Las Cortes de Cádiz: Composición y Tendencias Ideológicas (1810)
Durante los primeros meses de 1810, los diputados, convocados por la Junta Central para la reunión de las Cortes extraordinarias en Cádiz, fueron llegando a esta ciudad sitiada por los franceses. La mayor parte de ellos habían sido elegidos como representantes por las distintas juntas provinciales, pero muchos otros asistieron a las sesiones de Cortes como suplentes, ya que para muchos diputados atravesar el territorio controlado por las tropas napoleónicas fue imposible. Por motivos de seguridad, se decidió que las reuniones se celebraran en la Iglesia de San Pedro y San Pablo en la isla de León, San Fernando.
Las Cortes, que se autoconcedieron poderes limitados, estaban formadas por unos trescientos diputados cuya extracción social era muy heterogénea. Había una tercera parte de eclesiásticos, también abogados, juristas, altos funcionarios públicos, catedráticos y miembros de la burguesía industrial y comercial. Predominaban los individuos pertenecientes a las clases medias y con una sólida formación intelectual y académica, y había escasa presencia de nobles y de miembros del alto clero.
Las Tres Tendencias Ideológicas
Pronto aparecieron entre los diputados tres grandes tendencias ideológicas diferentes:
- Liberales: Muchos jóvenes diputados partidarios de las reformas más radicales y convencidos de la necesidad de la libertad. Esta facción consiguió dominar los debates e influir decisivamente en toda la labor de las Cortes.
- Jovellanistas: Recibieron ese nombre por su fidelidad al político Gaspar Melchor de Jovellanos. Se inspiraban en el modelo británico. Pretendían reformar el sistema político español limitando el poder del rey e introduciendo innovaciones graduales. Sus proyectos para modernizar el país se fundamentaban en la conveniencia de evitar una ruptura violenta con las instituciones tradicionales. Por lo tanto, se oponían a las ideas revolucionarias y al principio de soberanía nacional.
- Absolutistas: Contrarrevolucionarios, llamados despectivamente como «Serviles» por sus adversarios, defendían el absolutismo monárquico con ideas conservadoras en cuanto al mantenimiento de los privilegios nobiliarios y eclesiásticos. En este grupo destacaron los eclesiásticos, que intentaron propagar sus ideas utilizando los sermones en las iglesias, los catecismos y la prensa. Se opusieron sin éxito a las medidas legislativas reformistas impulsadas por los liberales.
Primeras Decisiones y Objetivos de las Cortes
Las Cortes iniciaron sus sesiones en septiembre de 1810. Desde el principio, los representantes liberales impusieron sus ideas y propuestas. En consecuencia, se aprobó rápidamente una declaración en la que se proclamaba como legítimo rey a Fernando VII, a quien se consideraba secuestrado por los franceses, pero también se rechazaba el absolutismo y el origen divino de la soberanía. Estas primeras decisiones estuvieron condicionadas por la necesidad de plantear alternativas a las reformas impulsadas por el Gobierno de ocupación francés mediante la aprobación del Estatuto de Bayona de 1808.
Los objetivos primordiales de los diputados liberales eran efectuar una profunda reforma de las instituciones políticas, económicas y jurídicas españolas y redactar una Constitución.
Reformas Legislativas (1810-1813)
El primero de estos objetivos se llevó a cabo mediante la aprobación de una serie de decretos y leyes entre 1810 y 1813:
- Libertad de imprenta y supresión de la censura de prensa por primera vez en España (1810).
- Supresión del régimen y de los derechos señoriales (1811). No obstante, la nobleza consiguió salvar casi todos sus bienes porque las posesiones territoriales señoriales fueron convertidas en títulos de propiedad privada.
- Abolición de la Inquisición (1813). Esta medida fue recibida con hostilidad por parte del clero y provocó las protestas de varios obispos y del nuncio pontificio. Las Cortes decidieron la expulsión de este último y el destierro de dichos obispos.
- Eliminación de las organizaciones gremiales e introducción de la libertad económica, comercial, de trabajo y de fabricación, abriendo paso así a las relaciones económicas capitalistas (1813).
- Derogación de los antiguos privilegios que beneficiaban a los propietarios de rebaños de ganado ovino de La Mesta para que los dueños de las tierras pudieran cercar, cultivar o arrendar sus parcelas con plena libertad (1813).
- Supresión del mayorazgo e incautación y venta de los bienes de las Órdenes Militares y de los Jesuitas, así como los propios de los municipios y de conventos destruidos por la Guerra (1813).
Limitaciones y Consecuencias
Sin embargo, el alcance real de estas medidas fue limitado. No llegaron a entrar en vigor, ya que cuando Fernando VII volvió al trono, impidió su aplicación práctica.