Regalismo
Práctica que consistía fundamentalmente en que los monarcas lograban el derecho a intervenir en algunos aspectos de la vida interna de la iglesia. Desde los Reyes Católicos, todos los soberanos que habían intentado afianzar su poder procuraban limitar la influencia eclesiástica.
Sociedades de amigos del país
La creación de centros de enseñanza superior desligados de las universidades permitió la formación de intelectuales y científicos ilustrados; se fomentó también la enseñanza técnica y militar.
Nueva planta
A través de ellas se suprimieron los fueros y las instituciones de los reinos de la Corona de Aragón, que pasaron a ser gobernados por las leyes castellanas. Con la Nueva Planta, se integraron los consejos territoriales en el de Castilla, que pasó a ser el centro del gobierno interior de España. Fue el único consejo que tendría una cierta relevancia durante el siglo XVIII.
Expulsión de los jesuitas en 1767
Durante el reinado de Carlos III, se produjo otra manifestación del choque entre la monarquía y la iglesia; la expulsión de los jesuitas en 1767 y la confiscación de todos sus bienes. La justificación de la medida se basó en la acusación de que los jesuitas habían promovido conspiraciones políticas.
Alberoni
Ministro, que Felipe V cesó y puso fin al revisionismo. A partir de entonces llevaría una política realista, que no pretendía recuperar la hegemonía de España en Europa. Esta política, basada en la negociación con las demás potencias y en la intervención en los conflictos que estas mantenían, fue la que permitió a España recuperar posiciones en el continente.
Carlos III
Rey de las dos Sicilias, renunció a ese trono y volvió a España como rey. En los primeros años de su reinado se apoyó en ministros italianos que vinieron con él desde Nápoles. Estos ministros representaban una opción reformista más radical, que se enfrentó a los privilegiados con sus políticas.
Motín de Esquilache (1766)
Levantamiento popular a causa de la radical opción reformista que querían establecer los ministros italianos que llegaron con Carlos III a la vuelta al trono español.
Ensenado
El Marqués de la Ensenada dio el impulso junto con la obra reformista de José Patiño para que la marina también se profesionalizara y modificara su administración.
Felipe V
Padre de Luis, Fernando y Carlos. El testamento de Carlos II había dejado como rey de España al pretendiente francés Felipe V de España desde 1700, miembro de la casa de Borbón, la misma que también gobernaba la vecina Francia. En principio, sus derechos a la corona española parecían superiores a los del archiduque Carlos, aparte de los derechos dinásticos, contaba con otros factores favorables.
Godoy
Dirigente del reino ya que era el favorito del rey. Carlos III y Manuel Godoy, ambos gobernantes, hubieron de afrontar una crisis total. Su prestigio se resintió por la incapacidad de solucionar los problemas económicos y por someter al país a un esfuerzo bélico inútil desde todos los puntos de vista.
Afrancesados
Ilustrados españoles que siguieron las directrices que marcó Napoleón. Unos se comprometieron con José I, colaborando en cargos y honores. Otros no se mostraban tan comprometidos, sino que mostraron una actitud antigua, buscando mantener su estatus social. El Estatuto de Bayona (1808) fue la obra más destacada de los afrancesados.
Criollos
Descendientes de españoles nacidos en el continente americano. La sociedad latinoamericana estaba formada por criollos (clases medias y altas). Los criollos quedaron fuera del gobierno con el reformismo borbónico en el siglo XVIII, lo que junto a las ideas de la Revolución Francesa, inspiró el pensamiento emancipador. Bolívar y Miranda fueron dos de los principales personajes.
Carlismo
Movimiento que se organizó en torno a Carlos María Isidro, hermano del rey. Estos, absolutistas radicales, se hacían a la idea de que el rey, por las medidas que tomaba, estaba en manos de los liberales. Las revueltas e insurrecciones carlistas, entre las que destacaba la guerra de los Agrarios, en Cataluña en 1827, que reclamaba a Carlos María Isidro como rey, la restauración de la Inquisición y la supresión de la política y de las sociedades secretas, dejaron al descubierto al hermano del rey. La publicación de la Pragmática Sanción en 1783 derogaba la ley sálica, radicalizó el bando carlista. Los sucesos de la Granja fueron una oportunidad de Carlos para hacerse con el trono. La muerte de Fernando VIII y la subida al trono de Isabel II fue el principio de los sucesivos enfrentamientos.
Manifiesto de los persas
Escrito público firmado por 69 diputados absolutistas. Se trató de un apoyo al absolutismo y en él se aconsejaba a Fernando VII la vía a seguir y los pasos que debía dar para recuperar el poder. Así, se aconsejaba dejar reinar el caos, la anarquía y el desorden para que en lo sucesivo la población considerase necesaria la vuelta de Fernando.
Pronunciamiento militar
La represión iniciada en 1814 no detuvo la acción de los sectores liberales, incluso desde el exilio. Así se inició una serie de pronunciamientos militares (levantamiento de una parte del ejército con el apoyo de sectores civiles urbanos con el fin de cambiar el orden político) a lo largo del siglo XII. De los ocho que se produjeron en seis años, solamente el último resultó triunfante.
Pactos de familia
En 1733 España firmó con Francia el primer pacto de familia y poco después la intervención española en la guerra de sucesión de Polonia consiguió que el infante don Carlos fuera reconocido rey de las dos Sicilias. Con ellos se afianzó la influencia española en el sur de Italia y en el Mediterráneo occidental. Gracias al segundo pacto de familia España obtuvo para el infante Felipe, segundo hijo de Felipe V. De esta forma, se había logrado recuperar buena parte de lo perdido en Italia a consecuencia del Tratado de Utrecht. Carlos III tuvo que dejar atrás la neutralidad para hacer frente al expansionismo británico en América. Firmó con Francia el tercer pacto de familia y participó a su lado en dos conflictos importantes: la guerra de los siete años y la guerra de la independencia de las trece colonias norteamericanas.
El trienio liberal (1820-1823)
La formación de la cultura política liberal: El primer gobierno liberal estuvo formado por destacados liberales que regresaban del exilio como por ejemplo Agustín Argüelles, ministro de Gobernación, o José Canga Argüelles, de Hacienda. Las medidas adoptadas se dirigieron a construir un sistema de libertades políticas: libertad de los presos políticos, supresión definitiva de la Inquisición, vuelta a sus cargos de las autoridades constitucionales en ayuntamientos y diputaciones provinciales, convocatorias de elecciones a Cortes, creaciones de la milicia nacional, cuerpo de voluntarios para la defensa del sistema constitucional. Fue un periodo de reformas políticas y económicas que trataron de aplicar las normas emanadas de las Cortes de Cádiz. Ese espíritu encontró dos vehículos de expresión fundamentales: la prensa, que fue el instrumento de la pluralidad ideológica y de la libertad de expresión, y las sociedades patrióticas, clubes abiertos en los que se debatían todos los temas de la actualidad política y social. Las divisiones internas del liberalismo: Paralelamente, surgía el fenómeno juntero. Este hecho dio lugar a la existencia de un doble poder: liberales y moderados, como Martínez de la Rosa, que deseaban alcanzar un compromiso con las antiguas clases dominantes y el rey, para que fueran aceptadas las reformas. Y liberales exaltados, como Romero Alpuente, que pretendía la vuelta a la Constitución de 1812 y planteaban reformas radicales en aplicación de los principios de un liberalismo más popular, que en algunos casos a ser republicano.