-Tras la muerte de Almanzor (1002), el Califato de Córdoba entra en lo que los musulmanes llaman la gran fitna, el gran enfrentamiento. La crisis termina con la deposición del último califa, Hisham III, en el año 1031 y la sustitución del anterior califato por una multiplicidad de reinos, llamados de taifas.Carácterísticas de la etapa de los reinos de taifas (1031-1090) son las disputas entre las diferentes taifas, el pago de parias a los reinos cristianos y una brillante labor cultural. Esta etapa termina con la conquista de Toledo por Alfonso VI de Castilla (1085), lo que decide a los reyes de taifas, a pesar de los recelos, de pedir el apoyo de los ultraortodoxos almorávides (al-murabit, los hombres del ribat) que habían creado un Imperio en el norte de África y vencieron a las tropas castellanas en Sagrajas. A partir del 1090, fueron integrando las taifas en su Imperio.
Su desprestigio militar –pérdida de Zaragoza, imposibilidad de reconquistar Toledo-, lo impopular de su fanatismo religioso entre los andalusíes y la aparición de otro movimiento religioso en el norte de África, el de los almohades, acabó con este periodo (1090-1145). La descomposición almorávide provocó la aparición de unas segundas taifas en 1145. Al-Ándalus fue reunificada otra vez por los almohades(1145-1232), con victorias tan brillantes como Alarcos (1195).Los cristianos reaccionaron derrotando a los almohades en Las Navas de Tolosa(1212), lo que hundíó el Imperio almohade. Tras esta batalla, en pocos años los cristianos conquistaron casi todo Al-Ándalus, permaneciendo solo el reino nazarí de Granada (1237-1492) como vasallo de Castilla y marcado por las disputas internas. Su desaparición definitiva tuvo lugar con la conquista de los Reyes Católicos en 1492
La propiedad de un territorio no se basaba solo en la conquista, sino que era necesario repoblarlo. Los diferentes sistemas de repoblación diferían de los efectivos demográficos disponibles y de la densidad de la población islámica en las zonas conquistadas. El resultado final fue una estructura de la propiedad en la que el río Tajo actúa como divisoria entre una España latifundista al sur y una España de pequeñas y medianas propiedades al norte.-
La repoblación por presura (siglos VIII-X)
La presura se aplicó en las tierras situadas al norte del Duero y en el Piedemonte pirenaico. El resultado fue un predominio de la pequeña y mediana propiedad.
La repoblación concejil (siglos XI y XII).-
La repoblación concejil se aplicó a las tierras entre el Duero y el Sistema Central (la Extremadura castellana) en el sector occidental y en el valle del Ebro en el sector oriental.
Se trata de una repoblación dirigida, en el que se daba un fuero (como el de Sepúlveda
) a un concejo, y se le asignaba un alfoz regido por una villa.-
La repoblación por órdenes militares (primera mitad del Siglo XIII)
Las zonas afectadas por este tipo de repoblación fueron en el sector occidental el valle del Guadiana (La Mancha y Extremadura) y en el sector oriental Teruel y el norte de Castellón. Se trataba de zonas extensas y poco pobladas y su defensa y doblamiento se encomendaron a las órdenes militares – Álcantara y Santiago en Extremadura, Calatrava en La Mancha.La estructura de la propiedad resultante fueron los latifundios dedicados a la ganadería extensiva, lo más adecuado para un territorio extenso con poca mano de obra.-
La repoblación por repartimientos (segunda mitad del Siglo XIII)
El sistema de repartimientos fue aplicado al valle del Guadalquivir y al litoral levantino. Cuando se ocupaba una ciudad con su territorio circundante, los bienes se distribuían en función de lo aportado en la conquista, en donadíos.El resultado fue una estructura de grandes latifundios, adquiridos por la nobleza, la Iglesia y las órdenes militares.
En la Corona de Castilla, a pesar de la expansión del poder señorial la autoridad de la monarquía se fortalecíó gracias, en gran medida, la difusión de las teorías políticas basadas en el Derecho romano que defendían la primacía absoluta del rey, cuyo poder se consideraba de origen divino.El fortalecimiento de la monarquía se aprecia en el proceso de centralización: fusión definitiva de las Cortes de Castilla y las Cortes de León y aparición de dos instituciones nuevas: el Consejo Real, heredero de la Curia Regia pero integrado sobre todo por letrados y la Audiencia, nacido como órgano supremo de Justicia, pero solo supeditado al rey.También hay una creciente intervención de la monarquía en los municipios. Se establecieron los regimientos, que acabaron con los restos de los antiguos concejos, más abiertos, y formado por unos pocos miembros de la nobleza y alta burguésía locales nombrados por el rey. Por otro lado, se establecíó la figura del corregidor, representantes de la Corona en los principales municipios.
