una gran enfermedad presenta su dimisión ante Alfonso XIII
Ante el fracaso de la dictadura, Alfonso XIII quiso volver al parlamentarismo y nombro al general Berenguer jefe del gobierno con la tarea de reponer la constitución de 1976 y salvar la imagen real