Reformas económicas: Carlos III, el conde de Aranda, Floridablanca, Campomanes y Jovellanos fueron figuras destacadas de la generación ilustrada española que impulsaron el reformismo borbónico. Sus obras criticaban el atraso de la cultura y economía española, así como el control de la iglesia sobre la educación y la escasa valoración de la ciencia, técnica, comercio y manufactura. También se destacaba la mala situación de la agricultura española.
Carlos III y la agricultura: Durante el siglo XVIII, la agricultura en España se encontraba organizada de manera feudal, lo que resultaba en un bajo rendimiento debido a incidencias meteorológicas y técnicas. Además, gran parte de las tierras estaban en manos muertas y las tierras disponibles eran de mala calidad. Ante esto, se propusieron medidas legislativas como la libertad de comercio para algunos productos agrícolas, la desamortización de las tierras en manos muertas y la supresión de los privilegios de la mesta. También se promovieron obras de irrigación y la fundación de pueblos y ciudades en zonas despobladas.
Manufacturas y comercio: En el siglo XVIII, predominaba la industria manufacturera en España, la cual estaba sometida a las normativas de los gremios. Sin embargo, a lo largo del siglo se desarrolló una industria rural fuera del control gremial, que fue el germen de la industria moderna. Para fomentar su desarrollo, se tomaron medidas proteccionistas, como impuestos o aranceles a los productos extranjeros, y se crearon manufacturas públicas. En cuanto al comercio, se mejoraron las obras públicas, se suprimieron aduanas entre la Corona de Aragón y Castilla, y se adoptaron medidas para liberalizar el comercio americano.
Sociedad estamental y cambios: A pesar de las reformas, España seguía organizada en estamentos y bajo una monarquía absoluta. Sin embargo, se dio importancia a la propiedad privada y se liberalizaron las actividades económicas, lo que favoreció la implantación del capitalismo. Aunque la burguesía ascendió en lo económico e intelectual, seguía alejada de lo político. El nuevo pensamiento ilustrado abrió puertas a un nuevo modelo social que transformaría las revoluciones y el capitalismo en el siglo XIX.