En la Corona de Aragón, la estructura política era muy diferente. Por un lado, era una confederación de territorios con sus propias leyes e instituciones. Por otro lado, el origen del poder de la monarquía se encontraba en el concepto feudal de pacto entre el señor y sus vasallos. Con el Privilegio General (1283), el rey se comprometíó a solicitar el consentimiento de las Cortes en asuntos importantes y a reunirlas, lo que limitó el poder del monarca.Las instituciones de la Corona de Aragón reflejaban su diversidad política: los virreyes, representantes del rey en su ausencia; las Cortes, una por cada territorio y dirigidas por la nobleza, el clero y la alta burguésía; las Diputaciones (una por cada territorio de la Corona), con el cometido de vigilar los subsidios otorgados al rey. Con el tiempo, adquirieron atribuciones políticas además de fiscales.Figura original del reino de Aragón era el Justicia de Aragón, cargo desempeñado por un noble designado por las Cortes. Su función principal era la defensa de los fueros de Aragón contra pretensiones autoritarias del rey.
¿Qué es la Reconquista? Por Reconquista se entiende el proceso de ocupación progresiva por parte de los cristianos del territorio de Al-Ándalus. Este término implica dos premisas: que el reino de Asturias es heredero legítimo del estado visigodo (neogoticismo astur) y la idea de cruzada, que es más tardía. El término está tan consolidado que seguimos utilizándolo independientemente de la aceptación o no de estas premisas.En este largo proceso podemos distinguir varias etapas:-Primera etapa de la Reconquista (siglos VIII-X). Tras la conquista musulmana de la España visigoda, quedaron sin controlar los territorios al norte del Sistema Central y del Valle del Ebro. La rebelión bereber del 741 dejó semidespoblada la cuenca del Duero, lo que facilitó la ocupación del territorio con colonos cristianos, especialmente de origen mozárabe.No hay que olvidar que a pesar de los avances cristianos, la superioridad de Al-Ándalus era incuestionable.-Segunda etapa de la Reconquista (siglos XI-primera mitad del Siglo XII). El fin del Califato de Córdoba (1031) cambia la relación de fuerzas entre musulmanes y cristianos. A pesar del pago de las parias (tributos) de los reyes de taifas a los cristianos, Alfonso VI de León y Castilla conquistó Toledo (1085),
ciudad de gran valor estratégico (dominio del Valle del Tajo) y antigua capital visigoda (gran valor simbólico).La petición de ayuda de las taifas a los almorávides de Yusuf ibn Tasfin frena el avance castellano, que sufríó terribles derrotas: Sagrajas (1086), Consuegra (1097) y Uclés (1108).En contraste, y a pesar de los almorávides, los cristianos avanzaron en el sector oriental: toma de Alfonso I el Batallador, rey de Aragón de Zaragoza (1118), conquistando los aragoneses el valle medio del Ebro.El hundimiento del Imperio almorávide posibilitó el avance en el sector occidental (Lisboa, 1147) y en el oriental (conquista de la Cataluña Nueva –Tortosa, 1148-).-Tercera etapa de la Reconquista (segunda mitad del Siglo XII). La llegada de los almohades frenó el avance cristiano, aunque tuvieron éxitos como la toma de Teruel (1171) y de Cuenca (1177).
Al margen de esto, hubo dos novedades: la creación y protagonismo de las Órdenes Militares y la firma de tratados entre Castilla y Aragón para la limitación de las futuras conquistas (Tudillén, 1151; Cazola, 1179).- Cuarta etapa (a partir del Siglo XIII). La victoria almohade de Alarcos (1195), llevó a la formación de un ejército por los reyes de Castilla, Aragón y Navarra con la participación de cruzados ultrapirenaicos (bula de Inocencio III). Tras la victoria cristiana de las Navas de Tolosa (1212), se produce el hundimiento del Imperio almohade.Portugal conquista el valle bajo del Guadiana y llega a Faro en 1249. La Corona de Aragón bajo el mando de Jaime I el Conquistador se anexionará las Baleares y el reino de Valencia. Castilla y León definitivamente unidas desde 1230 con Fernando III, acometerán la conquista de Extremadura, el valle del Guadalquivir (Sevilla, 1248) y el reino de Murcia (1266). La excepción fue el reino nazarí de Granada que continuó como vasallo de la Corona de Castilla hasta su conquista por los Reyes Católicos en 1492