1. Carácterísticas demográficas y sociales
El siglo XVIII es un período de crecimiento demográfico, que contrasta con el estancamiento que vivíó España durante el siglo anterior. Los censos elaborados durante ese siglo confirman este hecho; la población pasó de algo más de 8 millones de habitantes a mediados de siglo, como pone de manifiesto del Catastro del Marqués de la Ensenada (elaborado entre 1750-1753), a 10,5 millones, cifra que se refleja en el censo mandado elaborar por Godoy en 1797.
Las causas de este crecimiento son:
Reducción de la mortalidad catastrófica (hambre, guerra y peste).- Mejoras higiénico-sanitarias.- Mejoras de la alimentación, con la desaparición de las crisis de subsistencia por la mejora de las condiciones climatológicas y la introducción de cultivos como la patata.- La política pronatalista del Estado se relaciona con el pensamiento económico dominante durante gran parte del Siglo XVIII, que consideraba el potencial demográfico como base de la riqueza del país, con premios concedidos a la natalidad.Aunque estas carácterísticas son extensibles a todo el reino, lo cierto es que no todas las regiones experimentaron el mismo crecimiento demográfico. Las áreas de mayor dinamismo económico, las regiones periféricas y los núcleos urbanos, crecieron a un mayor ritmo que las regiones del centro peninsular y las áreas rurales. Se inicia, de esta manera, una dinámica que se ha perpetuado hasta nuestros días. El crecimiento demográfico que se dio durante buena parte del XVIII, se tornó en estancamiento a finales de siglo por la desaceleración económica, que derivará en crisis a principios del Siglo XIX.
La estructura de la sociedad española del Siglo XVIII es la que caracteriza a todo el Antiguo Régimen, una sociedad estamental e inmovilista que se basa en la desigualdad ante la ley. La nobleza mantiene sus privilegios, que no se verán amenazados por las reformas borbónicas. Es una nobleza terrateniente, que obtiene beneficios tanto de la renta de la tierra como de los derechos jurisdiccionales, viviendo de forma holgada. La baja nobleza (hidalgos en Castilla, ciudadanos honrados en Aragón) vive con unas rentas pequeñas e insuficientes. Serán objeto de críticas por parte de los ilustrados. Carlos III, en una Real Cédula de 1783, hará compatible el estatuto nobiliar con el trabajo manual. El clero es igual de heterogéneo (alto y bajo clero)
, con grandes diferencias entre obispos y abades (hijos segundones de la nobleza) y el clero parroquial o entre las órdenes mendicantes y urbanas y las ordenes monacales rurales.El estado llano es el más numeroso. Los campesinos supónían el 90% de la población del tercer estado, pero no tenían conciencia de grupo, debido a las diferencias económicas que hay en su seno entre jornaleros, arrendatarios o propietarios. Sólo las crisis de subsistencia tendrán como consecuencia levantamientos campesino y motines violentos. Entre los grupos urbanos destaca un pequeño núcleo de comerciantes enriquecidos en las ciudades costeras más industriales (Bilbao, Valencia.) cuya aspiración es ennoblecerse. El ideal de esta burguésía es acceder al estamento nobiliar sin dejar sus negocios, por ello son frecuentes los matrimonios entre nobles y ricos burgueses. Todo ello evidencia que el ideal de vida sigue siendo el de la nobleza.
2. El reformismo económico de los Borbones
Para fortalecer la economía, los primeros Borbones acometieron una serie de reformas que modernizaran la producción y la situación económica del país. Se crearon, al amparo de la Corona, una serie de manufacturas protegidas y financiadas por el rey (las Reales Fábricas de Tapices o de Cristales de La Granja). A pesar de las inversiones estatales y una política comercial proteccionista, los resultados distaron mucho de alcanzar los objetivos que se habían fijado y finales de siglo la monarquía decidíó liquidar esta experiencia. También se tomaron medidas proteccionistasfrente a la competencia extranjera, principalmente en la producción textil y siderúrgica yse eliminaron normas gremiales que obstaculizaban la mejora y el aumento de la producción. Existieron intentos por reformar el sistema de Hacienda.
Se trató de unificar y racionalizar el sistema de impuestos y, para ello, se llevó a cabo el Catastro de Ensenada en 1749 en la Corona de Castilla, donde se inventariaban todas las propiedades del reino. Se buscó también la unificación monetaria. El Siglo XVIII constituye un periodo de expansión en la actividad comercial y los monarcas ilustrados se centraron en potenciar tanto el comercio interior como el exterior. El primero pasaba por la configuración de un mercado nacional, para lo cual, suprimieron las aduanas internas salvo las de los territorios vasco y navarro y llevaron a cabo una mejora de la red de comunicaciones. A pesar de estos esfuerzos, la configuración de un mercado nacionalno se logró hasta bien entrado el Siglo XIX. Mejor situación presentó el comercio exterior, orientado hacia la Europa atlántica y América. Entre las medidas adoptadas destacaron dos: la creación de compañías comerciales, cuyo objetivo era recuperar el control de las importaciones y de las exportaciones americanas (la Real Compañía de Comercio de Barcelona y la Compañía Filipina) y la libertad de comercio de todos los territorios peninsulares de la Corona con América. Aunque estas medidas permitieron un importante auge del comercio exterior, no consiguieron acabar por completo con algunas deficiencias económicas.
Reforma agraria
La escasa productividad y el peligro de amotinamiento de los campesinos estimularon algunas iniciativas en el mundo rural.
El Consejo de Castilla elaboró un Expediente General sobre losproblemas agrarios en España, que serviría como punto de partida para elaborar una Ley Agraria. Entre ellos destacan: el “Memorial ajustado” de Campomanes y el “
Informe de la Ley Agraria” de Jovellanos que atacó los privilegios de La Mesta, los Mayorazgos improductivos y las tierras de manos muertas de la Iglesia, al tiempo que defendía la distribución de la tierra entre los campesinos. Este informe fue considerado por el gobierno de Carlos IV como una amenaza para la paz social. La Ley Agraria no llegó a realizarse porque significaba un ataque frontal a la nobleza y a la Iglesia, no deseado por el gobierno. Los gobiernos ilustrados se limitaron a adoptar medidas parciales que no atentasen los intereses económicos de los estamentos privilegiados. Entre estas reformas destacan:
La introducción de nuevos cultivos como el maíz, la patata o el tomate. La puesta en práctica de una tímida reforma agraria según el ideal ilustrado, colonizando zonas despobladas como Sierra Morena. En 1775, a pesar de que las poblaciones habían demostrado su viabilidad, la presión de los grupos privilegiados llevó a Olavide a interrumpir el proyecto. La realización de obras hidráulicas, como el Canal de Castilla, para regadío.
Se incrementó la superficie cultivada, limitando los privilegios de La Mesta y cercando tierras de pastos y de paso (cañadas). El reparto de tierras municipales entre los vecinos más pobres, mediante arrendamiento, siempre que tuvieran medios para trabajarlas.