El Regeneracionismo Político
Desde los inicios del reinado de Alfonso XIII los políticos intentaron llevar a cabo los principios regeneracionistas de Joaquín Costa. El conservador
Maura y el liberal Canalejas, intentaron poner en marcha proyectos de reforma desde el interior del sistema.
Sin embargo fracasaron a causa del desgaste político.
En 1906, se da la primera quiebra del sistema de la Restauración, que hacía retroceder el poder civil frente al militar.
Una de las preocupaciones del régimen de la Restauración fue terminar con la presencia activa de los militares en la vida política.
El gobierno largo de Antonio Maura
El nuevo gobierno de Maura intentó realizar una reforma impulsada por los conservadores.
Maura proyecto la regeneración del sistema mediante la realización de reformas desde el poder, con el apoyo social de las “masas neutras”. Con su ayuda pretendía configurar un Estado fuerte.
Su objetivo, revitalizar la política con una reforma del gobierno local y de las leyes electorales. Para ello creó su Ley de Reforma de la Administración Local, la cuál era el primer paso para terminar con el caciquismo, pero no se llegó a aprobar. Aunque se crearon “La ley electoral” y “la ley de reforma municipal” que hicieron más difícil el fraude electoral.
Se dio un impulso a la política social, con lo que se intentó mejorar algunos aspectos de los obreros. Además, la economía sufrió medidas intervencionistas.
Caída de Maura
Tras el desastre del 98 y la pérdida de los últimos territorios coloniales, España se orientó hacia el Norte de África, donde se introdujo en el reparto de zonas de influencia entre los países europeos. Para asegurar Melilla, fue necesaria una fuerte presencia española militar.
Cuando salían tropas hacía Marruecos, se inició una revuelta, la “semana trágica”, tras la cual se formó un comité de huelga, donde posteriormente se daría una huelga general el día 26. Fue entonces cuando la gente se rebeló en contra de la Iglesia, y se declaró el estado de guerra. La revuelta terminó con heridos y muertos, por mano del Gobierno.
La represión posterior fue durísima, y se constituyó un bloque de izquierdas de oposición a Maura para exigir su dimisión. Para ello, la alianza de los liberales con los partidos “no dinásticos” suponía la ruptura del Pacto del Pardo y del turno Pacífico. Alfonso XIII disolvía las Cortes y traspasó el Gobierno a los liberales.
Canalejas y el reformismo liberal
Tras morir Sagasta, fue José Canalejas (liberalismo) el que formó gobierno e intentó llevar a cabo un programa regeneracionista para conseguir el apoyo de la clase obrera. (1910).
Una de sus acciones a destacar fue limitar el poder de la Iglesia, creando la “Ley del Candado”, para poder controlarlo.
Canalejas fracasó intentando implantar el regeneracionismo y fue asesinado en 1912.
El Nacimiento de los Nacionalismos
Durante la Restauración, algunas regiones desean implantar su lengua y su historia, pasando de llamarse “regionalistas” a “nacionalistas”.
Sus movimientos encuentran el apoyo en la burguesía regional, que para el bien de sus intereses deseaba no depender de Madrid.
El Catalanismo
Sus orígenes se dan en la primera mitad del siglo XIX. Durante la Restauración, el catalanismo se da como un movimiento político, gracias a la influencia de Valentín Almiral. Los conservadores fundaron su propio partido en 1887, y presentaron su programa regionalista, que mantenía la fidelidad a la monarquía y la búsqueda de una amplia autonomía.
Su proyecto autonómico deseaba Cortes propias, oficialidad del catalán y que los cargos públicos fuesen ocupados por catalanes.
El nacionalismo vasco
El punto de partida del nacionalismo vasco fue la reivindicación de sus fueros abolidos. Su inicio fue dado por Sabino Arana, que recoge en su teoría las ideas de afirmación de la raza, defensa de las costumbres, catolicismo, antiespañolismo e independencia. Posteriormente se fundó en Partido Nacionalista Vasco (PNV), con su declaración antiespañola.
La crisis de 1917
Tras morir Canalejas, los partidos dinásticos cayeron y por tanto los políticos debían su poder más al rey que al electorado.
La neutralidad durante la 1ªGuerra Mundial (1914-1918)
Esta neutralidad dio paso a un favorable despegue de la economía española ya que las potencias en conflicto tenían necesidad de artículos alimenticios de primera necesidad. España se los proporcionaba, y por tanto el comercio exterior paso a ser muy favorable a la economía. Pero esta etapa fue mal aprovechada y debido a la falta de alimentos en España, se produjeron grandes tensiones sociales.
La revolución militar
A causa del trato que recibían los oficiales de Marruecos, los oficiales de la Península reclamaron: un criterio de ascenso basado en la antigüedad, aumento de sueldo y más respeto al Ejército. Al final, el Gobierno cedió con la Ley del Ejército (1918), dando ascensos y aumentos de sueldo.
La revolución Burguesa
Como consecuencia de una de las frecuentes crisis políticas, Dato cerró las Cortes en 02-1917. Posteriormente la Asamblea de Parlamentarios (formada por catalanes) pide convocatoria de Cortes Constituyentes. Dato se niega y tras reunirse dos veces más y entrevistarse con el rey, los parlamentarios catalanes pasan a ser hombres de gobierno, integrándose en el Gobierno Central.
La revolución Obrera
Debido a la neutralidad en la 1ªG.M, muchos se hundieron en la miseria. La demanda exterior hacía que en España faltasen productos básicos, que hubiese subidas de precios… esto hizo aumentar la tensión social y que el sindicalismo se radicalizase. La crisis creció con la convocatoria de una huelga general, que tenía el apoyo de UGT, CNT, PSOE y de algunos sectores republicanos.
Los huelguistas se enfrentaron al Ejército, con lo que hubo muertos y heridos en Madrid, Barcelona… Así, la colaboración del Ejército con el Gobierno en la represión había salvado a la monarquía y se había convertido en un elemento imprescindible para mantener el sistema. La burguesía catalana da marcha atrás y como consecuencia de la crisis de 1917 el movimiento obrero se radicaliza.
El problema de Marruecos
La ocupación española de Marruecos, resultaba muy poco rentable, y, además, las conocedoras del terreno arremetían contra los ocupantes españoles en cuanto podían.
Posteriormente las tropas españolas tuvieron que huir hasta Melilla sufriendo 12.000 bajas. Todo se plasmó en el “Informe Picasso”.
La oligarquía en el poder y el monarca buscaron la salvación del Ejército, pero en la noche del 12 al 13-09-1923 el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, llevó a cabo un pronunciamiento en Barcelona, declarando estado de guerra y suspendiendo la constitución de 1876. El rey sancionó el golpe y nombró a Primo de Rivera presidente de un Directorio, que gobernó el país durante los próximos siete años.